Valoración: 7
La primera parte me sorprendió, quizás por la frescura de la historia, quizás porque se sale de los canones tipicos de Hollywood, quizás por lo desconocidos que nos resultan en nuestro país los actores, quizás por la falta de costumbre de ver cine sueco,... seguro, que por ser buena, una historia realmente intrigante que no te deja indiferente, entretenida y sorprendente a cada escena. Y así llegamos a la segunda parte de esta soberbia trilogía escrita por el ya fallecido Stieg Larsson, que ha cosechado un inesperado éxito internacional, que por desgracia el no llegó a disfrutar.
En esta segunda parte, el factor sorpresa desciende, es decir, los personajes ya te resultan familiares y es obvio que se pierde ese encanto que genera el ir descubriendo al personaje. Es una película mucho más centrada en seguir desentramando la historia, quizás a un ritmo mucho más frenético que la primera, se suceden los acontecimientos y no paran de darte nuevas pistas e informaciones para que entiendas un poco más el porqué de los motivos y razones que llevan a la protagonista, Lisbeth Salander (interpretada por Noomi Rapace), a actuar cómo lo hace.
Para alguien que no haya visto la primera parte, esta película por sí sóla, se queda un poco coja, no llamaría tanto la atención, ni tendría el espectador la oportunidad de desgranar cada detalle, del modo en el que lo hace quien sepa de qué va todo porque ha visto la primera. Es más, me atrevo a decir, que en verdad, es una sóla historia dividida en tres partes, necesitas juzgar la totalidad. Una por si misma no tiene tanto valor, aunque puestos a decantarnos, la primera me parece más completa. La segunda ejerce de transición, pero sí es cierto que te deja con ganas de ver la tercera, que llevará por título "La reina en el palacio de las corrientes de aire", y que seguro iré a ver. La parte más positiva es que te deja con algunas cosas por resolver, lo que aumenta el interés en seguir desentrañando la historia en esa tercera parte.
En esta cinta, quizás los personajes no ahonda en sus sentimientos ni en sus relaciones, tanto es así, que Lisbeth Salander y Mikael Blomqvist (interpretado por Michael Nyqvist) sólo comparten una escena en todo el film; sí, habéis acertado, la última. Los actores están bien, pero vuelven a mitigar su interpretación en favor de la historia, es decir, prevalece la novela por encima de la película, es de esos curiosos casos en los que los actores se limitan a meterse en la piel de sus personajes y aunque no destacan por grandes interpretaciones, cumplen y permiten que no te alejes de lo que se cuenta. En las películas americanas pasa totalmente lo contrario, cuando adaptan una obra literaria, es recurrente ver a grandes actores cargar con el peso interpretativo de la obra, y muchas veces eclipsar la historia, véase "El código Da Vinci". Desde aquí hago una defensa absoluta del estilo europeo.
Me resultó un poco excesiva la descarga de sorpresas finales, quizás demasiado forzada, y la esperaba un poco más trillada, hay muchos sobresaltos en la segunda mitad de la cinta, aunque hay gente a la que eso le gusta más. A su favor decir, que nada está fuera de lugar, todo encaja en cierto modo, pero para cerrar diré que me habría gustado un poco más de atmósfera y si era necesario por exigencias del guión, pues que durase más la cinta, sin con eso se conseguía ambientar mejor las cosas. Entiendo que cuando hay mucho que contar se prescinda de ciertas escenas muy cinemátográficas pero que son prescindibles, aún a riesgo de que suceda lo que en esta ocasión, que las acciones se relacionan todas seguidas, sin tregua.
Quien haya visto la primera que vaya sin dudarlo. Quien no haya visto la primera, mejor que se vea Millennium I y si le apetece vaya a por la dos. Verlas en orden inverso, un desastre.
Sinopsis en castellano:
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