09.- No, no soy tu bananita dolca (parte IV de IV)
Buenos Aires, 13 de marzo de 2012
[...esto es una continuación de la entrada anterior. Aquí termina mi relato de lo que fue mi verano porteño...]
[pueden encontrar todos los capítulos de este diario en la etiqueta "personal" (columna de la derecha)]
Y así se escribieron los últimos días de mi verano porteño...
Todos los días hacía algo de ejercicio. Aún no sé porqué me dio por ahí, pero con eso de que este año no juego en ningún equipo de fútbol, pues me pareció que hacer algo de ejercicio en mi cuarto cada mañana podría venirme bien. Me trato de motivar poniendo música de fondo y creyéndome que Guardiola me está observando y que si lo hago medianamente bien, me pone el sábado en punta junto a Leo. Con los años en lugar de echarme hacia abajo los entrenadores me han puesto más en ataque… ¡Oh! ¡Quiero jugar al fútbol! ¡Echo de menos mi equipo; Café-Bar Laura, que por cierto parece que mantendrán la categoría y seguirán en primera en Vigo!
Después del ejercicio físico, una puesta a punto en la ducha, beber algún zumo, quizás algo de picar; que si unas galletitas, o unas facturas; y luego ejercicios respiratorios de boca y cuello para canto. Son los típicos chorras que nadie quiere hacer. Que te daría vergüenza incluso que alguien te vea haciéndolos, que te dices… “esto no sirve de nada, fijo”, pero los condenados ayudan. No se nota en unos días, pero sí en un mes o dos. Llevo más de tres meses dándoles todos los días y los avances son una pasada, sobre todo cuando pones a otra persona a hacerlos y te das cuenta que no aguanta nada.
Luego venía mi estudio auto-impuesto. Al haber aprobado todo tenía primero finiquitado. Aún así fui de nerd y no quise quedarme más de dos meses sin practicar nada así que cada día hacía algo de alguna asignatura; guitarra, solfeo, elementos básicos del entorno profesional, armónica,… No me dio tiempo a completar los libros de arriba abajo pero me mantuvo en forma para empezar 2º curso como si no hubiese pasado más que un par de días desde que se acabó el anterior, y no con la sensación de que han pasado meses desde la última vez que hiciste un ejercicio. Además es música, es decir, esto es lo que más me gusta. No tendría sentido pasar de ello. Por suerte en armónica, empecé la carrera el día 2 de enero, así que ahí sí tenía clases, y con la novedad y qué sé yo, le metí más caña de lo habitual.

Si me lío a tocar algunas canciones, a componer, a escuchar algo de música, o hago alguna de mis tareas de promoción o divulgación de información sobre mi trabajo, eso me ocupaba normalmente el resto del día. Ver algún partido, ir a comer helado, un poco de parque, o alguna salida al cine o a algún bar, me mantuvieron siempre activo, así que salvo todos esos “incidentes” que he relatado con anterioridad, el tiempo fue pasando y las vacaciones llegando a su fin.
Estos mates son obra de mi amiga Fernanda Domínguez
Podéis comprarlos enviando un correo a: info@cucumate.com.ar
Y saber más de la empresa a través de su página de facebook:
www.facebook.com/cucumate
Con todo, hubo tiempo para otro tipo de planes. Quizás uno de los más “diferentes” fue el de la Jornada de Poesía Viva. Creo que ya os he hablado con anterioridad de ellos. Son un grupo de jóvenes poetas que se reúnen semanalmente en una casa para realizar talleres de poesía. He ido en un par de ocasiones, aunque como suelo estar ocupado es difícil que me coincida poder pasarme, no obstante son una buena gente con un plan bastante agradable. Rodeados de mates y pepas leen a grandes autores (muchos de ellos españoles) y crean sus propios textos colectivos. Celebraron una jornada entera de actividades en la que pude conocer a algunas personas nuevas, y además de pasar por el trance de realizar una coreografía (es difícil de explicar… y no quiero hablar de ello), canté unos cuántos temas en el acto final del día, y despaché unos discos. Belén y Darío son dos de las personas que mejor me caen del grupo y lo cierto es que tengo muy buen trato con ellos. Súper agradables, sin duda.
El día fue largo. Acabé –cosas del destino- en una casa un tanto especial. No soy un experto en el tema pero creo que la propietaria (a quien no conozco personalmente) sufre el llamado síndrome de Diógenes, consistente en la acumulación de objetos sin apenas valor, chatarra, y –en ocasiones- basura, sin orden ni concierto, dentro de una casa o domicilio, llegando a crear situaciones de caos e insalubridad que pueden llegar a ser peligrosas, aumentando el riesgo de incendio o de contraer alguna enfermedad. No quiero que parezca que esto era un caso extremo, pero sí me pareció un principio de ello. Me sorprendí mucho cuando lo vi. Me resultó grave. Uno nunca sabe cómo enfrentarse a algo así. Yo empezaría por… ¿Tirarlo todo? Había mucho trabajo allí, es decir… habría que sacarlo todo y volver a armar la casa casi de cero… uff!! No sé cómo trasmitiros que se hacía muy complicado poder permanecer allí. Estuve unas horas y luego me fui.

Si. Puedes escribir un libro sólo de anécdotas ocurridas dentro de un bondi. Así es como se les llama coloquialmente aquí a los autobuses, que son conocidos como colectivos de manera más formal. Y es que puedes ver de todo. Pongamos un ejemplo. Iba sentado en una plaza independiente pegada a la ventana. Delante de mí un señor de mediana edad. A priori nada que le delatase. Tipo normal. Jamás habría reparado en él si no fuese por lo que hizo. Treintañera de piel canela, estatura media, y cuerpo voluptuoso, se levanta y se agarra a una barra disponiéndose a bajar en la siguiente parada. El hombre saca su móvil del bolsillo. Mueve la cabeza como negándose a creer lo que está viendo. Está viéndole el culo a la chica, que permanece de espaldas. Frota sus manos contra su pantalón, y luego agita una de sus manos como diciendo “¡Caray lo que tengo ante mí!”. Prepara su móvil lo eleva, apunta hacia ella (sin que ésta se percate) y le hace fotos a su culo. Quise morirme. En mi próxima vida quiero volver a ser varón. ¡Socorro! Me pareció repugnante y creí que ese era el tope. ¡Bah! ¡Minudencias! Se levantó. Se acerca a la chica ¿A dónde va? ¿Qué mierda va a hacer? Se apoya en la otra barra. La fulmina de arriba abajo. El sexto sentido de ella le advierte (o algo así), se da la vuelta, y lo ve a él cómo la disecciona, entonces tímida le pregunta algo sobre la parada siguiente. Él asiente con la cabeza. Ella vuelve a darle la espalda, aunque a él no le interesa demasiado la espalda. Saca de nuevo su móvil y la fotografía de nuevo. Un plano más cercano, ella casi puede sentir su aliento en su cogote… muerte súbita. ¿Qué va a hacer con las fotos? ¿He hecho esta pregunta? Todos sabemos. Piensen lo que quieran, en mi cabeza no entra algo así. Los que seguíamos la escena con cara de estupefacción creo que nos quedamos preocupados al ver cómo bajaba del autobús detrás de ella. Les seguí con la mirada, y para mi tranquilidad tomaron caminos distintos. Lo dicho, así no hay manera.

He mencionado bastantes situaciones y sucesos incómodos, desagradables, o desafortunados de estos meses de febrero-marzo, a pesar de los cuales me he mantenido en pie y motivado, sin perder demasiado la ilusión ni las ganas de hacer cosas, pues bien, he dejado para el final un detalle que para mí es más que eso. Ya había comentado más veces que aquí apenas se pueden hacer planes, contar con nadie, esperar nada,… la informalidad de la que tantas veces he hablado. Una cosa es eso y otra bien distinta es ver cómo alguna persona desaparece, se borra. Ni tiene la valentía para ser sincero/a y decirte lo que le ocurre, lo que piensa, o lo que le ha molestado (si es que algo le ha molestado), ni la vergüenza de pedir disculpas, dar la cara, o afrontar una situación una vez sucede. Les llamas y no responden, les escribes y no contestan, etc. La última vez que los vistes fueron amables, sonrieron, te abrazaron y prometieron verte al poco tiempo, y luego… luego nada de nada. Te dan la espalda sin previo aviso, sin motivo aparente, se esconden, y en el fondo te sientes maltratado, engañado, defraudado, y vilipendiado. Una persona con la que estabas entablando una amistad, y que deja de hablarte del día para la mañana sin que tengas ni la más remota idea de por qué. Además de cobardes, demuestran que no son capaces de respetar a los demás, quizás porque tampoco lo hacen consigo mismos. Me ha pasado estos meses de verano, y es triste saber dónde están, qué hacen, y sentir que ya no te importa, que han conseguido que ya no los valores, luego de que te demostrasen que ellos no te valoraban a ti. Hay lo que han querido que hubiese.
Y es que a veces es así… no siempre puedo ser yo tu Bananita Dolca” *
* Bananita Dolca es un producto típicamente infantil, muy instalado en el mundo de las golosinas bañadas con chocolate. Su personalidad de marca alegre y divertida, su exquisita combinación de sabores, texturas, colores y su particular forma (de plátano) presentada en envase dorado hacen de Bananita Dolca una propuesta única en el segmento.
Cantada por chicos y grandes, la banda musical “Su encanto es el sabor” es un clásico de la publicidad argentina. Bananita Dolca está a la venta en kioscos, almacenes, autoservicios y supermercados en sus tradicionales formatos de 14 y 30grs. ¡¡Deliciosa!!
Espero tener pronto más noticias, buenas, por supuesto. Vivir en esta ciudad y en este país es una aventura apasionante.
4 comentarios:
Ay Samuel! que se cierra "De Mil Sabores Sele" pero no pasa nada porque puede que vuelva; ahora toca estudiar (aparte hay más razones que no he expuesto en el Blog...)
Me pasaré por aquí para ponerme al día este fin de semana que lo tengo más "tranquilo".
Espero que todo genial por Argentinaaa, tú puedes!
Un beso enorme!!
Nooo!!! ¿para siempre? Yo entendí que era un descanso!! No puedes dejarlo ¿Por qué? ¿Cual es el motivo oculto? Te echaré mucho de menos!! Siempre te leo.
Samuel cada vez que te leo en el blog me doy cuenta que te extraño y que te has hecho querer por todos nosotros, nada que lo sepas. Ante tanta gente que se ha olvidado de vos, que sepas que nosotros te tenemos presente siempre.
Un fuerte abrazo y hasta la vista!!!
Y yo no puedo sino sentirme muy afortunado de poder contar con vosotros y de todos los momentos que hemos compartido, que no son pocos, con situaciones de lo más cómicas y divertidas. Por la familia Rives no se pasa, se permanece. La marca queda en la piel.
Publicar un comentario