Valoración: 6'5
Aquí tenemos la segunda entrega de “Insidious” (“La noche del demonio”). Primero han de ver la primera entrega, por supuesto. Si te gusta el género del terror es posible que aceptes de buen grado que estamos ante una notable producción de la que lo primero que llama la atención es lo bien que hilvana la historia con su predecesora, algo que no siempre se consigue, llegando al punto de dar la sensación de haber sido pensadas como una única historia dividida en dos partes debido a la extensión de la misma, y puede que así haya sido, porque desde luego todo encaja a la perfección, y se agradece.
Los mismos protagonistas, la misma calidad fotográfica y fantásticos movimientos de cámara y planos secuencia, semejante puesta en escena, y una historia que no pierde el hilo argumental en ningún momento, sin lugar a dudas, el mayor logro de una empresa de esta envergadura, y algo de lo que adolecen la mayor parte de films de terror. Junto con “El conjuro”, estamos ante la película de miedo mejor hecha de los últimos años.
Odiarás los “caminadores” para bebés, su fastidiosa música y sus colores chillones, igual que es más que posible que durante un par de noches, desarrolles una alarmante capacidad para escuchar sonidos en plena oscuridad e identificarlos con seres malignos de cualquier índole (varía según la capacidad de inventiva de cada uno). ¿Alguien jugó de niño/adolescente a la güija creyendo contactar con el más allá? Aquella tabla con la que podías entablar conversación con los muertos. Aquí aparece también, y vaya, vaya, se las trae. La conexión fantasma está muy bien configurada, y trabajada. Engancha y sorprende a partes iguales.
Sin necesidad de tirar la casa por la ventana (perdonen la broma), lo cierto es que los 5 millones de dólares de presupuesto, son más que suficientes para atrapar al espectador y mantenerlo interesado en la cinta, que además está trabajada minuciosamente. Se me atragantó la comida mientras la veía y ciertos pasajes me mantuvieron muy tensionado, de pasarlo un poco mal, vaya, que al fin y al cabo es lo que se pretende con las películas de miedo.
James Wan vuelve a ponerse a los mandos de la dirección de la cinta, como lo hizo con la primera parte, y ¿Adivinen qué? También de la anteriormente mencionada “El conjuro”, y por si esto les dice poco, quizás empiecen a atar cabos, si les digo que es el creador de la archifamosa, escalofriante y desagradable, "Saw", obra que lo catapultó al estrellato, algo que para una persona de apenas 37 años y proviniente de Malasia es lo nunca visto en la fábrica de cine americana.
Como mencioné unos párrafos atrás, Patrick Wilson y Rose Byrne, vuelven a copar el protagonismo de la cinta, y él, la verdad es que nos ofrece un surtido catálogo de recursos interpretativos y pasa por todos los estadíos posibles dentro de lo que su personaje le exige -que no es poco-, como padre bondadoso, marido ejemplar, hombre asustado, y ser endemoniado. Capaz de todo, sobresale con su actuación. Y alegra que los secundarios cumplan bien su mision, y que te incluyan algunos guiños cómicos que suavizan las cosas, y le dan mayor compostura, e incluso que te fidelices con los más mayores, la medium y su amigo con el que te unes en la búsqueda de respuestas.
Ya hemos visto muchas películas sobre casas encantadas, y es cierto que parte de los recursos usados para meternos miedo son clásicos -dirán algunos- tópicos -dirán otros-. La verdad es que lo que nos da miedo a unos y otros suele ser bastante similar, y convengamos en que tirar de recursos no es algo negativo siempre y cuando se haga con cierto estilo. Las grandes obras del terror; “Poltergeist” o “Psicosis” de las que parece beber Wan, fueron quizás precursoras, pero el director malayo, ha sabido modernizarse en su filmografía, plagada en esta última década de títulos que serán referencia en próximas generaciones, y sino, al tiempo.
Cuando hablamos de miedo, terror, suspense, cada uno se hace su propia composición de lugar. El acierto de esta película, y por lo que no ha necesitado de un gran presupuesto, tiene que ver con la ambientación, con lo trabajada que está cada escena y cada situación para crear incomodidad en el espectador, sin que sea necesario destripar a nadie ni llenar todo de sangre. Buena música, buenos efectos lumínicos, y pausa, la calma que precede la tormenta, para no dejarnos en paz ni un minuto, y crear en nuestra cabeza esa sensación de que en aquellos momentos de tranquilidad en los que no pasa nada, uno debe estar aún más alerta, al menos hasta que se resuelva el entuerto,... si es que se resuelve. Yo no estaría tranquilo, es más, no lo estuve.
Dicen que se prepara una tercera parte, y lejos de parecerme excesiva, la verdad es que estoy deseando saber por dónde irán los tiros, aunque admito que ya me veo venir el mal trago que pasaré viéndola.
Sinopsis en castellano =
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