Valoración: 8
¡Por fin! ¡Al fin encuentro una película original, imaginativa, diferente, fresca, irreverente, que te lleva dónde quiere, que te hace pensar, que demuestra una capacidad inusual para sorprenderte y cargada de reflexiones sobre la sociedad actual sin dejar de lado la cercanía con el público mediante la presentación de dos jóvenes que bien podrían ser cualquiera de los que vayan a ver la cinta! La demostración de que no es necesario usar efectos especiales ni manejar grandes presupuestos para hacer una gran película, una película buena, buena de verdad.
Medianeras conjuga muchas grandes cualidades que siempre se agradecen en el cine: por un lado una más que destacable fotografía, por otro lado una buena representación actoral, por otro una destacable selección musical, algo de humor, comedia, ciertos momentos dramáticos, espacio para la reflexión, crítica social, y un guión que cuenta una historia con coherencia y bien armada.
Nos muestra Buenos Aires y su arquitectura. Nos habla de la soledad. De la soledad de sentirse encerrado en uno mismo, en un pequeño piso de una gran capital, y de la soledad de estar rodeado por desconocidos y a pesar de ello seguir sintiéndose sólo. Nos habla de la búsqueda de afecto, de comprensión, de alguien que te entienda, de alguien a quien quieras querer. De ensayo, prueba, error. De falsas percepciones. De querer y no poder. De lo cotidiano, de lo vulgar, de la monotonía, de la falta de expectativas, de la sociedad de consumo, de internet, de las relaciones a través de la red, de la influencia de las nuevas tecnologías en nuestro día a día,... y todo ello lo hace de una manera sincera, auténtica, destila naturalidad, y todo te entra por los ojos, y no quieres que termine, sólo quieres participar, entrar en la conversación que propone, contar lo tuyo, interactuar. Dan ganas de salir a la calle y fijarse en todo, observarlo todo, apreciarlo todo, buscar a tu otra parte (si eso existe).
Nos relata algunos de los males que aquejan a esta sociedad capitalista y a este mundo tecnológico, una era de las comunicaciones donde nos cuesta más que nunca ser capaces de comunicarnos con los demás; la depresión, las fobias, el aislamiento, el estrés, la neurosis,...
Mi más absoluta bendición para Gustavo Taretto, director y guionista de esta pequeña obra de arte. Un debut por todo lo alto de un director del que ya se espera su siguiente trabajo porque promete haber venido para quedarse. Tras de sí deja seis cortometrajes y mediometrajes, de uno de los cuales precisamente saca esta película (mantuvo el mismo título que le había puesto allá por 2005), y que fue muy bien recibido en su momento. Uno reflexiona y piensa que tuvo que esperar seis años para poder hacer por fin la película. Sin lugar a dudas ha merecido la pena a tenor del gran resultado que ha obtenido. A los que empiezan no se les suele dar bola, y de ahí que haya leído muy buenas críticas acerca de la cinta pero nadie que se atreva a resaltar el sobresaliente trabajo que se ha realizado. Si esto viniese firmado desde Hollywood se estaría hablando de una de las películas más taquilleras del momento, pero es demasiado inteligente para el cine americano, palabra, demasiado irreverente, demasiado despreocupada por el qué dirán. Es de verdad.
Uno de los mejores comienzos que recuerdo en una película. Una introducción soberbia sobre la fisionomía de las ciudades, lo que estas nos determinan y lo que nos caracterizan, o cómo conformamos y redecoramos la ciudad según nuestros hábitos y costumbres, cómo son muestra de la sociedad que las habita. El entramado urbano, las calles, los edificios, los parques,... puertas y ventanas tras las que se encuentra personas que tienen una historia detrás, y aquí nos cuenta la de dos desconocidos, que podrían estar emparejados pero que no lo saben porque no se conocen. Para definirse el director hace un uso espléndido de los monólogos narrados con voz en off de cada uno de los individuos explicándose a sí mismo, mientras nos lo muestra con una agilidad visual que le hace optimizar cada minuto de metraje, y no sobra absolutamente nada de los apenas 94 minutos que dura.
Hay algo de poético en el tratamiento de la cinta y también algo del mejor Woody Allen. Es más, en muchos aspectos toma referencias directas de la película "Manhattan", que el genio neoyorquino firmó allá por 1979, y quizás ese regusto al mejor Allen, le da un valor añadido. Hay que ser bueno hasta para copiar.
Los protagonistas son interpretados por Javier Drolas y Pilar López de Ayala, que hacen buenos sus papeles. A mí me gusta especialmente él, pero ella no desmerece en absoluto y parecen encajar a la perfección.
La labor fotográfica de Leandro Martin es excepcional. Las localizaciones están muy logradas y la selección de instanténeas así como el montaje es realmente plausible. También merece mención especial la selección musical y la banda sonora de Gabriel Chwojnik, que enmarca con precisión toda la cinta.
Admito que me puede con la propuesta relacionada con "¿Dónde está Wally?", ya que quizás es uno de mis personajes de ficción preferidos. Un detalle genial e innovador que sorprende y divierte.
Sinopsis:
3 comentarios:
Oooooo... tengo pendiente un post para ella ;) Cuando ví el corto hace ya unos años me enamoró para siempre... qué ganas de ver la película!!
Mua!!
¿¿¿Y POR QUEEEEEE TODAVÍA NO FUI A VERLA????????????
Me encantó el trailer y tu crítica =)
Besos!
Señoritas!! Vayan a verla!! No se arrepentirán. Pasarán un buen rato. Espero...
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