Valoración: 6'5
Charlton Heston protagonizó en 1968 una de las películas de culto más novedosa e irreverentes en la historia del cine. Una película inteligente, que te hacía pensar sobre el trato que le damos a los animales, te concienciaba sobre el respeto que deberíamos mostrar hacia ellos, hacia la naturaleza, y aún más allá, sobre el cuidado del planeta, y los factores y cualidades humanas desde un punto de vista crítico. Nos hablaba de perdón, de amistad, de lealtad, de multiculturalismo, de ecologismo, mostraba cierto interés por la ciencia, etc. La película se basaba en la novela de Pierre Boulle firmada con el mismo título.
Aquí, en este intento de precuela, -que debo reconocer-, intenta de forma seria y bastante respetuosa imaginar cómo habría sido la situación previa a la aparición del astronauta interpretado por Heston en la versión original. Si nos ponemos exquisitos, no lo consigue, porque si bien la intención es como he comentado, seria, luego la consecución dista mucho de lograrlo, y en ello, tiene mucho peso el complicado objetivo marcado. Podría decir que nunca creímos que conseguirían hacer algo interesante cuarenta años más tarde, y que por tanto, no nos sorprende que no lo hayan conseguido porque se veía venir. Lo que sí puede sorprender un poco más es que la cinta no sea tan mala, porque puestos a imaginar, uno entra en la sala imaginando que será un "pestiño" de película, y se va con la sensación de que se ha salvado de algo mucho peor, que tal como está el patio últimamente no es poco.
Aquí, en este intento de precuela, -que debo reconocer-, intenta de forma seria y bastante respetuosa imaginar cómo habría sido la situación previa a la aparición del astronauta interpretado por Heston en la versión original. Si nos ponemos exquisitos, no lo consigue, porque si bien la intención es como he comentado, seria, luego la consecución dista mucho de lograrlo, y en ello, tiene mucho peso el complicado objetivo marcado. Podría decir que nunca creímos que conseguirían hacer algo interesante cuarenta años más tarde, y que por tanto, no nos sorprende que no lo hayan conseguido porque se veía venir. Lo que sí puede sorprender un poco más es que la cinta no sea tan mala, porque puestos a imaginar, uno entra en la sala imaginando que será un "pestiño" de película, y se va con la sensación de que se ha salvado de algo mucho peor, que tal como está el patio últimamente no es poco.
Un detalle a tener muy en cuenta, es el sentido homenaje que le hace el director Ruper Wyatt a las películas carcelarias en una fase del film, y que nos trae a la memoria cintas como "Cadena perpetua", consiguiendo emparentar los roles de cada simio con su equivalente en la cinta de Frank Darabont (versión de 1994) o con la dirigida por Arturo Ripstein (original de 1979).
Los efectos visuales, que tienen una importancia capital en la película, corren a cargo de la empresa Weta Digital, ganadora de un Oscar y partícipe en la obra de "Avatar", que consigue que en lugar de ver actores disfrazados de simio, podamos presenciar simios de apariencia casi real.
Más cosas... ¡¡Cuidado con ver el trailer!! Si, es verdad, os lo pongo para que lo veáis, pero... últimamente ves una sinopsis y has visto la película. Quizás podíamos jugar a adivinar qué pasa sólo viendo trailers. Quizás por la capacidad de síntesis de los equipos de marketing, o quizás por la falta de contenido; seguramente un poco por las dos cosas; es posible ver una sinopsis y que el resto sea un mero relleno.
Otro de los puntos positivos de la película, es que de la original "El planeta de los simios", se han hecho revisiones mucho menos afortunadas, como por ejemplo la que en el 2001 firmó Tim Burton y que la crítica destrozó con vehemencia... y con motivos. Así que reitero lo dicho, podía haber sido peor. Se hunde con estrépito en la parte final, recurriendo como tantas otras al puente de San Francisco, que sólo con la publicidad que los americanos han hecho de él, ha debido quedar suficientemente amortizado. ¿Todas las cosas interesantes pasan en ese puente? Llega un punto que uno está harto de que Spiderman, los Simios, y una larga lista de personajes, se den cita todos en el mismo puente. Cansa.
No hemos hablado de los actores porque el verdadero protagonista es Cesar, el simio más inteligente y "humano", que finalmente nos deja para el recuerdo un "Cesar ya está en casa". Más allá, James Franco se ocupa de mostrarnos el lado de los humanos, encarnando a un científico interesado en descubrir una cura para el alzheimer y que acaba desarrollando un amor hacia los simios con los que experimenta, que en la parte final de la cinta, literalmente se borra. Deja de pensar, de sentir, de opinar, y apagan al personaje, como hacen con su novia, la veterinaria que encarna Freida Pinto, (que se hizo conocida por Slumdog Millonaire -peliculón-) que en su caso, la anulan la en los veinte minutos finales, dejándole sólo escenas muy manidas y sobre actuadas que restan credibilidad intentando dotar a la cinta de mayor espectacularidad, para darle su dosis de acción al público más palomitero. Un error.
Salen también: Tom Felton (consiguiendo hacerse igual de odioso que en Harry Potter), John Lightgow (un buen papel, de padre enfermo), y David Oyelowo (como directivo de la empresa de investigación que somete a los simios a la experimentación).
Por pedir que no quede... He leído que hay quien piensa que podrían hacer nuevas entregas de esta cinta. Como diría César, un rotundo "¡No!". Quien quiera ver algo relacionado con esta película, que vea la original y si no la conoce, se llevará una grata sorpresa.
Sinopsis en castellano:
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