Valoración: 7
Entramos sin saber qué íbamos a ver. Era otra de las películas que formaban parte del cartel del festival MadridCine '12 en Buenos Aires, y al principio ni recalé en que Michelle Jenner era la protagonista, ni que volvería a ver a Lluis Homar, como días atrás había hecho en la ya comentada "Pájaros de papel", en esta ocasión en un papel absolutamente distinto y perturbador.Así que a los pocos minutos de metraje ya me di cuenta de que aquello no iba a ser agradable, en el sentido de cómodo, de sencillo de ver y de presenciar, porque es una historia cruda, dolorosa, agria, y no se dejen llevar por el título, porque no es una película de terror, es un drama que aborda un problema social tan grave como el abuso de menores y la violación. Podemos pensar, y acertaremos, que el director, Montxo Armendáriz, nos acerca con ésta, su última película, un drama social, poniéndo especial énfasis en escenas consistentes en mostrar terapias de grupo en las que anónimos personajes cuentan sus terribles experiencias personales, algo que nos conecta mucho con la calle, por cómo está rodado, y que cinematográficamente lo vincula con el docu-reportaje, pero que quizás hace perder peso al resto de la cinta. La mezcla le hace perder puntos de forma un tanto innecesaria, ya que con mencionar dichas terapias o pasar de refilón por ello habría bastado, no obstante se empeña en dotar a estas escenas de una importancia mucho mayor, en un intento por engrandecer el problema y llevarlo a lo global, donde por desgracia ya intuímos que está el problema, sin necesidad alguna de recrearse en ello, y como decía, de quitarle peso a la parte más narrativa de la historia.
Notable es el ejercicio de realización, en el que apreciamos en todo momento una cámara en movimiento siguiendo el deambular por las calles de una chica que a duras penas arrastra su tristeza y su malestar de un lado para otro sin saber dónde refugiarse. Eso, sumado a los silencios, a las miradas, a los gestos, dicen más que muchas palabras, y se libra de tener que llevar las situaciones al extremo más dramático en enfrentamientos que nunca llegan a producirse, ni falta que hacen, al igual que opta -muy elegantemente- por no demonizar al padre, mostrándolo de carne y hueso, enfermo, culpable... En todo ello, Montxo Armendariz, muestra una maestría fuera de toda duda, con la capacidad de tratar temas muy delicados, de forma elegante y correcta, valiéndose de un estilo realista a la hora de afrontar la historia.
La película se centra en la lucha contra la adversidad, contra el sometimiento, contra el abuso,... las dificultades que atraviesa el personaje para poder llevar una vida normal, sin obsesionarse, sin culparse, sin sentirse mal consigo misma, sin poder entender porqué nadie la quiere escuchar, y sin diferenciar bien qué es correcto y qué no, manteniendo una relación con su padre sumamente compleja; mezcla de pena, de asco, de miedo, de aprecio, de ira,...
Los actores acompañan muy bien la película. Michelle Jenner carga con el mayor peso de la cinta, y lo hace realmente bien (Fue nominada en los Premios Goya 2011 como Mejor Actriz Revelación, aunque no lo ganó). Como decía antes, Lluis Homar actúa de maravilla en el papel de padre enfermo, y el director escogió a Belén Rueda, para el papel de una madre que nunca llega a ser del todo consciente de lo que está ocurriendo, porque ni quiere verlo, ni le dedica el tiempo necesario a su hija para poder darse cuenta. Buena su interpretación y muy acorde con lo que se le exige. A mayores, aparecen Rubén Ochandiano, Javier Pereira, Nuria Gago, y Cristina Plazas, todos ellos realmente bien en sus pequeños papeles. Muy trabajado el aspecto interpretativo, y eso se agradece.
También está bien conseguido, y respetado, el paso de la protagonista por diferentes etapas de su vida, desde la tierna infancia, luego la adolescencia, y más tarde la juventud, siendo interpretada por hasta 3 actrices diferentes sin que eso suponga un golpe visual importante. Así que incluso en esto, el director mantiene una coherencia más que apropiada, algo que no por obvio, es muy descuidado en algunas otras películas.
El espectador puede echar en falta un final más cuadrado, donde alguien pague la culpa, porque da la sensación de que aunque cada uno carga con lo suyo, debería haber una condena mucho más firme y severa, o esa es la sensación que parece dar, y aquí el director mantiene su misma línea, de insinuar pero no poner en la palestra más de lo necesario y dejar que así cada uno saque sus propias conclusiones, algo que tratándose de un tema tan delicado, algunos pueden interpretar como una falta de seriedad, aunque no estoy del todo de acuerdo con esta forma de verlo. Pienso que quizás, sí faltan más cosas en el tramo final, y que te quedas con una sensación bastante incómoda con todo lo que acabas de ver y con la percepción de que no se ha cerrado la historia, pero en el fondo, pasase lo que pasase a continuación me temo que en casos así, nunca se soluciona del todo, ni la madre corregirá sus faltas, ni el padre podrá dar marcha atrás, ni la hija podrá superar del todo el trauma que ha tenido que vivir. Quizás eso es lo más duro de toda la historia, darte cuenta de que no hay marcha atrás, ni solución posible. Tal vez, el director pudo mostrarse más duro y firme en la resolución de la historia, quizás.
Permítanme que destaque a mayores, algunos planos "fuera de cuadro", que ayudan a realzar el dramatismo, el que el espectador se haga cargo de lo que supone que puede estar sucediendo, en este caso algo aterrador. Un recurso muy bien empleado en esta película. Te obliga a identificarte con el personaje en planos cortos, en movimientos de cámara cercanos en todo momento al rostro de la chica, para luego abandonarte y dejarte más allá del umbral de la puerta, para dejarte frases suspendidas sobre un fondo negro, o para mantenerte parado sabiendo todo lo que sucede sin mostrártelo. Eso es peor que verlo. Juega con la imaginación del espectador, y eso lo hace mucho más poderoso el sentimiento que te produce.
No hay paternalismo, no hay trivialización, y no hay sensacionalismo en esta cinta del director navarro. Al revés, hay inquietantes contradicciones que se barajan una y otra vez en nuestra protagonista, a la que vemos sentada al lado de la basura, en un símil de cómo se siente, y cómo reacciona poniéndose en pie y enfilando un horizonte que no puede ser peor que el lugar del que viene.
Criticas en otros medios:
Cinemanía - Carlos Marañón
"Su probada sensibilidad para rodar en la frontera de lo real y lo ficticio le impide desvirtuar un material aparentemente polémico que sin embargo en el filme surge de una limpia obsesión investigadora por el sufrimiento de las víctimas".
El País - Carlos Boyero
"Armendáriz ha logrado una película notable, profunda y terrible con el calvario, la confusión, el pavor, las contradicciones íntimas, el desequilibrio, las huidas y los retornos".
Fotogramas - Mirito Torreiro
"Privilegia el plano/ secuencia para mejor solidarizarse con los ojos de su protagonista, a la que jamás deja sola en su desvalimiento, pero, lección ética suprema en estos tiempos de todo vale, de cuya peripecia jamás se aprovecha para fines espúrios".
El Periódico - Quim Casas
"No hay falsas y atribuladas escenas de choque, ni condenación a ultranza de lo que hace el padre, a quien no se intenta justificar, por supuesto, pero tampoco anatemizar en el plano dramático".
Público - Eulàlia Iglesias
"La película gana calado en los silencios y el fuera de campo, esos que cargan de tensión la relación con un padre al que se evita dibujar como a un monstruo. Acaba ecuperando testimonios reales de víctimas de abusos en la infancia. Es en aquí donde el filme acaba chirriando".
Rock de Lux - Miguel Calero
"Perezoso acercamiento al cine social, construido sobre la pragmática televisiva"
Sinopsis:
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