1.- Barrer el agua
Llegué a Buenos Aires. ¿Cuántas veces habré imaginado que algún día viviría aquí? Aquí estoy, cumpliendo uno de mis grandes sueños, esperanzado por poder aprender cosas nuevas, por vivir una aventura que seguro me hará enfocar las cosas desde un punto de vista nuevo, distinto. A veces es bueno cambiar el decorado, vivir otros papeles, ponerte la remera del otro conjunto, salir de la protección que siempre da tu entorno, tu gente, tu barrio. Quieras o no acabas acostumbrándote a ciertas cosas que poco a poco resultan cotidianas, y esa rutina te limita, te exige poco. Tiene que ver mucho con la comodidad, pero creo que es importante romperla de cuando en vez y ver que pasa, de qué eres capaz, cómo te resuelves en otras situaciones a las que no estás habituado y que ni siquiera puedes esperarte ni predecir. Maduras, creces, experimentas, descubres, te formas. A eso he venido.
Lo hago ahora porque no tengo compromisos, ni responsabilidades importantes, ni nada que me ate irremediablemente a mi ciudad, más que un gran cariño por Vigo, y por los/as amigos/as que dejo atrás, pero que sé que me apoyan en esta nueva etapa. Más de año y medio viviendo sólo de la música y de mis canciones, durmiendo alguna que otra noche en el coche, viajando por todo el país para dar a conocer mis canciones... 10 meses de gira con 83 conciertos, más de 480 discos vendidos en mano en un momento en el que nadie (o sólo unos pocos románticos) se plantea comprar un disco, como quien dice que envía una carta a un amigo. Repartimos 2.500 cd's promocionales para que muchas más personas tuviesen en sus manos un trabajo que nos llevó diez meses hacer y en el que participaron más de veinte personas, que no tuvo más financiación que la que pudimos obtener gracias a subvenciones y patrocinios de terceros, ya que no hubo inversión personal alguna, ni lo supeditamos a ninguna compañía discográfica, sino que opté por dotarlo nuevamente de ese carácter independiente y autónomo que hasta la fecha ha marcado mi carrera. Más allá de los números, el deseo de acercarme nuevamente a américa latina (continente por el que siempre he sentido un interés especial), y descubrir todo lo que me resulte posible mientras trato de dar a conocer las canciones que he compuesto, me planteo nuevas sonoridades e historias, y aprendo en una escuela a hacerlo con mayor maestría (que no será difícil).
Aquí es invierno. Diría que entre 5 y 15º de media al día. Tengo frio, pero las malas condiciones de mi habitación pueden tener mucho que ver en eso. Por ahora, en estos cinco días que he pasado aquí, he visto el cielo bastante gris. En ocasiones sale algo el sol, y es un respiro, da la sensación de que cuando llegue la primavera esto será precioso. Pasar como lo he hecho, del verano español al invierno argentino de golpe, es un palo pero acentúa la idea de cambio; cambio de país, cambio de región, cambio de estación, cambio horario, cambio de moneda,... Me resulta una mezcla entre el invierno de Vigo y el de Madrid. Hace más frío que en Vigo, pero menos que en Madrid, y llueve menos que en Vigo pero más que en Madrid.
El viaje fue bien, sin sobresaltos ni problemas de última hora. Llegué cansado tras 13 horas de vuelo desde Madrid, y teniendo en cuenta que había salido a las 15h. desde Vigo, y eran las 9h. del día siguiente... pues... duro. De todos modos para aclimatarme rápido al sitio tomé una buena decisión y fue no llegar y tumbarme a dormir, sino todo lo contrario, hacer vida normal todo ese día (aunque un poco zombie) y dormir a la correspondiente hora de acá.
1er y único lío hasta la fecha. Nada más subirme al taxi me intentaron robar. Me explico. Numerosos taxistas (y maleantes) esperan a que salgas cargado con tus maletas para ofrecerte sus servicios. Yo pasé de ellos, y busqué a las azafatas de información, pero debí caer justo en una que tenía un amaño con uno de aquellos tipos, así que allá me fui. El tipo lo único que hizo fue cargar las maletas en el maletero de un taxi que resultó no conducir. El taxista esperaba dentro del vehículo y un tercer hombre rellenó una factura con la hora, el taxi, y el sitio al que me dirigía y me cobró 295$ ARG (unos 50€). Hasta ahí no hay lio. El lío está en que le pagué y al momento hizo un juego de manos (del que me di cuenta al instante), y me comentó que le había pagado mal. “Me ha dado un billete de cien y dos billetes de diez pesos. Se ha confundido, señor” (el tipo cambió los billetes con la esperanza de que le diese 200$ARG (33€) a cambio de 20$ ARG (3€). Le dije que no, que había visto su truco sucio y me saqué otro de la manga mostrándole que sólo tenía billetes de cien (sabía que los tenía por delante en la cartera así que le enseñé varios), y que ya conocía esos trucos. Subí el tono de voz y le espeté que yo también había visto “9 reinas” y que no me gustaban los trucos de magia. Se quedó algo descolocado y se largó. Luego el taxista se eximió de toda culpa y dijo que él no tenía nada que ver con el asunto y que a él le habían pagado menos de lo acordado, y yo, (que ya no me creía nada de aquella gente) le comenté que lo debatiese con sus colegas y que se matasen ellos por la pasta. Me dejó en la residencia y se llevó un cd promocional para casa. Todos tan amigos.
Por ahora apenas he pisado los dos sitios más importantes en mi viaje aquí, al menos de partida; la residencia y la escuela. La residencia es el Maghandi Hostel, situado en el barrio de Belgrano, barrio en el que también está la escuela. Uno de mis objetivos era poder ir andando de un lado para otro sin perder mucho tiempo, pero obviamente esto no es la Escuela de Arte de La Habana en la que estaban integrados escuela y residencia sin necesidad de moverte, aquí tienes que patear las calles sí o sí, y raro es el caso en el que no tengas que subirte en algún transporte público, algo que por el momento no he tenido que hacer porque apenas me he movido.
La residencia es muy cutre. Nadie en su sano juicio se hospedaría aquí viniendo de un país desarrollado a no ser que quiera saber cómo se vive en unas condiciones algo duras. Nada que ver con lo que sale en su página web. La supuesta mesa de ping-pong está desmontada y apartada, y las tablas tienen pinta de estar a punto de ser reutilizadas para otros fines. Como me sucedió en Cuba, me falta una ventana, es decir, tengo el hueco pero no el cristal. Hay una bolsa pegada con cinta adhesiva que se infla cuando hay aire, y es muy frio. En la habitación tienes que estar vestido y muy vestido si no quieres morir congelado. Sólo hay una luz y un enchufe y por fortuna he hecho unas compras para poder conectar ordenadores, movil, maquinas de afeitar y demás, y nos apañamos. Somos dos. Mi colega, se llama Arno. 32 años. Alemán, de Colonia. Ha viajado mucho, se le nota. Es educado, correcto, responsable, serio ¿Ya dije que era alemán? Pues eso, es alemán. Rubio, ojos claros, piel clara,... estudia Teología (da mal rollo), y habla con cierta soltura el español. Creo que he tenido suerte teniéndolo como compañero, porque el resto de la residencia (unas 20 personas) se divide entre una mayoría de jovenes latinos que han venido a estudiar (muy proclives a la fiesta, hacer muchísimo ruido, poner la música a todo trapo, hacer batukadas a las doce de la noche, y radiar cada cosa que hace con tal de que se entere el resto del vecindario), y alguna que otra persona mayor que de partida voy a definir como “raros”. Son gente de cincuenta años, argentinos y uruguayos, que creo que están aquí porque les sale a cuenta y no gastan mucho, pero que no se relacionan demasiado y no encajan en el entorno. No sé si me explico.
La verdad es que la residencia está un punto por debajo de la de Cuba, y eso es mucho decir. No creo que la puntuase más que con un 2 y por darle las gracias. Debería pensar en buscar otro sitio. A mi armario aún no le han puesto su correspondiente llave, la habitación tampoco tiene, los dos muebles que hay se caen a pedazos y es mejor no tocarlos, y la ventana no tiene persiana ni absolutamente nada que impida que entre la luz. Por no hablar del ruido claro. Yo he desarrollado cierta capacidad para estar en cualquier sitio, así que poco me importa, pero hay que reconocer que apenas hay espacios comunes; un patio interior donde hace un frio descomunal, una sala de tv inhóspita, un tendedero, la cocina, y un baño. La cocina... ¿Tengo que usar esa cocina? Me pasa lo de siempre... en Cuba no la usé tampoco porque es del todo insalubre, desaparecen las cosas que dejas, y sueles perder el apetito si entras ahí. Hay un congelador donde cada uno deja lo suyo, aunque nadie se aclara bien con qué es de quien. A la nevera (solo hay una para más de 20 personas) prefiero hacerle una foto para que os hagáis una idea. Bueno... yo creo que queda más o menos claro. Así es imposible. No usé en un curso la cocina de mi piso compartido en Vigo con tres personas, porque ya me parecía un caos, imaginaros con más de veinte. Para eso soy bastante escrupuloso. Me gusta tener la comida en un sitio ordenado y limpio, y eso aquí es imposible. Voy a optar por ir buscándome la comida como buenamente pueda. Anticipo que volveré muy delgado. Por ahora como menos que en Cuba y eso es un peligroso límite, pero las condiciones no son fáciles.
El baño es un punto aparte. Es quizás el motivo más probable por el que me tenga que ir. Es un servicio al uso, como el que tendrías en un bar, pero... en un bar de malísima muerte. Lo compartimos unas 4-5 personas y la gente del hostel lo va limpiando. El problema no es sólo que pueda estar sucio, o que sea pequeño, o que sea tercermundista... el principal problema es que la ducha, que sale de una pared ¡¡Está en el medio del propio servicio!! Es decir, el agua cae sobre el piso y se encharca, hasta que va poco a poco cayendo por un agujero que hay en el suelo. Para facilitar las cosas hay un palo en cuyo extremo hay enganchada una goma horizontal con la que “barrer el agua”. ¿Os imagináis que de la lámpara del baño sale el agua y que te duchases en medio del baño mojando todo el recinto? Tal cual. Eso imposibilita a que una persona pueda entrar en el servicio luego de otra, porque claro, está todo inundado, pero no nos pongamos tremendistas, una vez vi uno peor en La Habana, aunque claro, nunca tuve que habitarlo. Esto hace que no puedas vestirte en el baño, y apenas puedas meter nada en el porque acabará mojado, así que tienes que ir desde la habitación al baño una y otra vez. Complicado.
Por la residencia se pagan 975$ ARG (unos 165€) lo mismo que pagaba yo en Vigo, pero en este caso en unas condiciones muchísimo peores, claro. Creo que podría encontrar algo mejor por el mismo precio, así que indagaré. Odio las mudanzas, les tengo una manía terrible (desde niño. Muchas de ellas contra mi voluntad y deseo), pero creo que en este caso la acabaré haciendo. De todos modos, yo estoy en la habitación doble con Arno, ya que otra gente duerme en literas en habitaciones de 4 personas y hasta de 6, así que... se supone que habito la “suit presidencial”. No en serio, si lo véis, de primeras os daría un bajón, y de segundas os largaríais, o tirarías de chequera o de comodín de la llamada a casa, pero como ya tengo una edad, y como me he curtido en anteriores capítulos, hago como que no pasa nada.
La escuela es otro baile. Está realmente bien. Es uno de los centro más respetados de la capital. Tiene cuatro locales en la misma zona; uno es la biblioteca, y los otros tres son aulas. Expide titulaciones aprobadas por el Ministerio de Educación y es la única vía existente más allá del Conservatorio Superior de Música, y además, se centran en la música contemporánea, así que no se convierte en una paliza realizar ahí tus estudios, y todo lo aprendido se puede llevar casi de inmediato a la práctica. Empecé las clases al tercer día de estar en Buenos Aires, algo que me tiene muy contento. Está muy regularizado. Ya tengo mi carnet de estudiante, mis horarios, conozco a mis profesores, la metodología, las fechas de exámenes,... todo muy bien montado. Me hicieron la prueba de acceso y la pasé (hay alumnos que se ven obligados a realizar un curso previo de nivelación) así que empiezo en el Módulo I y tendré las asignaturas de Guitarra I (individual), Audioperceptiva I (grupal), Emsamble de Guitarra (grupal), y Elementos Básicos del Entorno Profesional EBEP (grupal), en la que se estudian temas relacionados con la grabación, los equipos de sonido, la producción, etc. Todo muy interesante, desde luego que si. El semestre abarca hasta finales de diciembre, cuando haremos los exámenes. Enero y febrero (pleno verano aquí) son las vacaciones, meses que aprovecharé para viajar (si me da la plata). Estoy sopesando la idea de añadir un par de asignaturas adicionales, que si bien, no forman parte de la carrera, me ayudarían a complementar mis estudios como Piano y Canto. Otra posibilidad a la que se han añadido algunas personas, es la de hacer dos carreras a la vez (compatible), y entonces haría las carreras de guitarra y canto. Lo estudiaré.
La escuela se llama EMBA (Escuela de Música de Buenos Aires) Si, lo sé, no han sido muy originales con el nombre. Tanto la directora, como algunos de los trabajadores, como los profesores me caen bien, parece amables, atentos, y responsabilizados con que aprenda y mejore, algo que me hace sentir muy a gusto. Las aulas están muy bien. Algunas aulas parecen salas de ensayo, y tienen batería, teclados, bajos, guitarras por doquier, e incluso ordenadores por si quieres poner algo de música. Mesas de audio con ocho canales, micrófonos, cables, atriles,... todo lo necesario para tocar, así que no necesito nunca llevar nada. Lo que sí, no suele haber son guitarras españolas o acústicas así que recurro mucho a la eléctrica. Está bien, porque tocas de todo, te habitúas a las sonoridades y abres tu mente a nivel musical mucho. Coges la partitura sin miedo y tocas. En la escuela está Malena. Malena es contrabajista desde hace un año, estudia último curso de sociología, y le han mandado leerse “El capital” de Marx. Yo que ya me lo leí me acerqué a ella hablando de eso, y luego charlamos un rato. Poco tiempo, luego me fui, pero me quedé con su nombre. Espero que vuelva a tener que nombrarla en este blog y sea para bien, claro.
El barrio de Belgrano en el que vivo, es un barrio residencial. Me recordó por momentos a Horsham (Londres) donde vivió algún tiempo Natalia. Las casas son bajas, no más de dos pisos, con un pequeño jardín estilo inglés, pero se diferencian de las clásicas americanas que tantas veces hemos visto en el cine, en que están “amuralladas”. Suele haber verjas, vallas, muros, o lo que sea con tal de mantener a los transeúntes lejos, y es que aquí nadie se fia. No es como en ciertas ciudades europeas en las que la gente por no poner no pone ni cortinas, aquí dejan la luz de las puertas del exterior encendidas para que sepas que hay alguien dentro, y para que si no hay nadie, creas que sí. Son bastante bonitas. No sé si será sólo la carcasa, pero da la sensación de que igual vieron tiempos mejores. Cuando caminas de noche cerca de los portales, tienen sensores y se ilumina la puerta. Puede no ser más que un detalle, pero denota pasta. Sin embargo, las aceras están levantadas, el parqué automovilístico del país parece algo antigüo, y hay una extraña ambivalencia entre lo que podría ser un país desarrollado con ciertas características que indican lo contrario. No sé que pensar.
En el apartado de curiosidades...
- No veo contenedores, en cambio, unas plataformas a modo de cesta metálica, se ubican frente a los chalets. En ellas, y sólo de noche, dejan las bolsas de basura. Quedan colgando en las cestas, a una altura aproximada de metro y medio. Curioso.
- Los cristales de los coches suelen estar tintados, tanto los traseros como los delanteros, es algo de lo más habitual. Casi tanto como el quilombo que se forma con el tráfico. Adelantamientos por la izquierda están bien vistos, y muchos semáforos no tienen indicación para los peatones, sólo para los vehículos, lo que convierte cruzar o no cruzar en un dilema. Si paran es porque han decidido perdonarte la vida. Un riesgo. Jugar a la ruleta rusa cada mañana para ir a la facultad deja de tener gracia el segundo día.
- Aquí también está de moda aquello tan cubano de tomar agua con colorante y sabores a frutas. Lo que nosotros conocemos como TANG (me recuerda a la infancia), aquí es extremadamente popular, tanto, que hay hileras enteras en los supermercados con los sabores.
- Paseadores de perros. No sé si será la profesión del futuro pero hay quien debe estar sacandose una buena plata con el tema, porque he llegado a ver personas tirando de más de ocho perros. Aquí sacar a pasear un sólo perro es una infamia, como mínimo tienes que llevar cuatro o cinco, así que pensar ahora en mi amiga Olalla, sufriendo por dirigir dos perros en Vigo me parece una mierda, cuando he visto manadas de perros cruzar la calle guiados por una o dos personas. Colgaré la foto.
- Flaca. Nunca he sido una persona que se fije especialmente en la gente muy flaca, y prefiero el equilibrio. ¿No hay argentinas gordas? ¡¡Sólo veo flacas!! Vale que la argentina tenga fama de flaca, pero no sé, me sorprende bastante. Todo el mundo parece estar en su línea. Igual llevan la misma dieta que yo, no lo sé, pero os prometo que llama la atención. ¡¡Menudos figurines!!
- Medios de transporte públicos exageradamente baratos. Así es. Pasa mucho en los países latinoamericanos y es algo que aprecio enormemente. Me recuerda a cuando era muy pequeño, iba a Lugo y alucinaba con que el autobús costase 60 y pico pesetas. En España el transporte “público” es un robo a mano armada, con casos bestiales como el de Madrid, pero con precios fuera de órbita como los de Vigo, por muy colegas míos que sean los de VITRASA, hay que admitir que es caro. Aquí no, aquí los precios de subirte a un tren, un metro, o un bus son irrisorios. Es más una contribución que haces con el mantenimiento del servicio, como apoyo al gasto estatal en transportes, que un pago real por el servicio que te prestan. Podrías colarte sin pagar sin ningún problema.
Os dejo una imagen que me gusta especialmente: el símbolo de la lotería nacional argentina.
13 comentarios:
Eh tu!! que no sufro con mis rubias!!Bueno con Hada si,pero es una adolescente ya sabes!!
Te mandan un besazo enorme!!
me parto!!!!!!!!!!!
por favor S. no desperdicies la oportunidad de vivir en esa cochambrera, cualquier cosa que venga después será jauja. otra cosa es que se pueda encontrar algo un poquito mejor..... (una mudanza no es nada, anda)
PD:Paseador de perros me parece una actividad de lo más sensata y honesta que se puede tener hoy en día
Adriano
PpD: Si te aburres busca algún libro de Frank Yerby, gran gran escritor, autor de más de 30 novelas de éxito.
Por cierto, uno de los libros más interesantes y esclarecedores que he leído es de un Teólogo: "Por una pedagogía revolucionaria", de Giulio Girardi, interesante la trayectoria del arzobispo... y vive en South america, démosle una oportunidad a ese gran Coloniense.
Adriano
Me guardo las recomendaciones Adriano!! Buscaré algo de esos autores, por supuesto que si.
Me acordé de vós, Leví, y se iluminó el disco amarillo. De los coches que se acercaban, dos aceleraron antes de que se encendiera la señal roja. En el indicador del paso de peatones apareció la silueta del hombre verde. La gente empezó a cruzar la calle pisando las franjas blancas pintadas en la capa negra del asfalto, nada hay que se parezca menos a la cebra, pero así llaman a este paso. Los conductores, impacientes, con el pie en el pedal del embrague, mantenían los coches en tensión, avanzando, retrocediendo, como caballos nerviosos que vieran la fusta alzada en el aire. Habían terminado ya de pasar los peatones, pero la luz verde que daba paso libre a los automóviles tardó aún unos segundos en alumbrarse. Hay quien sostiene que esta tardanza, aparentemente insignificante, multiplicada por los miles de semáforos existentes en la ciudad y por los cambios sucesivos de los tres colores de cada uno, es una de las causas de los atascos de circulación, o embotellamientos, si queremos utilizar la expresión común. así empieza Ensayo sobre la ceguera, de SaraMago
otro muy recomendable........A.
Te iremos siguiendo de cerca por aquí, chavalote. Ánimo¡¡¡
Ese sí me lo he leído!! Es más, está entre mis libros predilectos. Una obra de arte para la reflexión. Altamente recomendable. Me gusta!!
ya que estas por Belgrano, podes pasear por el barrio chino, estas cerca de palermo, hay lindos lugares para pasear, cualquier recomendacion, te la puedo dar...
Gracias Fernanda!
Me quedo con la recomendación. De a poco, ya voy conociendo el barrio, y cogiéndole cariño.
Espero podamos coincidir en el homenaje, claro que si.
Un abrazo!
te invito a que participes de mi blog : WWW.QUIQUEGONZALEZENARGENTINA.BLOGSPOT.COM
Saludos
Así lo haré Fernanda!!
Recién llego al blog pese a que te tengo en FB.
Yo vivo justo en Belgrano y me gustó leer el barrio con ojos extranjeros.
Besos!
Bienvenida, pues, Tuki.
Pronto subiré el tercer capítulo de mi diario de vida aquí. Espero que te entretengan y te guste. Gracias por tu comentario.
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