Lo cierto es que había pactado el cierre de O Sapoconcho (la tienda de regalo que tengo en el centro comercial camelias) para el primer día de este mes, pero finalmente el propietario del local se ha portado y me deja quedarme este mes, mientras sigo liquidando a precios subterráneos el material que aún me queda. Así que de entrada, este mes aún se me podrá encontrar por ahí.
CARTA DE DESPEDIDA
En estos años, hemos mantenido una política de precios popular, siempre apostando por precios descaradamente bajos para que estuviesen al alcance de todos los bolsillos. Del mismo modo, hemos procurado conseguirle a nuestros clientes, aquellos productos que reclamaban, por muy complejo que fuese encontrarlos. Hemos querido priorizar el servicio y el trato a nuestros clientes, sobre el beneficio económico, y hemos ganado. Ahora, muchas de las personas que acudían a Sapoconcho, ya no eran clientes, eran amigos/as que compraban regalos. Es increíble como una tienda tan pequeña, puede haberse echo tan conocida, y generar un movimiento de material tan grande, que me ha mantenido activo día tras día.
Los motivos que propician mi marcha son los siguientes:
- Hace medio año, se permitió a una nueva empresa del mismo sector que la nuestra, instalarse en el centro comercial, iniciando una competencia desleal que se caracterizó por la copia de muchos de nuestros productos, ya no sólo de las casas con las que trabajamos sino incluso de colecciones completas de artículos. Las pequeñas dimensiones de nuestro negocio y la situación actual del mercado no nos permiten prosperar ni avanzar como desearíamos, y esto ha generado cierto malestar, y actitudes impropias de compañeros de profesión.
- Los planes de expansión que teníamos se vieron truncados desde principios de año debido a que los bancos, agobiados por la situación financiera internacional, pusieron más trabas de las ya de por si habituales, al pequeño empresario, lo que no nos permitía llevar a cabo proyectos de mejoría.
- Por temas personales me resulta complicado quedarme en Vigo, y debido a que realizo constantes viajes a otras ciudades, es difícil poder atender un negocio que exige que se le dediquen diez horas diarias, seis días a la semana. De la misma manera, dejar la tienda en manos de terceros no sería una solución viable, ni económicamente, ni tampoco es algo que resulte sencillo profesionalmente.
- Por último, he echado cuentas una y otra vez y el beneficio económico que podemos obtener hoy por hoy, no compensa lo suficiente como para dedicarle tanto esfuerzo y trabajo, tantas horas y tanta energía.
De todas formas, me voy muy contento y muy agradecido, sabiendo que no sólo no he perdido nada, sino que al contrario, he salido ganando en todos los aspectos.
Gracias a todas las personas que habéis contribuido a ello.
Octubre es mi mes preferido del año, y este viene cargado de planes, novedades, e ilusiones, como siempre. La oportunidad que se me brinda me permitirá tratar de terminar de pagar las cosas que aún me faltan de la tienda, puesto que ésta, se iba a amortizar de forma definitiva en diciembre, luego de dos años abierta, pero al anticipar su clausura pues aún quedan ciertas cosas que pagar, pero con un poco de suerte, me iré limpio como una patena.
Mis amigos Iñaki, Beltrán, y Luislove me comentaban el otro día que les parecía meritorio lo de montarse uno su propia empresa, y levantar un negocio, por pequeño que este sea, lo cierto, es que es una experiencia increíble, pero yo, que me he desvivido y que apenas realicé inversión, he necesitado dos años para compensar la balanza y ponerla a pre. Sé que suena raro que lo deje ahora que sé que a partir de este nuevo año iba a empezar a ganar dinero con ella, pero por motivos personales, y luego de quemar la calculadora, me he dado cuenta, que el beneficio que saco no compensa el sacrificio que se exige, ya que las cantidades de las que hablamos son exiguas e insuficientes.
Aquí adjunto la carta de despedida:
CARTA DE DESPEDIDA
Estimados/as clientes y amigos/as,
Hace dos años abrimos nuestras puertas y dimos comienzo a esta aventura que todos/as conocéis como “O Sapoconcho”. Lamentándolo mucho tengo que comunicaros que en breve cerraremos nuestras puertas. He depositado mucha ilusión y esfuerzo en este proyecto, y lo cierto, es que ha sido una experiencia inolvidable, de la que he aprendido mucho, y que me ha hecho crecer en todas las facetas: tanto profesional como personal. Nunca habría tomado la determinación de cerrar la tienda si tuviese la más mínima opción de seguir ofreciéndoles el mismo servicio y trato que he dado hasta ahora, pero hay una serie de circunstancias que nos impiden continuar.
En estos años, hemos mantenido una política de precios popular, siempre apostando por precios descaradamente bajos para que estuviesen al alcance de todos los bolsillos. Del mismo modo, hemos procurado conseguirle a nuestros clientes, aquellos productos que reclamaban, por muy complejo que fuese encontrarlos. Hemos querido priorizar el servicio y el trato a nuestros clientes, sobre el beneficio económico, y hemos ganado. Ahora, muchas de las personas que acudían a Sapoconcho, ya no eran clientes, eran amigos/as que compraban regalos. Es increíble como una tienda tan pequeña, puede haberse echo tan conocida, y generar un movimiento de material tan grande, que me ha mantenido activo día tras día.
Los motivos que propician mi marcha son los siguientes:
- Hace medio año, se permitió a una nueva empresa del mismo sector que la nuestra, instalarse en el centro comercial, iniciando una competencia desleal que se caracterizó por la copia de muchos de nuestros productos, ya no sólo de las casas con las que trabajamos sino incluso de colecciones completas de artículos. Las pequeñas dimensiones de nuestro negocio y la situación actual del mercado no nos permiten prosperar ni avanzar como desearíamos, y esto ha generado cierto malestar, y actitudes impropias de compañeros de profesión.
- Los planes de expansión que teníamos se vieron truncados desde principios de año debido a que los bancos, agobiados por la situación financiera internacional, pusieron más trabas de las ya de por si habituales, al pequeño empresario, lo que no nos permitía llevar a cabo proyectos de mejoría.
- Por temas personales me resulta complicado quedarme en Vigo, y debido a que realizo constantes viajes a otras ciudades, es difícil poder atender un negocio que exige que se le dediquen diez horas diarias, seis días a la semana. De la misma manera, dejar la tienda en manos de terceros no sería una solución viable, ni económicamente, ni tampoco es algo que resulte sencillo profesionalmente.
- Por último, he echado cuentas una y otra vez y el beneficio económico que podemos obtener hoy por hoy, no compensa lo suficiente como para dedicarle tanto esfuerzo y trabajo, tantas horas y tanta energía.
De todas formas, me voy muy contento y muy agradecido, sabiendo que no sólo no he perdido nada, sino que al contrario, he salido ganando en todos los aspectos.
Gracias a todas las personas que habéis contribuido a ello.
O SAPOCONCHO
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