Más feo que pegarle a Dios
Las cosas se están poniendo feas. Antes de todo decir que llevo mucho tiempo sin poder entrar en Internet. Por eso hay un desfase terrible en los escritos. Es decir, yo cada pocos días me siento y os cuento cómo marcha, pero de ahí al día que lo cuelgo en la red… cuando leas esto puede que esté siendo arrastrado por el huracán o ciclón tropical de categoría 5 (la más alta, la de Orleans) que se nos viene encima, y que puestos a pedir me gustaría que me acercase a Buenos Aires así conozco la zona, aunque por lo que sé de mis 3 años en geografía-1 curso, eso no parece probable. Wilma (como se llama el ciclón) está previsto para este jueves 21 por la noche o para el viernes 22 de mañana. Sea cuando sea estamos a salvo. Es broma, aquí no se salva ni perry. Si ese ciclón pasa por la escuela, cosa que según cuentan por aquí, no ha ocurrido desde que los lugareños tienen memoria, nos borraría del mapa. ¿Lo más gracioso? Dicen que ha habido muchas personas que han sido absorbidas por las alcantarillas y que no se ha vuelto a saber de ella. Tal como me lo contaron (por muy serio que nos lo dijeron en la “charla preventiva”) me recordaba al Super Mario Bross cuando te “haces el alcantarillado” y te comes unas setas mientras te forras de pasta. ¡Qué juego tan sicodélico!
A lo que iba, que los ánimos del respetable están más que por los suelos. A nadie se le ocurre hablar de que va a pasar aquí un hermoso año, ni que este año va a ser increíble, ni flautas. Aquí lo que empiezo a notar es que va a haber una desbandada general. Son muchos los que llegaron conmigo y no prometen pasar aquí más que un par de meses, por haber aún hay gente que no tiene los papeles en regla, o no ha comenzado las clases. ¡Amargue! Le pregunto cómo se encuentra la gente y todavía sigo en la desazonadora búsqueda de un “estoy muy feliz aquí”. Nada parecido a eso. Y claro esto mina la moral de cualquiera. Resisto cual jabato y aún tengo esperanzas de salvarme pero hasta a mí por momentos se me ha llegado a aparecer la terrible idea de rendirme al sentimiento de tristeza y malestar colectivo.
En cuanto al estudio lo cierto es que si te concentras y tal como está montado esto, puedes pasarte todo el día en las clases y el resto de tiempo practicando por los pasillos, las habitaciones, o la plena selva. Entonces como hacen muchos te conviertes en un auténtico “monje de clausura”, todo el día metido en tus libros, tus armonías, y tus ejercicios de técnica. Por esa parte no tengo queja, ¡Bueno sí! ¡Que los profesores no vienen! ¡Cómo lo oís! Muchas veces faltan. Es más, es raro que vengan. Entonces te van debiendo horas. Si al final de mes no las has recuperado entonces, claro, no las pagas. Hay como varios precios: si coges pocas horas, en torno a 5h semanales, pagas a 7€ por hora recibida; si coges hasta 9h sigues pagando 7€ por hora; es a partir de las 10h semanales, que es mucho, cuando pagas sólo 5€ por hora. Si faltas a la clase entonces la tienes que pagar igual. Pues bien, voy a tener que volver el curso que viene a recuperar todas las horas que me deben. En estos momentos previos al ciclón, -durante el cual se suspenden las clases-, me deben 13 horas. Aquí voy controlando a saco el tema de la pasta porque aunque es barato no dispongo de mucho, y ahorrar (mi lucha de siempre) es un imposible. De todas formas espero que gracias a esta vida austerísima que me estoy pegando estas últimas semanas pueda juntar algo de güita porque de lo contrario apenas podré hacerme viajecillos guapos para conocer los sitios más exóticos de la isla.
Somos una buena tropa de españoles pero cada uno tiene una historia bien distinta, y está metido en un percal que nada tiene que ver con el de su vecino. Aquí el concepto pandilla apenas se da. Si acaso pequeñas asociaciones de dos o tres personas que la pasan juntas, pero por lo general todo se vive de manera individual. Aprovechando que los últimos días no han sido de gran movimiento aprovecharé para hablaros de la gente de aquí.
Guillen y Nalúa se han ganado a todos. Como indican sus nombres son una pareja de vascos que a sus treinta años se las saben todas y han venido equipados con todo tipo de material para sentirse siempre más cerca de casa, y de paso ayudar a los querubines como yo, a por ejemplo, coser un botón, o probar unas comidas cubanas especiales. Siempre generosos, amables, y sinceros, lo que no os imagináis cuánto lo agradezco. Me llevo muy bien con ellos. Están en mi misma planta. Me han pasado un botecito de miel al que le mando constantemente unos grolos, sí, así, a pelo.
Con Albert, sigo charlando con regularidad y nos reímos desentrañando la actualidad de nuestra vida aquí. Se lo toma con mucho temple pero sin perder un humor socarrón que tiene que consigue que salga de mi habitual profundidad para tomármelo todo con mucha más ironía.
También mantengo una buena relación con Vlado, el pequeño chileno de 19 años que me sirve entre otras lindeces, para escuchar en vivo y en directo cualquier canción de Silvio Rodríguez porque se las sabe todas, aunque a veces soy yo quien le ayuda con las letras. Con él paso el rato tocando la guitarra, y lo cierto es que me cae bien. Un tipo con un par.
Por último, y con el que tengo más buena onda, quizás porque lo aguanto mucho más, es con el Oso. Llamaremos así a Chusmi, de aquí en adelante, es decir, mi compañero de cuarto, Chema. Ese mejicano con el que bromeo sin parar. Nos balanceamos el uno con el otro todo el día, pero hemos conseguido lo que algunos tanto añoran que es no estar constantemente fastidiado por no tener intimidad (como le pasa a muchos) debido a que les toca un insoportable compañero de cuarto, o porque no se tragan uno al otro. Se cortó el pelo y parece un micrófono, así que me pongo por detrás de él (más bajo que yo), y le canto sobre la cabeza “straingers in the night”.
Los compañeros de piso me tratan muy bien y con todos me tengo parado a charlar o hemos ido a comer juntos, para apoyarnos los unos en los otros. Soy consciente de que no todo el mundo se cae bien, pero por ahora logro no tener que evitar a nadie. Javier un venezolano de 30 tacos que vive en California y que toca guitarra eléctrica y al que imito siempre ese acento carácterístico de él mismo que tan inconfundible se me hace, con su mítico “tá chévere huevón, qué onda?”, o incluso Rachel a la que en un rpincipio rehusé acercarme demasiado por el tema anglosajón (es de Londres), ahora es bastante riquiña conmigo y parece que le gusta hablar conmigo, lo que por lo que tengo entendido no hace con todo el mundo. Me cuesta evitar los comentarios hirientes contra su país, pero siempre le digo lo de “con cariño” – Mariajo tú sabes.
Reunámonos en coro y felicitemos a la patrona del Samoler, Doña Rosa cumple años. Por miedo a las represalias he evitado poner la cantidad, pero mirádla bien, está hecha un pincel, una colegiala al uso, una enfermera ejemplar, y una cabeza política brillante. Os invito a llamarla y a darle vuestras felicitaciones, seguro se sentirá halagada. Hacerlo por mí que no puedo acompañarla en esta fecha tan especial, el 20 de octubre, el día que nació mi mentora, mi ángel de la guardia. Si algún día encuentro una chica que quiera estar a mi lado quiero que se parezca a ella. Lo único, ¡¡Por favor que cocine mejor!!
Termino contando unas cuantas cosillas que sí hice el viernes pasado. Visité la sede de la EGREM, la principal discográfica del país. Su sede central como era de esperar me defraudó un poco, y las más de dos horas que esperé en la recepción, más. Luego cuando entré conseguí hablar con la directora artística, Élsida, que por estos y aquellos avatares que tiene la vida, conocía personalmente a Paco Dicenta, mi queridísimo productor, porque su hermano vive en Vigo y toca en el Manteca Jazz Café. Fue realista conmigo; tienen gente para dos años vista y primero van los cubanos. Así que mis posibilidades son remotísismas, a pesar de tener el disco hecho. Digo esto porque siempre es una ventaja enorme, ya que la compañía no tiene que poner la pasta para hacerlo y publicarlo, si no que el trabajo ya está,…de todos modos…chungo. Me dio al menos el contacto con una radio importante para que pusiesen mi música allí y al menos ir sonando por la isla.
Luego me fui a Bis Music, donde me trataron muy bien. Me gustó mucho el sitio, y me cayó muy bien la gente que conocí, sobre todo la secretaria, ¡Hay si me hubiese caído algo así encima…! Perdón. Me miró con ojos de gata pero no hubo perrito. Perdón de nuevo. Hablé con la directora artística. El hecho de que en las cuatro discográficas más importantes el cargo de responsabilidad en la dirección artística lo tenga una mujer me sorprendió y alegró al mismo tiempo. En este caso me cogieron más datos que nunca y me escuchó con suma atención además de mostrarse muy receptiva y muy dispuesta ya que incidió que ellos contratan muchos jóvenes talentos desconocidos, que hacen cosas diferentes a lo más típico cubano, y que era una fortuna tener un trabajo discográfico ya hecho porque le daba muchas facilidades. Además dijo que había ido en un buen momento pues las reuniones de los comités del departamento artístico para contratar artistas, estaban a punto de empezar este mes, así que me fui bastante contento por haberme esforzado en currármelo y llegar hasta allí, que no fue fácil.
Ese viernes fue de lo más completo, tanto es así que aún estuve a tiempo de llegar hasta mi facultad ¡No os olvidéis que trato de ser considerado como geógrafo! Siempre después que cantautor claro. La facultad de geografía es de auténtica risa. Está en una zona muy céntrica por la que he pasado ya varias veces, al lado del cine Yara, y de la heladería Coppelia, en el edificio Mella. Tronchísimo edificio en el que estudian los universitarios de económicas, además de la mía, y no sé si otra más. El edificio en apariencia, por lo alto que es, me recordó un poco al de la Complu donde yo estaba estos años, pero por dentro, es como unos zapatos sin suela. Lo del ascensor rozó lo estúpido en su esplendor y se quedó en absurdo en su totalidad. Resulta que hay que esperar casi a que esté lleno para subir, y por si te pones bravo hay un encargado del ascensor, que se siente como San Pedro a las puertas del cielo y que toca los huevos a los puteados cubanitos que no veas. Si ir a clase jode, subirse con aquel tipo…revienta. Hubo una discusión en mi presencia, y acabé por hablar. Dije que aquello me parecía un sin sentido y que si lo hacían para ahorrar electricidad, porque de lo contrario era una jodedera bien armada. El público del lado del artista y para arriba el ascensor. Lo más increíble de todo es que un profesor de geografía cubano, Eduardo Salinas, que había dado una charla en la facultad de la Complu a la que asistí en un alarde de interés por Cuba, estaba allí, y lo encontré. Me reconoció y se asustó un poco porque pensaba que había tenido la brutal idea de venirme a estudiar geografía aquí (que conste que la tuve). Le reparé en su error, y le puse en sobre aviso de mis intenciones. Necesitaba algo de material para hacer un trabajo de geografía de la economía sobre cuba, y algunos apuntes sobre g. de la población que deben ser los que completen mi necesidad de conocimientos para poder aprobar una puta asignatura, supuestamente accesible, con el mejor profesor de la complu y que después de un año de asistencia a clase y pormenorizado estudio (llegando a tener aprobada la mitad del curso) sigue suspensa en mi paupérrimo y lastimero historial universitario. En el tema universitario muchas veces he pensado en asestarle un golpe certero que acabe con la vida de mi agónica existencia en la licenciatura pero por ahora y como siempre…¡No temáis chicos, saldremos de esta! ¡Lo conseguiré! Bueno, eso, que se portó genial, que me dio su contacto, y que ya tengo ese tema algo más fácil, así que Pestuzo, Rafiquitiña, Carracho, y Richomelo, este junio lo voy a dar todo…bueno…daré lo que me quede de esta terrible aventura.
No dejéis de visitar la universidad de la Habana. Es muy bonita. A mí al menos me pareció sumamente guapa. Una enorme escalinata coronada por un edificio jalonado por columnas y un tejado a dos aguas con unos pilares horizontales en los que se disponían entre otras lindezas nombres de ilustres sabios de la antigüedad. Además una estatua de no recuerdo quien coronaba la entrada. Un parque central, pequeño, divide en un cuadrado cuatro facultades, edificaciones todas ellas, grandes, fastuosas, y posiblemente un poco vacías por dentro, pero no obstante vistosas. Los estudiantes en la universidad visten como les da la gana, eso me complica las cosas porque no sé quien es y quien no, cosa que con las colegialas no pasa. Ya me entendéis.
Anduve por allí un buen rato y luego me fui regresando a la beca. Nada más de lo que informar por ahora muchachos.
Agradecer como es menester vuestros mensajes. ¡No sabéis la ilusión que me hacen!
BB que sepas que sigo acordándome de ti. ¡Dame un abrazo!
Beltrán y el plumis, sois dos de los que me gustaría ver por aquí, un rato de vuestra compañía se me hace muy necesrio. Por si no os habíais dado cuenta, sois muy grandes.
Hermano, gracias por todo. Nada en particular, sólo sigue así.
Vuestro chico
Samuel Leví
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