Llevo minutos sentado frente a la pantalla tratando de escoger las palabras y, para qué negarlo, me está costando horrores ordenar todas las ideas que me vienen a la cabeza. Por dónde empezar…
He tomado una decisión importante para mí, y quería compartirla con algunas personas que sé que leéis este blog personal, y os interesáis por cómo estoy. Sería imposible escribirle una carta a cada amigo/a así que me valgo de este blog para ir compartiendo ciertas cosas que llevo dentro con los demás.
Hace aproximadamente un año, por vicisitudes varias y cosas del destino, se me presentó la oportunidad (o yo me presenté a ella –vete tú a saber-) de trasladarme a vivir a Buenos Aires, y ¡voilà! ¡Aquí estoy! Recuerdo bien la última mañana que pasé en Vigo. En verdad las últimas semanas, que estuvieron cargadas de actividades y de planes, que aproveché para hacer cosas que realmente me apetecía como jugar al fútbol con mis amigos, ir a una despedida de soltero, hacer un concierto-despedida acompañado por un montón de “niños perdidos”, quedar con gente que sabía que no vería en mucho tiempo, etc. No me quedó nada por decir, ni por hacer, y recibí mucho cariño, aprecio, y apoyo de mi entorno, y creo que eso ayudó a que adaptarme aquí fuese más sencillo, un lugar en el que no conocía a nadie. Irse de un lugar en el que eres feliz hacia lo desconocido asusta, pero el reto es magnífico. Prefiero eso, a irme huyendo. Si dejas cabos sueltos, eso nunca acaba de cerrarse. Si huyes, sea de lo que sea de lo que estés huyendo, acaba por aparecer de nuevo. Peor si son recuerdos.
Me traje algunas imágenes guardadas en mi cerebro, y si cierro los ojos, aún puedo verlas con total nitidez. Algunas frases, gestos, momentos,… todo eso me dio fuerzas, e hizo más sencilla la aventura. Ayudó también el haberme visto en otras parecidas antes, aunque nunca es lo mismo claro. Yo viví en Cuba, pero ni el país, ni mi momento vital, ni mi madurez eran las mismas, así que no puede compararse, aunque sí es cierto, que la experiencia facilita las cosas.
Mi madre, Pablo, Olalla, Nico, Leti,… tengo una foto en la que aparecemos todos en el aeropuerto minutos antes de embarcar. Fue todo muy precipitado. Apenas un mes antes había tomado la decisión en firme de aventurarme a proseguir mi carrera musical e iniciar estudios en la escuela de música de Buenos Aires, de la que tenía muy buenas referencias por mis amigos, y músicos, Albert Casanova y Jesús Bravo, que habían estado en ella, justo al salir de Cuba, oportunidad que yo había dejado pasar por decisión personal, y de la que no me arrepiento en absoluto, pero… esta era la segunda vez que se presentaba la oportunidad y no dudé. Mi madre fue en cierto modo la precursora de la idea, y a ella se lo agradezco y se lo debo. Su motivación e impulso ha sido fundamental.
Con estas cosas nunca se sabe. No soy una persona que haya llevado una vida muy estable y rutinaria, como pudisteis ver en la
antología que escribí de los diez últimos años de mi vida, así que de partida me propuse permanecer acá aproximadamente un año. Sin embargo, como soy un tipo bastante organizado, y propenso a tramar mis planes y mis “asuntos internos” con intensos debates conmigo mismo, llevo meses dándole vueltas a la cabeza con “lo que vendrá”, es decir, ¿Qué hacer cuando se cumpla el año que vine a pasar aquí? Pues bien, eso es lo que he decidido, no hoy, no ahora, como digo lo vengo pensando meses, pero como algunos amigos me lo preguntaban, he pensado en ponerlo por escrito, que siempre le ayuda a uno a ver las cosas con mayor claridad.
Me quedo en Buenos Aires. No sé por cuánto tiempo, en verdad, todo el que pueda hasta que sienta que he completado lo que he venido a hacer. Creo que esas cosas se sienten. Te laten. Uno sabe cuándo no va a más, cuándo una experiencia ya no te aporta nada, no te enriquece, o no te satisface, y por supuesto, no es el caso. Creo que si me fuese ahora dejaría muchas cosas a medias, y me quedaría un sabor agridulce. Además no quiero seguir ampliando la lista de planes-proyectos-actividades que me duran un año. Como escribí en el post “mi década prodigiosa”, hay que darle a cada cosa su tiempo.
Vine aquí a aprender, a estudiar más música, y a mejorar mi formación académica, a ampliar horizontes, tanto de sonoridades como de ritmos, y lo estoy haciendo. Y repito, lleva tiempo. Estoy en un plan realmente intenso, y sé que dentro de unos años recordaré esto como una de las experiencias más interesantes de mi carrera. La EMBA es una gran escuela, y aprendo mucho. Me acerca paso a paso a dónde quiero llegar, a encontrar mecanismos para poder hacer la música con la que sueño. Perseguir la canción. Con un poco de suerte ahora a mediados de agosto empezaré 3º de la carrera. ¡Un gustazo! Armónica, canto, piano, guitarras española-acústica-eléctrica, solfeo, etc. En estos momentos me parece el mejor plan posible.
Añadamos que estoy en una de las ciudades más importantes del mundo, que hay casi quince millones de personas en esta provincia, que cada día la oferta cultural y artística de la ciudad es inmensa, y que poco a poco voy dando a conocer mis discos, mis canciones, y conociendo otros artistas y músicos con los que participo y colaboro. Eso me llena. Disfruto de una ciudad en constante movimiento, muy viva, con mucho pulso y mucha pasión. Si pudiese viajaría por todo este inmenso país ¡Hay tanto que ver…! Y del resto, ya ni te cuento… un continente que siempre he deseado recorrer, y ahora estoy en él, ahora tengo esa opción más cerca, aunque claro, falta lo de siempre, el varo, la plata, los pesos, las fulas,…
Mientras, preparo mi siguiente proyecto discográfico; las canciones, las letras, los diseños, las fotos, los videos, la producción, las campañas,… el músico reconvertido en los tiempos que corren a “total manager”, encargado de multifunciones, tratando de ponerse las pilas con las nuevas tecnologías y con funciones que no le corresponderían pero a las que tienes que aferrarte si quieres dirigir la nave y no perder el control sobre tu obra, sobre tu arte. Así que a los poquitos, voy configurando lo que vendrá, ideando esto y lo otro. Luego tiene la magia del día en el que lo ves realizado, años más tarde, y alguien lo recibe, y lo escucha, y lo hace suyo, y te comenta algo,… la de horas e ilusiones que hay más allá de la tapa del disco.
Cuando regrese quiero que sea para poder llevar a cabo mi proyecto. Hoy por hoy eso es imposible, así que mientras trabajo en ello, mientras ahorro algo, mientras me formo, espero por si aparece alguna oportunidad, y lo hago en un ambiente que me está haciendo crecer como individuo. Las cosas en España están terribles, lo sabemos todos. Creo que no pude escoger mejor momento para abrir puertas al mar, para conocer otras realidades. Volveré, no me cabe la menor duda. Soy de Vigo, ahí está mi raíz, mi sitio, ahí es donde quiero grabar mi tercer disco, al igual que hice con los dos primeros, pero no es el momento.
He conocido gente estupenda aquí, voy fraguando relaciones, tengo un plan, y quiero cumplirlo. Me queda mucho por ver y por hacer, y aunque echo mucho de menos a mis amistades, soy consciente de que cada uno de ellos está también en su propio plan, unos en una ciudad, otros en otra,… estamos en la era de las comunicaciones, así que encontraremos mecanismos para no perder el hilo de lo que nos va pasando, por eso mismo decidí escribir esta carta: quería deciros que me quedo. Veremos qué sucede en el 2013. Espero ansioso vuestra visita, por ahora sólo he tenido el gusto de ver pasar por aquí a Pablo Cons y su amigo Adrián, en su ruta de un año alrededor de América-Asia, así que el resto, animáos y veniros hasta aquí. Merece la pena.
Desde Buenos Aires,
Un abrazo,
Samuel Leví