Ya está bien de ir de adalides de la promoción cultural y las oportunidades. Últimamente, quizás porque me preocupo en buscar posibles certámenes y concursos que ayuden a promocionar a jóvenes talentos de la música y otras artes a salir adelante mediante premios económicos que siempre son de gran ayuda, me he encontrado con escabrosas propuestas de participación en lo que llamaría la prostitución y esclavitud más deshonrosa y humillante a la que pueden someter a un joven que sólo pretende desempeñar su faceta artística en una sociedad capitalista que menosprecia y desahucia a sus artistas y que continúa considerando el arte un bien o servicio de lujo, reservado a unos pocos.
Sé que podría ahorrarme todo esto y que quizás la culpa al fin y al cabo sea nuestra, de los músicos que permitimos que todo esto suceda, de los que por una u otra causa optan por dar la espalda al futuro y se concentran en lo verdaderamente importante salir en la foto y meterse los billetes que malamente le pueden caer en el bolsillo, coger, como me decían el otro día lo que nos venga porque no está la cosa como para andarse con florituras y es verdad.
Hay que pagar. Lo que hay que hacer es un buen concierto, en una buena sala, buenas luces, técnicos, los camareros, los puertas, la publicidad,…y eso vale dinero. Vale, según la capacidad y la fama del sitio, esto o lo otro. Entonces tú pagas 500-600 €uros y tienes un concierto de calidad. Sólo te preocupas de tocar, que es de lo único que debes de preocuparte porque tú, recordémoslo por si a estas alturas lo habíamos olvidado, eres músico. Entonces si hay que pagar ¿Quién paga? ¿El músico va a pagar por tocar? Pues ya hay quien lo hace. Conozco grupos, no uno ni dos, que ahorrar como pueden (muchas veces trabajando en una tienda, de repartidores, dando clases,…) para una vez cada cuatro o cinco meses, pagarse un concierto guapo. Pero bueno, sin llegar a eso, uno puede buscar una empresa que le financie, es decir, algún burócrata armado que ostenta su silla en el despacho (sea pequeña o grande la compañía) y que está dispuesto a invertir, pero si gana dinero. Y al final pienso. Pues claro que sí, ese es un buen curro. Yo no soy nadie. Tengo don de gentes. Me hago un buen libro de contactos, y gracias a unos chavales que se matan a ensayar incluso me gano unas pelas. ¡Claro que peleo porque la sala se llene! Porque me voy a sacar unas pelas. Eso no tiene nada, absolutamente nada que ver con la música, el arte, ni la creatividad y la cultura. Llámenlo como se merece: comercio.
A los locales, excepto aquellos que son dirigidos por personas a las que les importa y les gusta la música y que tratan con respeto y reconocimiento a los músicos, están empeñado en hacer caja y vender cervezas, lo demás se la suda. Prefieren un grupo que toque como el orto pero que lleve a todo su curso del instituto, que a un artista brasileño que estudió con Djavan y que tiene una banda de portentos con diez años de estudios, pero que no conoce nadie, porque ni los vendedores de rosquillas de los cuarenta principales, ni la tele del capo de la mafia de Berlusconi, les van a radiar ni emitir una mísera canción. ¿Entonces qué hacemos? Entonces se inventan concursos que van a darle el oro y el moro a quien gane y a elevarle al estrellato. Es decir, no el público, no la calidad de tus composiciones, no los proyectos que realices, sino ellos. Las maquinarias industriales todo poderosas te alzarán y te encontrarán entre los cientos de chavales que quieren lo mismo que tú, y serás el elegido, y saldrás con una tipa que se parecerá a la del Sueño de Morfeo, porque ascenderás más rápido de lo que corre Alonso por la pista.
Conclusión: me parece una auténtica mierda y creo que son unos cínicos, especuladores, difamadores, y capitalistas inquebrantables que quieren ganar públicos, y cuando no haces canciones para la gente y para ti, sino para los públicos, todo ha dejado de significar arte, y significa comercio.
Podríais considerar que no queda claro de qué hablo así que daré tres ejemplos claros, de lo que considero errores claros, y faltas de respeto, concursos y convocatorias denigrantes para nuestra profesión, o para nuestra identidad como artistas.
GZ CREA Música 2006
Participé en este concurso aún sin cumplir las bases, y fui descalificado obviamente por ello. En concreto mi desacuerdo llegaba por este punto, de las bases:
Documentación específica, apartado a)
Maqueta en disco compacto ou cinta casete debidamente identificada, co pseudónimo e título, e gravada polo/s compoñente/s inscrito/s, cun máximo de dous temas, que serán os que avaliará a comisión de selección, e unha duración máxima de dez minutos. Valorarase positivamente a utilización do galego, en calquera caso un dos temas deberá de ser en galego
Lo mismo sucedía en las bases específicas de las modalidades de poesía y relato, era obligatorio presentarlos trabajos en Gallego. Es decir que la Vicepresidencia de Igualdad y del Bienestar, a través de la Dirección General de Juventud y Solidaridad, convocan un certamen según ellos dirigidos a los jóvenes gallegos o residentes en Galicia, que sirva como medio para incentivar la creación y la divulgación del arte que se realiza en Galicia, además de para reconocer el talento de sus premiados mediante divulgación pública de los premios y de otorgarles 3000 €uros en el caso de la música para el primer clasificado, y sólo acepta a aquellos artistas que realicen sus obras en gallegos, tratando al resto de gallegos, igual de gallegos que los gallegos que sí pueden participar como si no existiesen o como si su obra fuese menos de Galicia por estar escrita en castellano. No me parece injusto. Me parece una discriminación absurda, sectaria, y con un claro afán por la división y el enfrentamiento. Una desconsideración absoluta por parte de la Xunta de todos aquellos gallegos que viven en Galicia, que desarrollan aquí su obra creativa y que quieren y consideran esta como su tierra. ¡¡El apartheid ha llegado a Galicia!! Por cierto en concursos, de una índole similar, en ciudades como Elche, Jaén, Málaga, Burgos, y Madrid, te permiten presentar tus obras en gallego o castellano, según tú elijas, en Galicia no… fantástico. ¡Eso es hacer bien las cosas!


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