Me quiero comprar una moto. Es algo que llevo tiempo queriendo hacer. Lo cierto es que desde adolescente. Siempre quise tener mi moto. No soy un apasionado de la materia, ni soy un alucinado de las carreras, pero sí de esa sensación de libertad, un poco individualista quizás, pero ese momento en el que te subes a ella y sales a fuego desapareciendo en un instante de dónde estás para huir... es probable que esto último esté motivando mi impulsivo intento de hacerme con una, y no con cualquiera precisamente, sino con una "chopper" customizada, para ser más exclusivos, vaya. Por ahora tengo que terminar mi campaña como coordinador de la televisión digital y luego hacer cuentas, impulsar el tema del disco en el que ando metido, y ver si es posible. Ojalá pueda subirme este verano a una. ¿Capricho? Nunca me doy ninguno. Hasta me sorprendí de mi mismo cuando el otro día me quedé embelesado de un escaparate viéndola. O cuando entré en una tienda a preguntar. Ojeando el catálogo. ¿Qué me pasa? Si ocurre más de una vez es que me gusta... iré a por ella.
Pues bien, el otro día pude ahorrarme la pasta de mi nueva moto robando una. Pasa a veces. Te encuentras con un dilema. Me encontraba en el aparcamiento de motos de la calle Méndez Núñez con Príncipe y Urzáiz. Estaba viendo algunas que estaban aparcadas por allí. Una de ellas tenía las llaves puestas. Inaudito. ¿Quien puede dejarse las llaves puestas? Quien tuvo el descuido pudo acabar llevándose un disgusto de aúpa. Cuando te das cuenta de que puedes subirte a esa moto (que te gusta, que necesitas, que querrías tener,...), girar la llave y huir... te quedas un rato pensando sin demasiada coherencia; de quién será, cómo se habrá olvidado la llave, si me la llevo por dónde huyo, cómo camuflaré la matrícula, cómo me veré con ella, le cogeré cariño o no podré dejar de pensar en que la he robado... la conciencia amigos, la conciencia. ¿Qué hago?
No dejé de mirarla durante al menos media hora, hasta que decidí. Avisé a la policía, y salvaron la moto de que cualquiera se la hubiese llevado. Me sentí bien haciéndolo, un poco imbécil porque podía tener una moto genial, la que quería... pero no así, así no se hacen las cosas. Ahora me siento mejor conmigo mismo, siento que he ayudado a una persona a no quedarse sin moto avisando a la poli, y sobre todo le he ahorrado un disgusto terrible.
Uno tiene que pensar primero en si mismo. Eso me dijo el otro día una persona que quiero, pero con la que no puedo estar de acuerdo ¿Ves cómo pienso primero en los demás? Me gusta pensar primero en los demás... aunque no siempre lo consigo, pero quiero intentarlo. Un mundo mejor es posible. Creo en ello. Yo pude evitar eso, como he conseguido controlar mi furia estos meses para no hundirme después de un fracaso personal. Iré a por el disco, iré a por la moto, iré a por mis amigos allá dónde estén, y trataré de cumplir mis sueños jugando limpio. Si no lo consigo, no pasa nada. Disfrutaré de cosas como estas. Dormiré mejor. Me sentiré más libre.
2 comentarios:
Muerte a las Vespas, por favor...
He vuelto al ciberjolgorio, y tú sigues.
Muy bien.
Suerte con tu disco, y con tu moto (que por cierto, me gustan mucho)
Me daré un paseíllo para ver las novedades...
Mua
My friend, te apoyo, ve a por la moto, cómprala, róbatela. Tengo una idea: No vestimos de negro y nos pintamos la cara con cera negra… nos vamos a MOTO RACION y cogemos dos, una para ti, y una para mí, luego nos piramos… tu con tu moto y yo con la mía… A que mola la idea. No tengo ueeee… olvídalo… me quedo con mi BUGA. Saludos zancudos.
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