Vicky la Vikingo, Pajarolo-Richomelo, y Rompetechos.
Mi rutina se volvió a romper una vez más. En este caso la causa estaba totalmente justificada y me hizo muchísima ilusión: me vinieron a visitar Barbie, André, y mi madre (los nombres corresponden por orden a los aparecidos en el título). Mis dos amigos ni siquiera contactaron conmigo directamente para avisarme de su llegada porque sabían que me enteraría por mi madre. Ella se quedó dos semanas conmigo.
Resumir estas dos semanas es realmente complicado. Trataré de hacerlo rápido pero sin que os perdáis algunos detalles jugosos. Entre otras cosas, André y Barbie casi pierden su vuelo de vuelta porque hasta el propio día en el que se iban no se cercioraron de que estaban equivocados al pensar que se marchaban un domingo, tanto es así que habíamos planeado lo que íbamos a hacer contando con ese día de más. Al final no hubo problema. Peor fue lo de mi madre. En su caso sí que se ha liado. Al llegar a embarcar en el aeropuerto le advirtieron que su vuelo había pasado de fecha y que se había marchado la noche anterior. Mi madre protestó porque le habían dado mal los datos desde Iberia pero para subirse al vuelo hubo de abonar unos 100€ como penalización, eso sí pasando previamente por una lista de espera, consistente en que una vez realizado todos los embarques de pasajeros se contabilizasen los asientos libres, si los hubiere, y en ellos ir posicionando a aquellos individuos que se hubiesen quedado fuera. Mi madre ocupó el 3er lugar, pero no pudo subirse al avión porque aunque la lista de espera era mucho mayor, -de 11 personas-, incluso se tuvieron que quedar 4 pasajeros con boleto correcto en hoteles pagados por la compañía porque metieron a más gente de la permitida. ¡Vendieron más asientos de los disponibles! Alguna gente gritó, alguna lloró, alguna se resignó. A mi madre no le pagaron el hotel ni mucho menos y como no tenía dónde quedarse se fue a casa de unos amigos. Hoy, día en el que escribo es el día después y espero que se suba a ese avión. Ya os contaré más adelante.
Como es un poco aburrido ir, siempre que vienen amigos a visitarte, a los mismos sitios, traté de llevarles a algunos a los que yo por h o por b no hubiese ido, así recuerdo con especial admiración nuestra visita al Morro, el Cristo, y la Cabaña. Como ya comenté en alguna ocasión, estos tres sitios importantes de la ciudad quedan al otro lado de la bahía, que se atraviesa no por un puente si no por un túnel de casi 1km que construyó una compañía francesa y que funciona bien (de lo contrario la que se armaría). No se puede cruzar andando porque entre otras cosas no está permitido. Por partes: El Morro es una fortificación a la entrada de la bahía, al este del malecón, y coronada por el Faro de La Habana, que está muy lindo. Subimos hasta lo más alto y Barbie literalmente se cagó. Algo de vértigo sí que daba, pero las vistas no tenían precio, bueno sí, los 4-5€ que se dejaban en cada lugar histórico que entramos, por los que yo no pago. Pusimos nuestros nombres en el pilar del faro al igual que hicimos (como hicimos tú y yo Raf -aún se lee perfecto-) en La Bodeguita del Medio. Allí, y permitidme que entremezcle los días, cenamos y vimos a mi madre incapaz de levantarse del asiento luego de haberse tomado dos chupitos.
--esta parte de la historia es literal, ¡Peneque!--.
Además del Morro, cuya fortaleza caminamos y disfrutamos de sus vistas a mar abierto, mientras aprovechábamos para tomar el sol, también estuvimos en La Cabaña, cuyo nombre completo es San Carlos de la Cabaña, de la que ya os hablé cuando lo de la feria internacional del libro. La fotaleza más grande construída por la corona española en toda su larga y denostada historia. Todos estábamos cansados de patear. El clima no ayuda. Te hunde en la mierda y te sientes caca. Es importante aquí concentrarse en que cada día vas a hacer poquitas cosas así que más vale que las hagas bien. Los días parece que duran mucho menos, es curioso pero os prometo que inevitable. El calor ultimamente ya arrecia.
Volviendo a lo que decía, en la Cabaña vimos unas cuantas salas de historia e información sin más detalle, y otra más jugosa sobre el Che. Antes de abandonar el sitio, al que hay que dedicar casi un día entero para ir, y sin olvidarme de que entramos gracias a que fui a ver al encargado y le indigesté la merienda, mientras le acusaba de reírse de mi madre y mis amigos, para que finalmente nos dejase entrar, vimos el “Cañonazo de las nueve”. Este “espectáculo” si se me permite llamarle así, tiene mucha tradición puesto que se practica desde que los españoles estaban en la isla. Se visten de época, y conmemoran un ritual ancestral tal y como se celebraba hace siglos que culmina con un famoso cañonazo realizado todos los días a las nueve de la noche. Entre la oscuridad rota por el fuego de las llamas, y las luces de la bahía al fondo, aquello estuvo bien bonito, aunque apenas dura cinco minutos. Entre medias, André y yo nos fuimos hablando de nuestras cosas a ver más de cerca el Cristo de La Habana, que mide unos 30 metros y que es algo similar al de Corcobado en Río de Janeiro. Echo en mármol blanco se levanta majestuoso a la entrada de la ría. Como no se veía un carajo y estaba menos iluminado de lo que se apreciaba desde lejos, tampoco tuvo mucha historia el que nos acercásemos.
André y Barbie, en cuanto a la visita “cultural” se refiere, obviaron el entrar en los Museos de Bellas Artes, los más importantes del país, uno de los cuales (del que os tengo hablado varias veces) me fascina y al que fue mi madre en su semana “tranquila” (así la denominaremos de aquí en adelante porque como es obvio cuando se quedó ella sola la intensidad de los planes bajó, no sólo porque yo no puedo con tanto para mí, si no porque me esmeré en que aprovechando que al principio estaban los tres viesen todo al máximo, algo que por lo visto logré y me alegro). Mis amigos y mi madre no se merecían menos que todas mis atenciones así que me esforcé en tratar de llevarles a cuanto sitio interesante había sin dejar de ocultarles las dos caras que tiene la ciudad; la turista y la cubana. Seguro que si Rafiquitiña está leyendo esto le vienen a la memoria muchos buenos recuerdos; yo nunca olvidaré que pasamos la noche de fin de año con un mojito en La Habana y que por el día nos refrescábamos en las playas del este. ¡Mi mejor regalo de reyes fuíste tú!
No faltamos a nuestra cita con el Museo de la Revolución, esta vez con guía personalizada para nosotros a la que sobre todo yo le di candela. ¡No dejé de sacarle todo tipo de datos acerca de algunas dudillas que tenía sobre fechas, hechos, nombres! ¡Imagínate tú! Los clásicos paseos por la Habana Vieja, mostrándoles un rincón y el otro, visitando tantos y tantos sitios como el tiempo nos lo permitía, y que estáis hartos a oírme mencionar. Así como de novedad, nos acercamos al museo del ron, pero los cinco euros de la entrada y las ganas de comer mezcladas con el cansancio jugaron en contra, y nos echamos para atrás. También me quedé fuera del acuario donde por problema de horarios -aquí todo lo lindo de ver abre pocas horas al día y siempre por la mañana-, no pudimos entrar. Donde sí fuimos que yo no había visto por dentro y que estuvo chulo, fue el memorial José Martí, donde no presté la atención que es habitual en mí, no sé si porque Martí me carga la madre, o porque estaba tratando de escuchar a una guía a la par que leía algunos tableros. La cosa es que me distraje un poco. Luego subimos al mirador del monumento a Martí, parecido a una columna tremendísimamente enorme, con cuatro salientes, y que en su base presenta un monumento al héroe nacional. Todo ello ocupando un vasto espacio de suelo. Se puede apreciar a simple vista desde casi cualquier lugar de La Habana. Las vistas eran lindas, pero como me he subido a tantos sitios altos de la ciudad, (la propia habitación de Rafa en el Habana Libre en el piso 22), pues ya no era algo que me maravillase, aunque todo esto hay que entenderlo desde el punto de vista de que íbamos con mi madre, lo que ocasionaba que nos mondásemos a cada rato con sus ocurrencias, sus confusiones, y su alarmante falta de atención, que provocaba que no se enterase de la misa la mitad, lo que mataba de la risa a André, y me tomaba encima a mí como chivo espiatorio, cargando contra mí. Mientras Barbie, echaba de menos ---. Ahora que me acuerdo, por un motivo o por otro, tuvimos absolutamente presente (se lo merece) a Israel. Es lo que le falta a Cuba para que esto sea Nunca Jamás. No somos nada al lado de un tipo singular como él. Si lo hubiésemos mezclado con mi madre, habría salido de ahí un combo de Charles Chaplin con Margaret Tatcher, o del Frutero con Sole.
Como cuando vino Raf, aproveché para patearme algunos restaurantes que no conocía y degustar su irrisoria carta, ya que para los que no lo sepáis, aquí la variedad gastronómica no es muy amplia, al fin y al cabo estamos en una isla, y recae sobre ella un despiadado bloqueo comercial de la mayor potencia económica del planeta. Destaco un lugar de pizzas enormes y muy sustanciosas en el barrio chino, que desde luego es el mejor para comer bien y barato (véase: a mi madre también le gustó mucho). Una de las noches la pasamos en un restaurante de la Habana Vieja en el que había una actuación de flamenco, y que se vio interrumpida por mi espontánea salida al escenario a cantar. Por lo visto sonó fatal y mi madre se encargó de recordarme que era mejor que me dedicase a cualquier cosa antes que tener la brillante idea de cantar en público. Rajada gratuíta. Hago constar que la guitarra española apenas sonaba, las cuerdas gastadas no sacaban sonido, no estaba amplificada, y el local no contaba con un adecuado equipo de sonido. El grupo de flamenco se hacía oír porque eran cuatro personas tocando palmas y taconeando, además de un bajista y un cajón flamenco, pero la guitarra, a pesar de los rasgazos que le propinaba una chica (de la que por cierto nada tenía yo que aprender porque se notaba que no era guitarrista), no se oía tampoco. En fin, que no es por justificarme, pero quería dar mi versión de los hechos. Qué decir, que me gustó cantar y no me avergoncé por ello.
Uno de los momentos más estelares de estas semanas, -aunque para mis invitados no tuvo relevancia- fue el encuentro con “Amandita”. Ella es una chica de 22 años que estudia teatro y que es famosa en todo el país por aparecer en la serie de moda de la televisión de la cual es la protagonista principal. En cuanto la vi, me emocioné. Viendo esa serie (eso que yo no veo la tele cubana), alguna vez, siempre advertí a los que estaban conmigo que la chica me daba morbo, etc. ¡Ya os imagináis! ¡La mítica chica de la tele de serie de adolescentes! ¡Oh sí! ¡Mi Arancha! Además hace el papel de una chica de instituto vírgen cuya mejor amiga ya está de vuelta de casi todo y de cómo ella se anima a probar esto y lo otro, hasta que al final, -¡Oh maldita serie moralista cubana!- la chica contrae el VIHS-Sida. Su nombre real es Sailín, y me resultó muy agradable durante el cuarto de hora que dialogamos sobre nuestras profesiones y un poco sobre nosotros.¡Demasiado riquiña! ¡Se llevó un merecidísimo “Turno de noche”! Cuando se lo he contado a la gente de la residencia les ha hecho mucha gracia, y a la gente cubana del ISA le ha parecido estúpido mi comportamiento, porque como ocurre siempre que alguien es famoso porque ha tenido la suerte de llegar hasta ahí, el resto la critican diciendo que no vale nada, y bla, bla, bla. ¡Viva Amandita!
Seguro que me faltan un montón de cosas por contar pero ese es el problema de no escriir con regularidad el diario, que se pasan las cosas, y luego ya no tiene tanta gracia contárlas. De lo que recuerdo por encima, es que no faltamos a nuestra cita “obligada” con Varadero, donde nos tostamos a gusto un día entero y disfrutamos una vez más de una playa de encanto, con el agua de verdadero vicio. No teníamos demasiados días y André y Barbie insistíaan en que abogaban por hacer la visita lo más cultural que se pudiese así que no fuimos a Playas del Este, otro de los lugares bellos y paradisíacos.
Donde sí me acompañaron, a regañadientes, fue a alguna de mis clases. De este modo conocieron a mis profesores, mi escuela, a mis mejores amigos aquí: Albert, Víctor, y Jesús. Junto con el Oso, y tantos otros que nos cruzamos y ahora que lo recuerdo, en dos ocasiones, invité a que pasasen el rato con nosotros, varias amigas mías de confianza; Olivia, que vino un día a cenar. Sandra, a la que asaltamos en su restaurante y se puso muy nerviosa y apenada por presentarnos sin más. Y Dainy, que nos acompañó un día entero por ahí, y que calló muy bien a todos. Desde luego y echando brevemente la vista atras, poco a poco sí que me he ido adentrando en la vida de algunos de los que me rodean y éstos en las mías y no dudo que de aquí salgan buenos amigos, a pesar de lo desapegado que soy yo a casi todo lo que no sean mi grupete de toda la vida, aunque éstos no lo crean.
Destacar que en las últimas semanas he recibido un par de cartas y no os imagináis la ilusión que me han hecho, gracias a Alba y María, y por supuesto a Carmen Antolín ¡Eres bella! Del resto de gente animaros a seguir leyendo el diario y a escribir. Mi web sigue en funcionamiento, y recordaros que en breve estaré de nuevo en casa, con mi cosas de siempre y mis amigos de toda la vida.
Especiales saludos a mi hermano y al resto de mi familia.
Si alguien ve o conoce a Juan Pestuzo que le envíe un abrazo y le haga saber de este blog.
Siempre vuestro
Que suene la música
Samuel Leví.
André, Barbie, y Dña. Rosa, gracias por venir a verme. Os quiero. No tenéis par.
'La Jornada', imprescindible y en primera persona
Hace 20 horas
1 comentarios:
hola samu yo tambien empece ya mi aventura americana.
yevo una semana y poco en orlando y esto va viento en popa, me encanta la vida q yevo aki de momento . Como pa quejarme!!!!!!!
bueno una cosilla q no m ha molado nada de lo q he leido .
YO NO EXO DE MENOS A NADIE, queda claro!!!!!!!!!!!
Estoy un poco hartita de q cada vez q salga mi nombre a relucir vaya unido de una u otra manera a otro nombre masculino, q por otro lado no tengo nada contra el.
pero olvidate de eso q tienes en la cabeza , cada uno por su lado y punto.
y no estoy en broma estoy totalmente en serio, estoy un poco hasta...... Para q lo tengas en cuenta , vale?
bueno te seguire escribiendo q ahora m tengo q ir a hacer wakeeeeeeeeeee. un besiño .
se te exa de menos
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