Valoración: 7
Puedo prometer y prometo que llevo seis meses viendo este trailer que les muestro a continuación, semana tras semana. No por elección, placer o devoción, sino por una campaña de promoción sin precedentes por parte de la distribuidora Walt Disney Pictures, convirtiéndose probablemente en el trailer que más veces he visto en toda mi vida. Llegó un punto en el que me parecía increíble que aún no hubiesen estrenado la película después de tanto tiempo. Al final piqué y fui a verla. No me cabe duda que hoy por hoy la publicidad tiene un peso determinante en cualquier proyecto cultural, llegando a significar y a copar la mayor parte del presupuesto destinado a una obra. Una gran traba para todos los pequeños, ya saben, para aquellos que no tienen detrás grandes corporaciones que los impulsen. De este modo, sólo llegan a nuestros ojos, oídos y manos, obras auspiciadas por las grandes plataformas empresariales de cine, música y literatura. Una verdadera lástima.
En este caso Hollywood tampoco nos trae nada nuevo. “El llanero solitario” está basado en una serie televisiva del mismo nombre, y ésta a su vez en un guión, escrito éste por Fran Striker allá por 1932, autor entre otros del famoso serial de el “Avispón verde”. Así que si quisiesen podrían empezar a preparar ya la segunda parte de esta película, y las que te rondaré, porque su originario autor, redactó más de cien aventuras sobre su personaje predilecto.
La película tardó en hacerse más de lo previsto, o mejor dicho, el proyecto de ponerse en marcha, porque el coste del mismo superó los 200 millones de dólares. Johnny Deep y Jerry Bruckheimer la producen, y Gore Verbinski la dirige. Todos ellos se redujeron el salario para poder sacarla adelante viendo que los costes se les iban de las manos. Al final el presupuesto se cifró en 255 millones de dólares. Una barbaridad.
La música fue una de las características más destacadas del film –entre muchas otras- y en ese sentido hay que quedarse con un nombre; Hans Zimmer. Su trabajo es, a mis oídos, soberbio. Muy bien tratado y particularizado, grande, atemporal. Es curioso enterarse de que en realidad habían contratado a Jack White para que hiciese la banda sonora, y renunció porque estaba en desacuerdo con la logística.
Me gustan las historias completas, cuando una película te encierra en un cine y te traslada al lugar que ella decide, en el momento histórico que sea, y logra que te olvides de todo. Creo que en eso reside un poco la magia del séptimo arte. Admito que tengo cierta devoción por el western. No quiero relataron batallas de cuando era niño pero es cierto que consumía mucho cine del salvaje oeste. Crecí creyendo que John Wayne era un héroe. Aquella televisión que teníamos en casa apenas tenía tres canales, y en la sobremesa, un poco antes de la invasión de las novelas y los culebrones latinoamericanos, y muchísimo antes de la llegada de los programas del chisme y el cotilleo, uno sí o sí se sentaba a ver las películas de vaqueros, que por cierto se rodaban muchas veces en Almería ¡Cómo iba yo a saberlo! ¡Si lo sé borro de mi mente ese deseo infantil de perderme por el cañón del colorado! Almería queda más cerca y sale más barato.
Como leí las comics de Lucky Lucke y jugaba con muñecos de plástico de indios y vaqueros, cada vez que sale una nueva película sobre el género western siento un especial interés. Así que esta vez no fue menos y asistí con cariño a la sala de cine a ver una adaptación en tierra de lo que sucede en “Piratas del Caribe” sobre el mar, entiéndaseme, tiene acción, está muy bien contada, y tiene muchos momentos cómicos, o más que cómicos simpáticos. Te genera mucha simpatía hacia los personajes que además de bien interpretados están muy bien delimitados.
Vuelven a utilizar, y vuelve a funcionar, el recurrido recurso de la dupla, una pareja de personajes que por causas o azares se ven forzados a colaborar para llegar a un fin. Dos personalidades bien distintas que cooperan a lo largo de los 135 minutos de metraje, necesarios para poder relatar toda una historia amplia como esta sin dejar cabos sueltos. Me quedo con los paisajes, con el atrezzo, con los escenarios, la fotografía y la iluminación. Sí. Está todo bien. Está todo bonito y trabajado. Cuando no hay lugar para la crítica uno sabe que está ante una buena película. Si quieren que ponga peros… quizás el más notorio es que no es muy seria en el tratamiento de la historia, es decir, está pensada para entretener, para pasar un rato agradable, no hay más que eso. En algún momento nos deja un pequeño resquicio para la reflexión acerca de la guerra, del interés privado, del poder del dinero, de la avaricia, etc.
Es verdad. Johnny Deep está muy cómodo en este papel, y la verdad es que demuestra una vez más su enorme talento, esta vez disfrazado de indio, muy cercano a cómo lo veíamos cuando encarnaba a Jack Sparrow. Luego, el papel protagónico recae en Armie Hammer, al que recuerdo haber visto en “J. Edgar Hoover”, haciendo una notable actuación. Por momentos algo me dice que este papel no está hecho para él, que algo chirría, que suena demasiado segundón, pero… lo cierto es que saca adelante la historia, eso sí, sin ese talante capaz de enganchar a los espectadores, que por ejemplo puede tener Deep, más allá del deseo físico que levante entre el sector femenino.
Hablando de mujeres, las dos actrices que aparecen son; Ruth Wilson (sin nada que aportar sobre tu trabajo, ya que podrían haber puesto a cualquiera, sinceramente no tiene trascendencia en el film) y Helena Bonham Carter, que además de ser la primera vez que trabaja con Deep sin la presencia de su marido, el archifamoso director Tim Burton. Me gusta bastante su oscura presencia en las películas. Aquí vuelven a darle un pintoresco papel, que cubre sin alardes.
Poco más que contarles. Película bien escrita, bien rodada, bien protagonizada, y con mucha calidad en todos sus frentes; música, fotografía, escenografía, atrezzo, efectos especiales,… Divertida y entretenida te hará pasar un buen rato.
Sinopsis en castellano:
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