Buenos Aires, 28 de junio de 2013
[continuación del capítulo 15. Escenas de acción.]
¿Qué queréis que os diga? No me gusta ser portador de malas noticias. Aborrezco esa sensación de telediario, de noticiero. A veces a uno se le atraganta la comida, y si, el día que me acostumbre a escuchar ciertas barbaridades que me golpeen. Hace bien facebook en sólo permitir “me gusta”, comentarios positivos. Leí que Mark Zuckerberg (creador de la famosa red social), comentaba que no querían abrir la posibilidad a un “no me gusta” porque se convertiría en un sitio lleno de malas vibraciones, de críticas, de desánimo, de mal rollo vaya, y creo que tiene su sentido.
A menudo te cuentan de robos, de atracos, de la inseguridad con la que se vive en este país, pero cuando le sucede a alguien que quieres… Le pasó a Tommy Leone las pasadas navidades y le ha pasado recientemente a mi querida familia Rives, como mi segunda familia. Cuando me enteré se me cayó el alma al suelo. Es horrible. Unos tipos te agarran por la calle, te apuntan con pistolas, te obligan a meterlos en tu casa, y asistes inmóvil a ver cómo se llevan tus cosas, esas que con tanto esfuerzo has ido comprando con el paso de los años. Pero eso no es lo peor, lo peor seguramente es ver cómo amenazan a tu mujer, cómo te mueres de miedo, cómo te sientes indefenso, desprotegido. Uno no puede ponerse en situación, porque seguramente es de esas cosas que hay que vivir para saber cómo son, y qué decir tiene que no le deseo eso a nadie. Sí espero que se haga justicia. Que los culpables paguen sin miramientos, que sirva de correctivo, para ellos, y para los que se lo planteen, sea cual sea el motivo o la consideración. Penas disuasorias, fuertes, con la autoridad que da la ley. Si quieres una sociedad mejor, el ejercicio de la justicia es uno de sus pilares básicos. Perder el pc es más que eso, es en algunos casos, perder el trabajo de toda una vida. Hay que tener cuidado con eso y tener copias de todo, porque si no… allá van los recuerdos de tantas vivencias y mucho más claro. La pérdida económica, el susto en el cuerpo, la sensación de que todo es posible, de que nunca tendrás nada a salvo ni seguro. Y las aseguradoras hacen el negocio del miedo. ¿Y la policía? La policía nunca apareció. Lo siento muchísimo por mis amigos. Algo terrible. Aún no puedo hacerme a la idea. Hay algo que me preocupa enormemente… cuando los demás saben que algo así ha sucedido no se alarman, no se asustan, no les afecta igual que a mí por ejemplo, y sé por qué, porque lo ven posible, es algo cotidiano, no es la primera vez que pasa y no será la última. Lo que me jode de este país es que da la sensación de que nadie da un golpe sobre la mesa. ¿Qué digo? El mío en eso tampoco es pionero que digamos… Pues nada. Así estamos. Las esperanzas, sueños, ilusiones, y trabajo de una familia robados impunemente. Rabia, ira, desesperación. Espero que el destino tenga algo maravilloso reservado para mis amigos, lo merecen. Mucho ánimo y mucha fuerza.
Dicho esto… no ocurrió lo mismo conmigo. Sólo unos días más tarde…
Estrené ese casillero de “robos” que nadie quiere cubrir nunca, claro. Ya no puedo decir que no me hayan robado nada en esta ciudad. Eso que es algo que por suerte no me había sucedido nunca a lo largo de mi vida, pasó, aunque yo no estaba presente cuando me birlaron los espejos retrovisores de la moto. El valor del par no llega a los 100 pesos. Al cambio es como si os digo que valen 5€ cada uno. El tema no es eso, el quiz radica en lo mal que deben estar las cosas para que alguien haga algo así, la poca fiabilidad que puedes tener en las calles, el clima de inseguridad que se crea, etc. El gobierno lo niega todo, creando un discurso gubernamental absolutamente hueco, y formando una legión de seguidores sordos y ciegos, amamantados por un grupo de gobierno que los tienen completamente manipulados y sumisos. En fin… hablé con un par de policías. No es posible seguir el rastro de los espejos porque no tienen un código. No merece la pena presentar denuncia. Serán vendidos en segunda mano por nada, porque no valen apenas nada. Lo hacen posiblemente chavales por fastidiar, sin más. A veces se los quedan ellos por no comprar unos. Esto lo que hace, es lo que siempre comento de que merece la pena salirse de la legalidad, de la vía lógica de ética y respeto a la que uno debería estar acostumbrado. Aquí se cumple pocas veces la ley porque los órganos encargados de que esto suceda, están desprovistos de medios, de responsabilidad, y encima cobran poco y mal. Muchas veces, como creo que comentábamos antes, están incluso comprados, vendidos al lado oscuro.
Me entró cierta rabia y sed de justicia, que no venganza. Uno, con un simple detalle como este, se da cuenta de que es lamentable cuando asumes la normalidad de hechos y conductas así, y pasas a dejarte llevar por lo que entiendes como irreparable. Sólo queda revertir la situación, hacer lo posible por cambiar las cosas. Ser inflexible y usar todos los mecanismos posibles para hacer cumplir la ley. Que no te ganen la partida.
Dejemos de lado esos temas y hablemos de otra cosa. Llevo unas semanas muy ensimismado con todo lo relativo a mi próximo proyecto discográfico. No, no ha habido ninguna novedad sustancial, sólo es que uno piensa en su futuro, y ahí, inevitablemente me encuentro con mis ganas, enormes, de poder sacar a la luz lo que sería mi tercera obra. Un proyecto que no consiste sólo en grabar un disco, que va mucho más allá, y al que cada semana que pasa voy incorporando nuevas ideas, nuevas actividades, más diseños, etc. No tengo ni idea de cuándo podré llevarlo a cabo, sé que tendré que esperar a reunir el capital que necesito para hacerlo, como los anteriores, de forma independiente y autónoma, y no quiero ponerme a ello hasta tener las garantías suficientes de que será algo sólido, que no se venga abajo en un par de meses o se diluya a las primeras de cambio, y que pasa sí o sí por la creación de un equipo de trabajo que esté a mi lado y colabore conjuntamente conmigo. Solo, no se puede.
Mientras espero a que eso sucede, sigo promocionándome y estudiando aquí. Eso me mantiene activo. Noto que no dejo de dar pasos hacia la meta, y eso es positivo. Luego entramos en el tema de la velocidad, de si es un largo camino, de si conseguiré terminarlo o no, de si merece la pena tanto esfuerzo, etc. A veces freno mi ímpetu de añadir más actividades o particularidades al trabajo porque cuanto más haga, más aumenta el precio, y el tiempo de realización, y la verdad es que quiero poder estar vivo para disfrutarlo.
Por lo demás, -y en esto tenía razón mi madre, quizás sin querer tenerla o sin pretender que yo sacase la siguiente conclusión-; poco ha cambiado mi vida musical aquí en argentina con respecto de lo que venía haciendo. Uno sigue tocando donde buenamente puede, o le dejan, sigue subiéndose a los escenarios acompañado por los amigos que se quieren sumar y a los que les apetece contribuir aún sabiendo que eso no les dará de comer y que posiblemente les llevará un tiempo que podrían dedicar a muchas otras cosas, y aún así lo hacen, y uno, claro, no puede parar de agradecer –hasta el límite y más allá- el hecho de que le hagan sentir tan importante a veces, y quiere responder a esas expectativas, o corresponder, que sería más exacto, incluso diría devolver el favor, en forma de reconocimiento, como diciendo: “mira, aquí tienes el escenario, las canciones, todo… eres parte de esto, lo comparto contigo ¿te gusta la música? Pues haz música conmigo.” Y lo demás, es lo que hago –mejor o peor- desde hace casi tres lustros; buscar locales donde poder tocar, enviar mails, pasar notas informativas a los medios, actualizar las páginas y redes sociales con las canciones, los discos, los conciertos, etc. Y si, te lleva horas y horas, porque uno crea melodías, le da muchas vueltas, le busca otras salidas, otras sonoridades, etc. Y luego trata de escribir buenas letras, y las ensaya, y las vuelve a ensayar con los músicos, y crea bases de datos, en una especie de trabajo de oficina desde la habitación de casa, a veces muy motivado, como si todo fuese a salir bien y fuese a arrasar en cada escenario; a veces hundido y triste, sin ganas de darle al botón “enviar” pensando en que si no hace nada, tampoco va a ocurrir nada, y eso no es malo, porque lo que le duele es el rechazo, el fracaso, el llegar a un sitio y que no haya nadie, y que toque mal, y que se equivoque, y que le suene feo, y que uno le de la espalda, el otro se ponga a hablar, y uno comente que lo que hace es una mierda y le insulte como si tuviese derecho y razón para hacerlo.
Y uno sigue, con el paso del tiempo, creyendo y creando. Y siente que quizás no pase más nada, o sí, pero que la única receta que conoce es la del trabajo, la de la ley del esfuerzo, y que si él no se mueve nadie se va a mover por él, así que continúa, día tras día, pasándolo mal muchas veces, con los típicos traumas de artista pseudo depresivo. Y como no tiene a quien llorarle, porque los suyos están hartos o no entienden, pues lo chifla en su blog personal, por si alguien le hace de confidente leyendo estas líneas, yo que sé. La conclusión a la que llego es que hago las cosas como las siento, amo esta profesión y trato de desarrollarme en ella poniendo lo mejor de mí. No sé a dónde me llevará eso, ni si lograré grandes resultados, sé que lo que he hecho hasta ahora es resultado de todo lo que he vivido, aprendido, y para qué negarlo de las circunstancias también, así que en general no puedo quejarme, porque por lo menos, por lo menos, no me arrepiento de los pasos que he dado ni me retraigo de lo que he escrito o grabado. Que sí, que siempre corregirías cosas, que terminas un disco y ya quieres mejorarlo, pero que me hago responsable de mi devenir, es decir, que si estoy donde estoy es en la mayor parte de los casos por responsabilidad mía. Si quiero otra cosa, tendré que intentar otras cosas. Creo saber cómo puedo mejorar lo que tengo, y cómo puedo lograr mis objetivos. Habrá que tener paciencia, y no desanimarse, y para eso necesitaré a mi gente, mis amistades, mi novia, y mi madre. Tener eso de cara, siempre allana el terreno. Espero mantener esas energías que me caracterizan para seguir ofreciendo mis canciones día sí día también y que vosotros lo veáis. Miro con ilusión el futuro. Tengo ganas de vivir, aunque a veces me pueda el miedo a no ser capaz de cumplir mis propósitos. ¿Os pasa algo parecido? ¿Cumplís años y sentís cierta “presión”?
[aquí no termina. este capítulo tiene más partes. seguiremos adelante en los próximos días. no cambien de canal. gracias]
[aquí no termina. este capítulo tiene más partes. seguiremos adelante en los próximos días. no cambien de canal. gracias]
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