lunes, noviembre 30, 2015

Mi diario en Roma - Capítulo 3 [Parte II - Final] - Las ilusiones no tienen defectos

Mi diario en Roma
Capítulo 3
Las ilusiones no tienen defectos
Samuel Leví


[parte final]

Lunes, 17 de noviembre de 2015



...


Laura y yo compartimos una experiencia irrepetible. Una noche llamaron a nuestra puerta. Era un señor mayor con una señora de larga melena blanca. No los conocía. Se presentaron de pronto en la puerta de mi estudio. Les hice pasar. Resultó ser un músico de reconocido prestigio que había vivido en el mismo lugar que yo lo estaba haciendo un cuarto de siglo antes ¿Y saben qué? La mujer que lo acompañaba era su mujer, la misma con la que había compartido esa experiencia a principios de los noventa. Durante veinte minutos me contaron anécdotas de cuando ellos habían estado allí, de los recuerdos que les traía aquel lugar, y de cómo había sido su carrera desde entonces. Quizás alucino, pero por un momento di un salto en el tiempo y me imaginé de mayor, y me sentí mágicamente vinculado con ellos dos. Fue muy emocionante y a la vez muy extraño. Una de esas cosas que te sucede en la vida y que te abre lo ojos de par en par, que te remueve por dentro. Lo sentí cómo una especie de demostración de vida. Me quedé perplejo.



Veo a Laura a mi lado y le estoy tan agradecido… es una heroína para mí. Me siento muy feliz cuando la veo sonreír, alegre, contenta. Si yo di un paso adelante, ella pegó un salto. Dejó su país, su familia, su trabajo, su mundo, para experimentar y conocer otro, verlo desde el otro lado de la barrera, pero siempre ha estado ahí, a mi lado, mano a mano. No me ha soltado nunca. En todo este año ha sido mi soporte. Ha despejado las dudas que he podido tener, me ha animado cuando lo he necesitado, y me he motivado más por ella, por querer demostrarle mi amor y mi confianza, mi respeto y mi afecto. Cuando cuidas de alguien, cuando ayudas a alguien, sacas lo mejor de ti mismo. El mes que viene cumpliremos 33 meses juntos, y pienso en que yo tengo 33 años, y en que hemos vivido en 3 países,… no os digo entonces que este es mi tercer disco, ni que tengo publicadas 33 canciones. ¿Casualidad? No seré yo quien diga lo contrario. Cuando uno quiere ver algo, si se esfuerza, lo ve. No sé si me explico. Laura ha sido parte fundamental de este año, y de esta aventura. La amo.



Podría hablar largo y tendido de mi experiencia en la Real Academia de España en Roma, de la institución, del programa de becas y lectorados, etc. Optaré por no hacerlo. Es una lástima que no se aprovechen más y mejor, las infraestructuras de las que dispone y el presupuesto con el que cuenta. El personal es amable, pero sólo con amabilidad no se riegan las plantas. Cuando uno tiene la comodidad de saber que tendrá una recompensa sí o sí, más allá de su trabajo o esfuerzo, hay quien cae en la autocomplacencia y no se gasta en entregarse al trabajo, se relaja y se deja estar, y así, por muy grande que sea la empresa o la institución, se la condena a la desidia y el fracaso más absoluto. Visto lo visto, trabajé demasiado, y ¿Saben qué? Lo volvería a hacer. El proyecto que terminé y que felizmente pude publicar este pasado verano, me quedará para el resto de mi vida, es más, quedará por siempre. Y no hay nada mejor que sentir que hiciste lo que querías hacer, como querías hacer, y tal y como soñaste. Tengo un disco maravilloso, que me gusta, y que puedo mostrar sin reparo, es mío, me salió de dentro, cuidé cada detalle, y como decía antes, quedará para siempre.



Hoy me encuentro en mi querida ciudad de Vigo, trabajando con ese disco y con los amigos músicos que desde hace montones de años han venido colaborando conmigo bajo el seudónimo de “los niños perdidos”. Ellos contribuyeron y disfrutaron de todo esto como yo, bueno, tanto no, porque como digo, yo viví día tras día esta obra titulada “filias y fobias” y que habla precisamente de eso, de aquello que te satisface, te apasiona, te agrada, y te llena, y de todo aquello que por el contrario te genera miedos, dudas, insatisfacción, animadversión. No he pensado mucho en el futuro. Se terminó mi experiencia italiana sin haber aprendido apenas italiano (asignatura pendiente), pero soy consciente de que he sacado más que una obra artística de todo esto. Por un lado me ha unido muchísimo a Laura. Sé que es algo que ninguno olvidará jamás. Por otro lado, he conocido mucho más a fondo una de las ciudades más interesantes y bonitas de este mundo. Me he enriquecido culturalmente; con la historia, con la gastronomía, con el idioma, con las tradiciones italianas, etc. A mayores saco varias conclusiones de mi paso por la Academia, en cuanto a la gestión de proyectos culturales, la organización de eventos, la difusión y exposición de obras artísticas, las formas de mostrarse o posicionarse, y sobre todo, creo que se ha consolidado y fortalecido mi visión de mi papel como artista y como músico. Me conozco mejor, y me respeto más. Cosas que uno no sabe que necesita hasta que las descubre. He aprendido a ver las diferentes capas de una misma cosa, a que cualquier situación puede ser observada desde puntos de vista muy diversos y a que mi cordialidad -muchas veces mal entendida- se confunde a veces, con debilidad. Menos pusilánime y mucho más incisivo. Claro como el agua. Llamar a las cosas por su nombre es una gran virtud, y estoy aprendiendo de a poco en ese sentido.



¿Desde dónde escribiré las próximas páginas de mi diario? No tengo ni la más remota idea. No sé qué pasará a partir de ahora. Sé que tengo disco para rato, que he apostado por esto y que lo voy a defender allá donde vaya. Me representa y hay una buena parte de mí ahí dentro que voy a compartir con quien quiera escucharme, igual que hago con esto con quien quiera leerme. ¿Sabéis que llevo diez años escribiendo todos los meses en este blog? No se puede decir que no sea fiel a según qué cosas. Lo bueno de todo esto es cuando algún viejo amigo o amiga te dice que eres esa persona que se encuentran años más tarde y sigue tal y como la recordaban, persiguiendo sus sueños y manteniendo sus valores y sus principios, reconocible. Eso, dicho desde el cariño y el afecto, es precioso. Nadie dijo que fuese fácil, por descontado.



La vida es maravillosa. Me gustaría seguir aprendiendo. Imagino que será tarde, luego, cuando tienes todas las herramientas resulta que ya eres mayor, mucho más mayor, y al igual que ahora me gustaría tener veinte y saber lo que sé, diré lo mismo dentro de unos años, cuando asome la cuarentena. Y quien me lea y esté en esas lides, asentirá con la cabeza en este preciso instante. Igual que por desgracia siempre hay alguien leyendo La Razón, confío en que haya alguien leyendo esto, y si no, siempre me queda el recurso de pensar que puede serme de utilidad para cuando lo relea yo mismo, algo que siempre digo que voy a hacer, pero rara vez hago. Estoy demasiado ocupado viviendo. Este maldito síndrome de Peter Pan me hace creer que tendré tiempo para todo ¡Cómo me dejo engañar! ¡No habrá tiempo para nada! Y ojalá siga pensando eso, porque significará que estoy tan entretenido viviendo y experimentando que no tengo ni un minuto que regalar, ni siquiera a esas grandes empresas que tan bien pagan a alguno de mis amigos y a la que ellos se entregan a cambio de un dinero que les permite según ellos “vivir de lujo” los días que su jefe decide que tienen libres. ¡Qué lástima que ellos no sepan aún que son libres todos los días, todo el tiempo!



Hasta la vista!

Samuel Leví    





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