Ayer, jueves 6 de agosto de 2009, entré por primera vez en la Casa Invisible de Málaga, aunque no será la última vez seguro, bueno, siempre y cuando no haya una catástrofe. El sitio es espectacular, un lugar abandonado a su suerte, del que nadie se preocupó, que a nadie interesa, y que un grupo de jóvenes, de esos raros hippies que ya no quedan, decidieron reutilizar para organizar en él una radio, un taller de nuevas tecnologías, una sala de exposiciones, un local de ensayo, una biblioteca de libre intercambio, un servicio de asesoramiento laboral, una tetería,... ¿Qué más se puede pedir? Pues que los dejen tranquilos, que el ayuntamiento reconozca su derrota, a la hora de no ser capaz de presentar un proyecto juvenil y cultural, como el que representa La Casa Invisible, que por cierto, -aunque sobraría decirlo- no tiene fondos para sacar todo adelante, y lo consiguen, como en países desarrollados, como en los tiempos de la guerra, con colaboración, con esfuerzo, con mucha cooperación, solidaridad, con intercambio, con ganas. Mientras uno barre, otro friega, otro sirve bebidas, otro coloca el equipo de sonido, y otras dos preparan unos carteles,... hay una magia increíble; nadie les obliga a ir, nadie les paga porque vayan, no tiene ningún compromiso, pero tienen el mayor de los compromisos, el de ser gente cargada de energía, de ganas, de arte, de valores, de principios... Qué pena que esto aún nos sorprende. No sorprende que quieran echarlos, porque han demostrado que unos cuantos jóvenes dispuestos pueden cambiar las cosas, y que dejan en ridículo, tantas y tantas actividades realizadas por el ayuntamiento gobernado por el PP y que sólo han servido de cara a la galería, para justificar gastos municipales y a las que no acuden los jóvenes porque no les llenan ni les representan. Es triste que se planteen dar carpetazo a lo que han hecho estos "invisibles". La ciudad no debería perdonárselo. Lo malo es que siempre pasa lo mismo, el poder y el dinero sigue mandando, pero hay esperanza, la esperanza para mi es haber vivido lo de ayer. Eso me demuestra que hay un camino posible. Yo de él no me muevo, ni por dinero, ni por poder, porque me hace feliz, y eso vale más.
El concierto sonó muy bien, y creo que la gente disfrutó. Unas muestras de respeto y de afecto muy grandes. Se palpaba que la mayor parte de la gente tenía interés por la cultura, por la sociedad, por la política, por la tecnología, por la biología,... la gente que va allí merece toda mi admiración. Me hicieron disfrutar y espero haber correspondido. Dan ganas de tocar allí todas las tardes.
1 comentarios:
PPero Por que quieren cerrarlo? es que acaso no ven que es un lugar lleno de magia. Claro, ellos no creen en la magia, de hecho, quemaban gatos negros en la edad media. Nunca estuve allí, pero creo en tus palabras y puedo imaginarme allí, tomando un Té. Si algún día paso por Málaga da por hecho que visitare la CASA INVISIBLE. Me gusta sin haber estado allí.
Saludos.
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