Valoración: 6'5
Esta película de marcado carácter politico-social viene firmada por el director de "El caso Bourne", Doug Liman, que si bien se hizo conocido por esta obra, luego no continuó con la trilogía, que pasaría a manos de un hasta la fecha desconocido Paul Greengrass que teniendo ante sí una complicada tarea consiguió no sólo hacer falso aquello de "segundas partes nunca fueron buenas", sino conseguirlo también con la tercera parte de la trilogía, y mejorar con creces el legado de Liman. Hace poco comentábamos en este blog la película "Green Zone: Distrito protegido" que precisamente dirige Greengrass y que protagoniza el propio Matt Damon, en una obra bélica mucho más interesante que esta entrega de Liman, que aún así tiene ciertas similitudes en lo que parece una suerte de competición dónde déjenme que les diga que Liman sale claramente perdiendo.
Liman ha conseguido hacerse un hueco en Holywood, aunque sus obras no serán recordadas con los años; "Jumper" y "El Sr. y la Sra. Smith" no pasan de ser películas para pasar el rato que dejan bastante que desear.
La película recupera la temática de Irak. Me alegra que desde la industria cinematográfica más poderosa del mundo no se olviden de recordar el tema y añadan para la historia nuevos metrajes que mantengan viva la memoria de los atropellos, mentiras, y sandeces que se vertieron desde la administración Bush y de cómo esta, mediante el juego sucio, trató de acallar las voces de quienes sí tenían pruebas de que las archiconocidas bombas de destrucción masiva no existían. Suma puntos el hecho de que esté basada en hechos reales, y que se haya inspirado en los libros "The politics of truth" y "Fair game" que escribieron el diplomático norteamericano Joseph Wilson (interpretado por Sean Penn) y Valerie Plame Wilson (encarnada por Naomi Watts).
La ejecución de la cinta no aburre, no se hace larga, pero adolece de ciertas cosas; hay demasiada información y se pasa muy rápido por encima de todo, hay muchas cosas que contar en poco tiempo y se decide por una ida y venida de imágenes que alternar américa con oriente, dónde nos muestra planos lentos y reposados cuando la acción se desarrolla en estados unidos, y planos de cámara viva cuando lo hace en territorios de áfrica y oriente. Por momentos tienes la sensación de que los acontecimientos se aceleran para llegar cuanto antes al tramo final de la película, como si tuviesen prisa, y te gustaría poder reposar más cada detalle y cada idea. Por otra parte, hay ciertos errores de dirección; planos dónde no se ve nada, la cámara que se mueve buscando al protagonista sin que aporte artísticamente nada a la secuencia, momentos absolutamente prescindibles que no trasmiten nada nuevo a la trama. Le faltan y le sobran cosas.
Cuenta con dos actores principales de primer nivel y con un buen elenco de secundarios, pero he de admitir que ahí podrían haberse ahorrado dinero. Hay suficiente historia, es tan cercana a nuestros días y tan real, que no habría hecho falta pagar sueldos millonarios a grandes estrellas, es más, quizás lo habría hecho mucho más natural. Dos actores desconocidos podrían haber sentido que era para ellos el papel de su vida, y digo esto, porque ni Naomi Watts ni Sean Penn hacen un papel digno de mención, y eso que el segundo es un actor que admiro personalmente, pero pasan sin pena ni gloria, en una interpretación me atrevería a decir hasta triste. En el caso de ella, nadie que no la conozca diría que es una estrella de la pantalla, más bien parece una actriz venida a menos.
Poco más que añadir. Me quedo con el detalle de intentar hacer creer (ojalá se consiga) que una sóla persona puede conseguir que un estado no le borre del mapa y sacar a relucir la verdad por encima de cualquier poder e institución. El valor de las ideas y la defensa de la verdad, buenas premisas. Aún estás a tiempo de cambiar el mundo, amigo.
Sinopsis en castellano:
Liman ha conseguido hacerse un hueco en Holywood, aunque sus obras no serán recordadas con los años; "Jumper" y "El Sr. y la Sra. Smith" no pasan de ser películas para pasar el rato que dejan bastante que desear.
La película recupera la temática de Irak. Me alegra que desde la industria cinematográfica más poderosa del mundo no se olviden de recordar el tema y añadan para la historia nuevos metrajes que mantengan viva la memoria de los atropellos, mentiras, y sandeces que se vertieron desde la administración Bush y de cómo esta, mediante el juego sucio, trató de acallar las voces de quienes sí tenían pruebas de que las archiconocidas bombas de destrucción masiva no existían. Suma puntos el hecho de que esté basada en hechos reales, y que se haya inspirado en los libros "The politics of truth" y "Fair game" que escribieron el diplomático norteamericano Joseph Wilson (interpretado por Sean Penn) y Valerie Plame Wilson (encarnada por Naomi Watts).
La ejecución de la cinta no aburre, no se hace larga, pero adolece de ciertas cosas; hay demasiada información y se pasa muy rápido por encima de todo, hay muchas cosas que contar en poco tiempo y se decide por una ida y venida de imágenes que alternar américa con oriente, dónde nos muestra planos lentos y reposados cuando la acción se desarrolla en estados unidos, y planos de cámara viva cuando lo hace en territorios de áfrica y oriente. Por momentos tienes la sensación de que los acontecimientos se aceleran para llegar cuanto antes al tramo final de la película, como si tuviesen prisa, y te gustaría poder reposar más cada detalle y cada idea. Por otra parte, hay ciertos errores de dirección; planos dónde no se ve nada, la cámara que se mueve buscando al protagonista sin que aporte artísticamente nada a la secuencia, momentos absolutamente prescindibles que no trasmiten nada nuevo a la trama. Le faltan y le sobran cosas.
Cuenta con dos actores principales de primer nivel y con un buen elenco de secundarios, pero he de admitir que ahí podrían haberse ahorrado dinero. Hay suficiente historia, es tan cercana a nuestros días y tan real, que no habría hecho falta pagar sueldos millonarios a grandes estrellas, es más, quizás lo habría hecho mucho más natural. Dos actores desconocidos podrían haber sentido que era para ellos el papel de su vida, y digo esto, porque ni Naomi Watts ni Sean Penn hacen un papel digno de mención, y eso que el segundo es un actor que admiro personalmente, pero pasan sin pena ni gloria, en una interpretación me atrevería a decir hasta triste. En el caso de ella, nadie que no la conozca diría que es una estrella de la pantalla, más bien parece una actriz venida a menos.
Poco más que añadir. Me quedo con el detalle de intentar hacer creer (ojalá se consiga) que una sóla persona puede conseguir que un estado no le borre del mapa y sacar a relucir la verdad por encima de cualquier poder e institución. El valor de las ideas y la defensa de la verdad, buenas premisas. Aún estás a tiempo de cambiar el mundo, amigo.
Sinopsis en castellano:
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