¿Puede pasar que nadie tenga la culpa? ¿Siempre hay un culpable?
Está siendo una semana de lo más extraña. No quiero que de la impresión de que me quejo de vicio pero, en ocasiones resulta muy complicado digerir toda la cantidad de situaciones a las que me enfrento en periodos de tiempo tan breves. Entiendo que es la vida que he escogido y que va mucho con mi carácter, ese no parar, el querer estar siempre activo, pero es cierto que perder el norte se antoja muy sencillo. La semana pasada (creo que lo compartí en mis perfiles personales de la red) fue muy positiva musicalmente para mí y tuve muy buenas sensaciones, en lo que creo que han sido un par de pasos adelante en mi proyecto, pues bien, esta semana está resultando diametralmente diferente.
Creí que me iría toda la semana fuera y que no volvería hasta el lunes pero las cosas han cambiado. Para mí, tal y como vivo, es casi imprescindible que tenga todo mínimamente organizado, o mucho, según se vea, y claro está, no siempre esto es posible, porque factores externos pueden hacer que todo varíe de forma inesperada, tal y como ha sucedido.
Este martes he cogido un vuelo hacia Madrid para participar en un concurso de televisión, del que hablaré en un futuro artículo de forma detallada. Finalmente las cosas no han ido como esperaba y me he tenido que volver. Tenía programada una actuación el viernes cerca de Donosti, pero lo aplazaron para el 20 de mayo, y eso hizo que me replantease ir directamente a Coruña, donde presento el disco el sábado en la FNAC y toco después del Barça-Madrid en el Barlovento Pub, pero de nuevo los planes dieron un giro y ya no podía quedarme dos días en Coruña, así que... tira para casa; Madrid-Coruña, Coruña-Vigo, sin dormir más que 3 horas.
Fotografía realizada por Txema fotógrafo (facebook)
La cuerda floja, el alambre, la inestabilidad del funambulista,... no cotizas, no tienes apenas contratos, pocas veces cobras cuando corresponde, trabajas sin saber exactamente cuánto cobrarás, te pueden modificar las fechas de las actuaciones en cualquier momento,... un sólo paso en falso ocasiona montones de llamadas, acumulación de recados y de trabajo en la red, puede mandar al traste toda la promoción... horror!! He aprendido a convivir con ello y comprendo que: la mayor parte de la gente lo deje; la mayoría de las personas que conozco opten por relegar "la música" a una aficción a la que dedicarse en su tiempo libre; la mayor parte de la gente tenga una idea desvirtuada de nuestra profesión; poca gente esté dispuesta a aceptar convivir con una persona cuya vida es un caos absoluto y constante, pero... aún así... no entiendo otra vía, otra forma. Está en mi naturaleza y por muy mal que lo pase, por muy tocado que me dejen algunas cosas por ahora mantengo el tipo. Y aquí viene un poco el tema que quería tratar: hacer el bien o hacer el mal.
Una de las verdades que defiendo y que considero que he podido constatar más veces es que la opción, siempre, es hacer el bien. Cumplir con lo prometido. Tratar de mantener la palabra. Intentar defender con tus actos lo que has dicho o proyectado con tus ideas. Ser fiel a tus valores. Luchar por tus sueños sin ensuciar tus manos por el camino, etc. Obrar bien con los demás sin esperar nada a cambio. Y es cierto que la mayor parte de las veces en las que actúas de forma correcta te quedas sin contrapartida, porque no tiene porqué haberla, y creo que ahí radica el gran problema, y es que siempre tratamos de dar esperando luego recibir algo, y no focalizamos correctamente la cuestión, que a mi parecer, radica en que verdaderamente nuestra recompensa es el propio hecho de dar, porque podemos sentirnos útiles con los demás, podemos contribuir al bien común, al interés general, a la felicidad de una tercera persona,...
Yo no me siento especialmente conforme con los resultados que he obtenido en mis relaciones personales de pareja, es decir, quizás no me siento orgulloso de los resultados que he obtenido de las relaciones sentimentales que he vivido, pero sí satisfecho en el sentido de que sí aprecio lo que he pasado y lo que me han aportado, a pesar de que no obtuviese el resultado final que ansiaba, de este modo, llegamos a lo que llamaría el "amor universal" y que de un modo amplio, se podría explicar mediante el ejemplo de que una persona que quiera de verdad a otra, que la ame, deberá aceptar y apoyar los deseos de ésta de estar con quien considere oportuno, aún siendo contraproducente para la primera persona. Si quieres a alguien y no quiere estar contigo, deberías poder desearle felicidad a esa persona y alegrarte de que consiga lo que quiere, aunque eso no te beneficie de un modo directo. Habrá quien diga que esto es una estupidez, y entonces llegaremos al punto en el que afirmo que vivimos en una sociedad egoísta, narcisista, consumista, en la que la propiedad privada prima por encima de todo, y en la que se demuestra día a día que nos importa más bien poco todo lo que no tenga que ver con nosotros mismos.
Todo esto no es nada sencillo, por supuesto. Comprendo que muchos músicos se droguen. Entiendo que salgan una noche y aparezcan a las nueve de la mañana del día siguiente borrachos, fumados, y cargados de pastillas. Y lo entiendo porque lejos de la decisión personal de cada uno de hacer con su vida lo que quieran la presión es muy alta. Yo no soy nadie en esto, no soy conocido ni tengo problemas de popularidad, pero conozco quien sí los sufre, y la tensión, la presión, la cantidad de compromisos a los que se enfrentan hacen que cualquier persona en su sano juicio tenga un debate constante con la posibilidad de cruzar la rayaa y dejarse llevar. Depresiones, excesos, furia incontrolada, escándalos de todo tipo... han acompañado desde siempre a los músicos, y no creo que sea por la naturaleza de quien hace música sino por el tipo de vida que se suele llevar. Una vez me ofrecieron cobrar un concierto con un par de rayas. Me lo ofrecen bastante más a menudo de lo que me gustaría.
Fotografía realizada por Sabela Moldes
Yo no fumo, soy abstemio, y no me drogo por convicción personal. Choca frontalmente con mis valores y me sentiría peor si lo hiciese. Me satisface no necesitar nada de eso para pasármelo bien, para desinhibirme, para estar enérgico, o para relajarme. Creo mucho en el poder de la mente, de lo psicológico, y cuando siento nervios por algo, únicamente trato de calmarme racionalizándo las cosas. Del mismo modo actúo cuando necesito motivarme con algo o ganar energía. Hay montones de productos naturales mucho más sanos que pueden ayudarme si lo necesito, de ahí también que no suela tirar mucho de pastillas. Dicen que hoy por hoy, una gran mayoría de los españoles se automedica sin receta ni consulta médica. Yo opto por no tomar nada, y por acudir al médico si estoy realmente mal. Interesante lo del poder de la mente. Ejemplo; una persona está muy mal, dice que se siente fatal, muy enferma y que no sale de casa. De pronto recibe una motivación que le obligaría a salir de casa, sale, y como por arte de magia ya no se encuentra tan mal. Uno está muy hundido porque su chica lo ha dejado y a los dos meses se pasea de la mano de otra chica distinta y se olvida por completo de su anterior pareja.
¿Saben porqué creo que pasamos de luchar por ciertas cosas que tienen que ver con los demás? Porque no nos dan nada a cambio, o no nos dan nada tangible ni nada momentáneo. Las cosas que exigen tiempo, dedicación y esfuerzo ya no se valoran como antes. Somos la sociedad de lo instantáneo, de lo consumible; cambiamos de ropa, de chica, de estilo, de grupo musical, de amigos,... sin tregua. Creo que esta es una de las causas (no la única) de que cada día las relaciones duren menos.
¿Qué habrán hecho todas las personas que ayer miércoles a las siete de la mañana salían de una conocida discoteca del centro de madrid unas horas más tarde? ¿No trabajan? ¿Suelen ir los miércoles y salir hasta esa hora? Hicimos la prueba un día y nos resultó increíble pensar que personas adultas (casi todas mayores de 25 años) pudiesen desfasar de ese modo a golpe de miércoles y estar tan lleno de gente el sitio. Menudas fiestas nos corremos en España ¡¡Que viva España!!
Sólo una última cosa... hacer el bien quedamos en que no siempre tiene premio, pues bien, hacer el mal, por mínimo que sea, a la larga siempre tiene consecuencias. Siempre se acaba volviendo contra ti. Diez buenos hechos pueden no reportarte nada, pero uno sólo malo puede hundirte diez buenos. Trato día tras día de ser mejor persona, de hacer las cosas lo mejor que sé y que puedo, y es cierto que quizás no haya llegado muy lejos así, y que no me hayan reportado grandes resultados mis obras, y a veces es muy goloso hacer algo que sabes que no está bien porque has visto otras personas que lo han aplicado sin escrúpulos y lo han rentabilizado. Todos tenemos algún/a amigo/a o conocemos a alguien cuyos actos no le honran pero que por un motivo y otro sale bien parado y se sale con la suya, e incluso logra quedar ante los demás como una persona correcta aunque él o ella mismo/a por dentro sepan que no han sido sinceros. ¡Qué dilema! ¡Puta moralidad! Es verdad aquello de que el ignorante vive mucho más feliz.
Hagan el bien.
3 comentarios:
Hay tantos temas dignos de debate...
una buena reflexión sobre la sociedad.
Solo decirte que sigas adelante con tu vida, con tus convicciones y con lo que esperas alcanzar cada día, vive el momento...
Siempre habrá alguien dispuesto a seguirte o a quererte tal y como eres, ese momento siempre llega.
Tienes unos buenos valores, no los cambies y lucha por lo que quieres ;)
Rosalía
Bendito caos de los que optamos por oficios para maleantes, jejeje.
Creo coincidir contigo en la mayoría de las cosas que expones. Hacer el bien porque sí sin más es más efectivo para dormir que cualquier pastillita que te pueda recetar el médico.
En cualquier caso no te comas mucho la cabeza con lo de las razones por las que haces esto... quieres, sin más... y con eso sobra. El resto son añadidos, lo bueno y lo malo del oficio, pero mientras sigas teniendo en el cuerpo el gusanillo de alguna manera u otra todo se compensa.
Un abrazo.
Eres muy grande Samolo
ahora lo que queda es hacerse pequeño.., pequeño pequeño para que las cosas externas no nos afecten y ala!
a disfrutar que esto son dos días
un abrzo Canarión
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