El sábado a las siete cargué el maletero con todo lo necesario para la gira de más de dos semanas que me espera por Cataluña, Castilla-León, y País Vasco, sin olvidarme of course de Galicia. El coche no arrancó y descubrí que me había quedado sin batería. La gente de "La casa de los sueños" se vino desde Verín, donde tocaba esa noche, a buscarme a casa. No olvidaré nunca el detalle. Esas cosas quedan grabadas a sangre y fuego en mí. Su interés, su respeto, y su cariño, hacen que me sienta en deuda con esa gente. Bajo el diluvio universal, que parecía querer decirles a los reunidos en Copenhague, que lo del cambio climático va muy en serio; ojalá salga algo en claro de tanta palabrería. Les pagamos sus sueldos para que tomen decisiones, no para que charlen mientras viajan y se toman cafés y canapés.
El concierto en Verín estuvo bien. Me reencontré con un viejo conocido del colegio; Daniel Álvarez. En cuanto lo vi me acordé de él. Un buen tipo. Buena persona. Recordamos viejos tiempos. Hubo 45 personas en el local, y tuve momentos en los que me sentí muy a gusto. Conecté con alguna canción que me llevó a otros sitios y a otros momentos. Un cerrar de ojos para saborear algo que te recuerda a antaño, o un olor que te recuerda mejores momentos.
Luego me fui a acostar al hotel. Estaba sólo, y eso crea un vacío extraño. Perdido en una pequeña ciudad fronteriza con la vecina Portugal, bajo un manto de agua, y lo único que me salvó fue una llamada. Nunca apaguéis el teléfono por la noche que es cuando más os necesito.
El domingo volví a Vigo a por el coche y a coger algunas cosas que me faltaban. Aún tuve tiempo de pasarme por la tienda una horas. Es de locura, lo de que se curre desde la primera semana de diciembre hasta mediados de enero todos los días incluídos los domingos, y sólo se descansen 3 días...madre, menos mal que este año paso del tema. Estoy a punto de terminar de pagar todo, y de deshacerme del material, ya que estoy liquidando, y la gente adelantando compras. En cuanto pueda, cierro.
Lunes y martes los pasé en lérida. Allí visité a una amiga, que se portó genial conmigo, y que me trató de lujo. Nunca olvidaré los detalles Diana. Tuve muchas horas de coche. Mil kilómetros a pelo y sólo. Eso da para preparar una guerra. Dormir en el coche nunca es bocado de buen gusto, pero mi saco de dormir es bastante agradecido y frío no paso. De Lérida, vi el río segre, la fortificación amurallada que corona la ciudad, el periférico barrio del Secano, bailé -lo intenté- música latina, y visité un local con encanto llamado "El antares" que por un momento me trasladó a Churruca. Estuve muy observador, muy analítico. Hay veces en el que los polos magnéticos se invierten, hay veces en que te sientes utilizado y no protestas, hay veces en que te preguntas porqué la luna es tan blanca si toma tanto el sol, o porqué se expande el universo. Momentos, como diría Quique González, en los que desearías entrar en los sueños de alguien.
Ayer me vine a Barcelona a ver a Albert Casanova y a mi amigo Manuel "El tolo", un mítico del barrio. Con ambos estuve hace un par de semanas y me alegra volver a verles. Espero poder encontrarme con mi amigo Álvaro Calderón y su chica, pero siempre anda muy ocupado. Me fui al programa de Buenafuente. Ha sido algo realmente gracioso. Lo pasé muy bien. Yo he participado en tres programas de la tele, y éste era el primero al que asistía como público, y me divertí mucho. Lo cierto es que está muy bien lo que hacen. Siempre me ha atraído la tele, aunque verla me resulta un coñazo en la mayor parte de los casos, hay programas que se salvan. Este sin duda es uno de ellos. Al final participé en una broma que hicieron y que saldrá el día 23 de diciembre. Tengo mi minuto de estupidez. Soñé con que algún día me inviten a actuar allí y me entreviste el Andreu. Sería algo muy divertido, sin duda.
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