Demasiadas pretensiones y pocas capacidades para llevarlas a cabo. Ocurre mucho esto; deseas decir tantas cosas que al final acabas sin ser capaz de expresar nada con claridad. El director de "Orgullo y prejuicio", Joe Wright, que sorprendió con su primer largo obteniendo un premio BAFTA como mejor director, y recibiendo sendas nominaciones a los Oscar y los Globos de Oro, por la adaptación de la famosa novela de Jane Austin, aparece al cargo de este thriller de acción, titulado "Hanna", y en el que se comenten demasiados errores de esos que no pasan desapercibidos y que cazas a la primera, lo que la convierte ya de entrada, en una película que difícilmente tendrías interés en ver una segunda vez, principalmente porque no es tan inteligente como para provocarte ninguna duda, ni ningún momento de intensidad o destreza tal, que requieran de que te deleites una y otra vez, en una trama, que más bien parece servida en papilla bien triturada y disuelta, para que la trages con suma facilidad, en mucha ocasiones, llevándote incluso la cucharada a la boca, para que no hagas ni el más mínimo esfuerzo en interesarte por la protagonista y por su historia.
La película da la sensación nada más arrancar, que la has cogido empezada, como si diese por sentado demasiadas cosas, que tienes que creerte y entender sí o sí por obra y gracia de sus creadores, negándose a responder a las primeras preguntas que te haces nada más sentarte a verla. Una invitación para disponerte a creértelo todo o no creérte nada, y claro, según tengas el día así te pilla. Difícil vincularse con los personajes sin poder entender sus orígenes, sus preocupaciones, sus intereses, su naturaleza,... luego trata de enmendarlo a medida que avanza el metraje pero suena a deberes hechos cinco minutos antes de entrar en clase, dando la sensación de que te lo cuentan porque si no las piezas no encajan. Como cuando los niños forman equipos en el parque y "fichan" al que no sabe jugar de último, porque si no no son pares, y hay cierto desequilibrio. Una extraña mezcolanza a la hora de dirigir la historia y los puntos de interés de la misma, hacen que a mitad de película no te quede claro qué tipo de obra nos quieren presentar. Como si muchas personas estuviesen participando en la dirección y finalmente quedase un resultado de lo más difuso.
Personajes estereotipados en exceso nos conducen a una suerte de comedia, casi a un capítulo televisivo de escaso presupuesto que juega a ser film de larga duración porque se lo empiezan a creer. La familia hippie es ridícula, los matones parecen sacados de otra película diferente, como personajes que se colaron en el plató por error, el amigo "salvador", gracioso y condescendiente dispuesto a dar su vida por sus amigos, recuerda a comida que se te repite en el estómago varias horas más tarde,... cuando quiere meter miedo da risa, cuando quiere rebajar la tensión te pone de los nervios, cuando trata de mostrar inteligencia pierde credibilidad, y cuando prefiere lucirse con acción y espectacularidad, te lanzas a comer palomitas o miras el reloj. ¿La sensación? Que el director aún no tiene claro qué quiere hacer con esta historia ni cómo mostrarla al público, y tampoco ha sabido usar los medios a su alcance para realizar un trabajo creíble, serio, y bien armado, que te mantenga atento e interesado.
El elenco no está mal, aunque se notan limitados por lo inconexo de la historia. La joven Saoirse Ronan es la protagonista principal, interpretando a Hanna. La acompañan y complementan principalmente, Eric Bana, Cate Blanchett, y Tom Hollander. Los tres están correctos. El primero me gusta especialmente aunque no puede hacer mucho con este papel. La segunda es una gran actriz que aquí queda demasiado arquetipada por su hierático papel. El tercero se ve en apuros para sacar adelante un personaje absolutamente excéntrico, que roza lo ridículo. Por momentos parece un primo de los malos de "Solo en casa".
Mención especial merece la música de la que se han encargado los The Chemical Brothers. Su trabajo es destacable y lo cierto es que consiguen firmar un buen trabajo. Por momentos tienes la sensación de estar viendo un videoclip y quizás está demasiado al servicio de la música la imagen de la película, algo que viene a restar más credibilidad si cabe a la obra, como preparada para lucimiento de la música, pero de esta hay que decir que es buena (cuestión de estilos aparte).
En la parte técnica, utilización ciertamente virtuosa del plano secuencia, uso de la cámara en mano, momentos incluso incómodos para el espectador, con movimientos bruscos de cámara que, no obstante, generan vertiginosidad y urgencia, y dotan a la cinta de cierta fluidez, creando un espacio-tiempo en el que sientes verdaderamente que te deslizas hacia un desenlace desconocido que por momentos deseas descubrir. Subrayemos... "por momentos".
Quienes vean en esta película un alegato al nuevo feminismo, o cierto regusto de estética punk, creo que o son seres de gran imaginación, o han inhalado alguna sustancia psicotrópica. Lo que ocurre cuando mezclas todos los colores, es que acabas viéndolo todo negro.
Sinopsis en castellano:
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