jueves, octubre 31, 2013

Afiche del concierto Samuel Leví y Los Niños Perdidos en Bemol Bar - 1 y 2 de noviembre '13


Afiche del concierto
Samuel Levi y Los Niños Perdidos
Viernes, 1 de noviembre de 2013
y Sábado, 2 de noviembre de 2013
Bemol Bar
C/Soler 5905 - Barrio Palermo
A partir de las 20:30hs el viernes
A partir de las 22:30hs el sábado
Entrada 20$

***

+ info:

Perfil en Herzio:

Facebook: Samuel Leví y Los Niños Perdidos

viernes, agosto 23, 2013

Cuando empecé...

 
18 de marzo de 2005

Cuando empecé…



Han pasado 7 años desde que dejé de tener 15. Era como la mayor parte de mis amigos, un chico tras un balón, que sólo detenía su desaforada persecución del esférico, si se cruzaban en el camino unas bonitas piernas de virginales adolescentes, bien protegidas por unos padres que le habían encargado la educación de sus princesas, a los jesuitas. La verdad es que no sabía nada del mundo de la música, pero era tanta mi ilusión por dedicarme a ella, que me sentía parte de la misma. Grababa en cintas mis canciones y se las vendía por 200 pesetas a mis amigos. Escuchar aquellas cintas era realmente imposible. Estoy seguro de que alguna ni se oía. Decían que era mejor en directo. En verano, en la playa, mientras los demás iban conociendo a 100 Pippers, White Labbel, Dyc,… y añadían a la definición de chocolate una acepción mucho más excitante que la clásica, yo tocaba los acordes de mis primeras canciones, que hablaban sobre lo mismo que las que hago ahora, con una ingenuidad a la que aún trato de aferrarme, pero que era muy típica de esa edad.


Pedro Guerra era el ejemplo de lo que podía conseguir. Me dejé el pelo largo como él, canté sus canciones por activa y por pasiva, fui a la entrada de sus conciertos y conseguí saludarle en varias ocasiones. Luego al llegar a casa sonaba Silvio Rodríguez y me hacía creer que las Islas Cíes eran el Caribe.


Empecé a subirme sólo a los escenarios, o con algún amigo que tocaba la guitarra y acompañaba. Trataba de mentalizarme de que ir a clase de guitarra me sería de mucha ayuda aunque todo lo que allí estudiaba me parecía soporífero. Qué decir del colegio. El colegio se convirtió en el mayor taller de canciones que jamás he visto. Cualquier cosa era merecedora de ser convertida en canción. Siempre tuve cierta facilidad para las relaciones personales y es algo que me hace sentir bien, lo digo, porque sin prejuicios de ningún tipo, ni miedo a lo que los demás pudiesen decir de mí (todos sabemos que en el colegio somos todos muy crueles, a lo que añadir, que está por demostrar que fuera de él no lo seamos aún más), conseguí que la gente se solidarizase con mi causa y así, todos estuviesen al tanto de que Samuel Leví es cantautor. Ahí nació "el mito". A partir de ahí a la gente se le hacía más raro que siguiese persiguiendo balones por el patio, y que creciese hasta límites insospechados mi sujeción a las chicas, esas extrañas que llegaron a un colegio masculino con 14 años y que revolucionaron el sistema establecido, haciendo que nos preocupásemos por cosas como la ropa, el pelo, o la forma de hablar,…cuestión de actitud.


Las condiciones acordadas con el dueño del local de mi primer concierto eran las siguientes: las entradas costaban 500 pesetas (lo mismo que valía ir al mejor cine de la ciudad), y tenía que vender 60 para que se hiciese el concierto, si vendía más, el dinero de las restantes iba para mí. Lo vieses por donde lo vieses, era una estafa. La noche anterior no dejaba de dar vueltas por mi habitación pues apenas había vendido 25 entradas. Era imposible, pero como en otras ocasiones, tuve estrella. Cinco minutos antes de saltar al escenario, mi mejor amigo subió a informarme: “¡Samu, vendimos 88!”. El concierto lo recuerdo con bastante cariño, no sólo porque era mi primero, si no porque además estaba tocando la guitarra y cantando mis propios temas. Era el principio.


Analizándolo fríamente, creo que poco he cambiado desde aquella época en mi forma de hacer las cosas. Mi idiosincrasia parece ser la misma. Fueron 5 años antes de marcharme a Madrid, “la ciudad de las oportunidades”, en los que senté las bases de lo que quería hacer con mi vida, por eso incluso cuando todo sale mal, creo que jamás podré escapar a esta necesidad de subirme a un escenario y compartir con la gente mi música.


Para el recuerdo una ciudad donde no había ni un solo garito para actuar, donde proliferaban grupos y más grupos cuyas tendencias oscilaban del pop-rock, al heavy, el metal, el grunge,…y que no eran capaces de llegar a un público al que tampoco se le facilitaban los medios para llegar a la música de los grupos locales. Piratas y Killer Barbies eran los únicos capaces de hacerse oír más allá de Galicia. Aún pregunté hace poco cuántos artistas y grupos locales tiene registrado el ayuntamiento y la respuesta fue que por ahora 270. No tengo ni la más remota idea de dónde actúan todos esos grupos, ni qué música hacen. Estoy casi del todo seguro que los componentes de esas formaciones están trabajando de repartidores de pizzas, de dependientes de tiendas, etc. o estudiando administración y dirección de empresas o periodismo, cualquier cosa con la que puedan alimentarse porque tal y como está el mercado, serán unos pocos elegidos los que podrán vivir de ello, si es que alguno lo hace. Seguro que la gran mayoría empezaron con la misma ilusión que yo. Yo me encuentro en busca de un milagro, de que aparezca mi buena estrella, porque de lo contrario la próxima vez que me vean puede ser cuando pidan un mega-super-maxi-hiper-gigante-extrem-BigMac en alguna hamburguesería. Eso sí, a todos nos gusta la música, pero…nadie está dispuesto a dejarse su dinero en ella.



Salud y república, abrazos y besos.
Samuel Leví.

sábado, agosto 17, 2013

Comentario de la película: "Un método peligroso"



Valoración: 6



Seamos sinceros; la película aburre. Así, sin miramientos. Si ven la sinopsis que aparece al final de este comentario sin duda tendrán la sensación de que la película parece interesante, bien rodada, bien dirigida, y crea interés. Convengamos en que es un buen trailer para una película que deja una sensación agria. Quizás mi punto de vista sería diferente si partiese de la base de un mayor conocimiento sobre la historia y la obra de Freud o de Jung, los dos personajes fundamentales de este trabajo –junto a Sabine Spielrein- basado por cierto, en hechos reales. Mi desconocimiento del segundo era absoluto hasta la fecha, y del primero no conozco lo suficiente como para tener una opinión formada sobre él.


La película está plagada de diálogos, pero no me resultaron especialmente elocuentes. Ni suspense, ni misterio, ni acción, ni sexo, ni humor,… la verdad es que por no tener, no tiene más que el relato de la relación tormentosa que vivieron sus tres protagonistas. Freud y Jung son posiblemente los dos psicólogos más famosos del siglo XX pero en este caso al menos, eso no es suficiente para que la película suscite interés.


El director canadiense, David Cronenberg, caracterizado por definir personajes obsesionados con la violencia y el sexo, encontró en ésta una historia apetecible, pero creo que no supo mostrarla de una forma atractiva para el espectador, que como digo, asiste a la narración cronológicamente ordenada, de una serie de sucesos que nos definen muy por encima la vida y obra de los tres personajes, sin ahondar lo suficiente en ellos y sin que en ningún momento sientas la más mínima empatía por ellos. Así, los ves acartonados, fríos, caricaturescos. Es curioso que en una película que habla todo el tiempo sobre sexo no haya prácticamente escenas de sexo, no se provoque al espectador lo más mínimo, ni se genere pasión, deseo, morbo,… nada. Se habla de masoquismo y te quedas como si tal cosa. Está contado de tal modo que hasta resulta estúpido por momentos, demasiado ridículo en otras ocasiones.


Los tres actores pasan sin pena ni gloria por una película que debería ser otra cosa, con los recursos con los que cuenta, los nombres que la firman, y la historia que tenían entre manos. Viggo Mortensen se mete en la piel, nada más y nada menos que de Sigmund Freud, y no pasa nada. Nada de nada. Personaje insípido y carente de interés. ¿Así era Freud? Permítanme dudarlo. Cuando lo oyes hablar incluso sus planteamientos te resultan de lo más básico. Luego, Michael Fassbender, interpreta a Carl Jung, y aún siendo el que más cuota de pantalla tiene, y el que ejerce de centro del triángulo personal de la película, se muestra sobrio, impávido, Acabas harto de sus mentiras, de su doble moral, y de la sensación que da de creerse mejor que su propio maestro. Y cierra el triángulo; Keira Knightley, que no se sabe si obligada, o por voluntad propia, realiza una actuación sobreactuada hasta el extremo, pasando de paciente enferma a psiquiátra de forma muy poco creíble. Personaje que roza lo absurdo. No sabes si tomártelo a broma. Miras a tu lado, para ver si el resto de las personas ven alguna cosa que tú no ves, o si te estás perdiendo en medio del entramado psicológico propuesto. Quizás haya algo que no has entendido, pero no, simplemente es así. Un personaje peripatético, al que no das crédito de que sea el mismo durante toda la cinta. Y ya por último, realiza su pequeña aportación, pero más agradecida incluso que otras, Vincent Cassel, que interpreta a un psiquiátra algo aturdido, que aún así, parece ser el que lo tiene más claro de todos.


Nada a destacar en el trabajo de fotografía, iluminación, atrezzo, o escenografía. Nada. Correcto todo ello pero sin alardes, sin ofrecerte ningún motivo por el que merezca la pena ver la película. Lo primero que me pregunté al terminar es si había habido banda sonora. No podría pasar más desapercibida. Música para ascensores.


Valerse de los padres del psicoanálisis y de sus fantasías y obsesiones sexuales en un momento en el que ambos eran terrenos inexplorados debería ser material suficiente para realizar una cinta de mucha mayor envergadura. Cronenberg tiene mucho que ver en esto, por que suya es la manifiesta incapacidad para dotar a este film de la suficiente chispa. No estuvo inspirado.


Ninguno de los temas que pueden aparecer sucintamente en la película, como el maltrato infantil, el miedo, la infidelidad, la envidia, la competencia, la lucha de egos, la amistad, etc. Son bien definidos ni acatados con solidez. La relación entre Freud y Jung está desdibujada y no acaba de encararse con firmeza.


Creo que ha sido una de las pocas veces en mi vida en las que he asistido a una conversación sobre sexo, tan sumamente aburrida e insípida. Tedio. De comer una y contar veinte.




Sinospsis en castellano:

jueves, agosto 15, 2013

Recorte de prensa: La cruz de Samuel y la cara del Liste [La Voz de Galicia - 14/08/13]


14 de agosto de 2013
Sección "La Mirilla" - La Voz de Galicia
Por Mera Paz


Muchisimas gracias por los ánimos y el cariño que me mandan desde casa. Muy agradecido.




martes, agosto 13, 2013

¿Dónde le ves la ternura?

¿Dónde le ves la ternura?


Martes, 13 de agosto de 2013


De una buena historia de amor, lo que uno siempre, siempre recuerda, es el principio. Ya saben, ¿Cómo la conociste? La conocí en las Cataratas de Iguazú. Posiblemente el lugar más bello en el que he estado. Ahí, ante una de las siete maravillas naturales del mundo, conocí a una argentina que meses más tarde se ha apoderado de la situación como jamás me habría imaginado en aquel momento. Y es que cuando ves a alguien por vez primera, cuando sientes esa atracción, incluso cuando fantaseas con cómo podrían ser las cosas al lado de esa persona, jamás puedes atrapar ni siquiera uno de esos momentos tan difíciles de describir que se producen cuando tiempo después, estás abrazado a esa persona en la cama mirándoos a los ojos, y sintiendo que el mundo se ha detenido en esa habitación haciéndote olvidar el resto de cosas.

Sé que miraba sus ojos verdes y su piel blanca. Sé que me seducía que vistiese de oscuro. Sé que no me parecía baja, aunque en relación a mí lo sea. Sé que en la distancia, mirándola al otro lado del salón de comidas del hotel, Laura parecía la mujer más estilosa que había visto en mucho tiempo. Sé que pensé que debía tener carácter. Luego supe que era argentina y que, ¡Oh casualidad! Vivía en Buenos Aires. Mientras veía la inmensa belleza de las cataratas, observaba también la suya. Mi madre –que me acompañaba en el viaje- no se creyó mi comentario cuando le dije que me encantaba aquella chica, que me parecía tierna, o que la deseaba. Mi madre se burlaba de mí –como suelen hacer las madres en estos casos- y me reprendía por beber los vientos por una flaca desconocida que además por aquel entonces estaba acompañada por otra persona.

Para ser leyenda hay que tener historia. Como la de nuestra primera y furtiva conversación, o nuestros encuentros ocasionales en el hotel en los que apenas intercambiábamos unas pocas palabras. Recuerdo que me miraba sólo cuando yo apartaba la vista, y que ella hacía lo propio cuando yo clavaba mis ojos sobre ella. Recuerdo fijarme en sus labios y pensar en mordérselos sin mediar aviso, pero no lo hice. Se hizo de noche, yo daba unos golpes en la mesa de billar, y ella se acercó cuando la saludé. Mostró su lado vergonzoso (eso fue sexy), y denegó mi invitación a irnos juntos al casino porque no correspondía, lo que acrecentó la imagen de que era una persona seria, respetuosa, y formal, y su negativa me gustó. “Te sienta muy bien el negro” – le dije. Y desapareció.

En esos primeros momentos uno siente un deseo irrefrenable. Ganas de desatarse. De probarla. Quieres prenderte y prenderle fuego. Olvidarte del mundo, del qué dirán, de lo que te rodea, y acabar de realizar tu fantasía. No hay nada como fantasear. Soñar despierto. Imaginar situaciones cuasi imposibles y jugar a hacerlas reales. Pasión desenfrenada. Aquí y ahora. Desde entonces, eso pasa todos los días, y que dure.

Había algo en Laura que me conmovía. Ella no se cree que no me fijase en su pecho hasta tiempo más tarde, y es cierto… aunque no me cree. Lo cierto es que me clavé en su mirada y me duró días. Cuando me escribió su primer mensaje abracé a mi madre que la tenía a su lado y le solté un “Te lo dije. Me ha escrito. ¡Qué feliz soy!” y la abracé. Ella movía la cabeza de un lado para el otro pensando “menudo caso”, mientras me pedía que la soltase y que reservase fuerzas y energías para el encuentro con mi pareja.

Todos coincidimos en que los primeros meses son increíbles. Ese juego de fuerzas, ese continuo ir y venir de mensajes, de palabras, de propuestas, una especie de baile en el que uno da un paso, el otro el siguiente y todo se mueve de un modo acompasado con mesura, descubriendo con sorpresa que las cosas encajan como por arte de magia y que todo fluye de un modo sencillo sin necesidad de forzar nada. Y cada día que pasa es una nueva alegría y uno no puede parar de tratar de mejorarse, de ofrecer su mejor versión, y siempre dispuesto a llegar más lejos. Y al final te dejas llevar, y la llevas más allá, e incluso te pruebas, y cuando miras atrás ves lo lejos que habéis andado y lo rápido que habéis ido, y palabra que ni os disteis cuenta, y ahora estáis aquí 5 meses más tarde y piensas que en toda tu vida apenas habrás estado con un par de chicas con las que compartiste tanto, y no sabes ni por qué ni cómo pero ella ha conseguido que ni te des cuenta. Y mañana cuando te levantes querrás que esté a tu lado y te gustará pensar que si se acaba no pasa nada, pero en el fondo lo que piensas es que ya estás demasiado involucrado, ya te has enamorado, y ahora es imposible irse sin dejar la marca, sacarla de tu vida sin que quede cicatriz, y además es que lo único que quieres es que no llegue mañana porque… ¿Qué más da mañana? Carpe Diem. Hoy estáis ahí, desnudos, abrazados, y que se acabe el mundo si quiere, porque tú no piensas ir a ningún lado, tú te quedas en su pecho, que ahora sí observas con atención, pero no te detienes sólo ahí y continúas deleitándote meticulosamente con todas y cada una de las partes de su cuerpo, sin excepción y sin recato.

Toda buena historia de amor debe pasar también por un gran cisma. Un momento (el nuestro llegó al cabo de apenas un mes) en el que se da una situación que hace replantearse todo. El mío era realmente complejo y anómalo, y algo que realmente no había vivido antes en mi vida, así que me hizo tambalearme y dudar mucho. Estuve sometido a mucha presión y me costó mucho saber qué hacer, principalmente porque uno cuando quiere, no quiere hacerle daño a nadie, y eso a veces es imposible. Cruce de declaraciones y de intereses. Momentos de indecisión. Muchas veces tienes que prescindir de algo que quieres mucho, por algo que quieres mucho más. Siento que ha merecido la pena, que acerté, y no puedo alegrarme más de que finalmente las cosas se hayan dado como se han dado. Estoy pasando momentos realmente lindos. Por muchas palabras que ponga, no creo que sea quien de expresarlo con la suficiente clarividencia.

Quién me iba a decir a mí que la iba a encontrar aquí, a miles de kilómetros de mi casa. Una persona coherente, que llama a las cosas por su nombre, que tiene ganas de descubrir, de aprender, de seguir adelante, que siempre mira con optimismo hacia delante, que siempre te presta su ayuda, que sabe darte su apoyo para impulsarte, que piensa bastante en los demás sin necesidad por ello de abandonarse a sí misma, que cuida de su familia y que la valora, que sabe conformarse y sacarle brillo a las pequeñas cosas del día a día, que le gusta jugar de grande con el espíritu de una niña, que me hace sentir querido y admirado, y que es sofisticada y que no deja que te quedes inmune a sus ojos verdes.

No lo olvides, nunca es demasiado tarde para estar con quien quieres estar. Yo hoy, soy feliz estando contigo, Laura.

Fotografías de móvil - De marzo a agosto '13

Fotografías de mi móvil hechas en Argentina
Desde marzo hasta agosto de 2013


Estos meses han sido un poco caóticos y bastante extraños. Recién ahora empiezo a tener cierta estabilidad y calma, que la verdad es que agradezco mucho, pues estoy acostumbrado a vivir siempre al límite. Aquí os dejo algunas de las fotos que ocasionalmente iba haciendo con la precaria cámara que tiene mi móvil. No creo que sirvan para resumir lo que han sido estos meses, pero al menos sí reflejan algunas de las cosas que hice o que vi. Me quedan de recuerdo, que siempre se agradece.




En la librería del Ateneo en la calle Corrientes. Un antiguo teatro convertido en una enorme librería. El sitio es precioso, pero la compañía más. Aquí Laura con el esceanario de fondo. Aplausos.


Si, sé lo que estáis pensando. ¿Un cactus con un sombrero de lana rojo metido en la cama? ¡Venga ya! ¡Habéis dormido con seres más extraños fijo! Éste lo hizo una simpática abuela llamada Rosina, que se hizo el viaje de León a Buenos Aires hace más de medio siglo y nunca más volvió. ¡Qué cosa de locos, che!


Esta imagen nos desconcertó un buen rato. La masa depositada en el suelo es bastante potente y tiene forma de pastel. Pero lo que más llama la atención es esa linea alargada, tiesa y fina, que sale de una de las piernas del ¿perro? Imaginemos que es la cola... pero no sé por qué no me fio de que no hubiese malicia en todo esto. Oscuro... como el cartel.


Nada como ir a una parrilla con los amigos. Fabricio Pastrana, Fernanda Domínguez, Laura Arias y yo. No me convence eso de que haya "tenedor libre", no te puedas servir tú mismo, tengas que pedir al camarero lo que quieres, y cada vez que lo haces te ponga mala cara, como jodido de que quieras seguir comiendo... "éste no me conoce"-pensé, y obviamente, pedí hasta hartarme. Creo que es el local más caro en el que hemos estado en Buenos Aires, y no lo vale. Me fastidia no recordar el nombre. 


Pasan los años y ahí seguimos, siempre esperándolo a la salida de cada concierto, siempre en las primeras filas tarareando sus canciones; Pedro Guerra. El artista por el que me decidí a empezar mi carrera artística. Un ejemplo a seguir. Apenas pude compartir unos minutos con él en La Trastienda luego de su concierto. Ojalá vuelvas pronto y podamos vernos más, y quién sabe, quizás cantar juntos. Un abrazo ¡Maestro!


Y la foto con los padres de ella. Ese momento en el que te ves en una foto con la familia de tu novia. Nos ponemos serios. Siempre mete un poco de presión, pero como se suele decir: "la chica lo vale". Muy agradecido por lo bien que me tratan siempre. Jorge y Graciela, y entre ellos su protegida; Laura.


Aquí estoy. Por un momento metiéndome en el papel de profesor de música. No se aprecia bien, pero no cabía más información en el encerado. Nunca se sabe si algún día terminaré dando clases, aunque nunca ha sido una de mis preferencias. No digas nunca. Por ahora formarse, aprender mucho, y ayudar a quien me lo pide. Ayudando a otros uno va asentando lo que estudia, y se da cuenta de qué carencias tiene. Me re sirve.


Posando en la famosa pizarra de la "Pulpería del Cotorro" donde me encanta ir a cantar y a cenar. Ahí di uno de mis últimos conciertos antes de la lesión. Volveremos seguro. Son ingeniosos y creativos, y si leéis la pizarra os daréis cuenta. La cambian cada día. Hay cientos de fotos de clientes posando ahí. Buscádlos por internet. Me agradeceréis la recomendación. Aquí tenemos a Laura feliz. Bien comida y bien lucida. Detrás de ella, la moto que nos mueve por Baires.


Le gusta tanto la escuela de música, que hasta se duerme ahí sus siestas. Vive por y para la música. Nada más y nada menos que Facu Torella. Si se fijan bien tiene la postura de agarrar el saxo, si es que... no puede vivir sin su instrumento.


Aquí estamos Laura y yo tan a gusto. Momentos de felicidad.


Almodóvar vuelve a cruzarse en mi camino. ¿No notáis nada raro en el cartel de la última película del director manchego? Un día te llega la oportunidad, te llaman, y de pronto eres un chico almodovar. Cosas que pasan. Hay que estar ahí, en el momento preciso en el lugar indicado.


Mike Wazowsky y Sulley ya tienen su carnet universitario, pero no son los únicos. Entre tanto monstruo siempre hay lugar para algo bien guapo. ¿Os habéis fijado quien irá con ellos a la universidad? Con compañeras así no hay quien estudie. Monstruosamente guapa.


Entrégale tu corazón. Sé un poco dulce. Y me miró con tanta ternura...


Natalia Builes, una ex-compañera del hostel, con la que conviví un mes a principios del '12. Fui a ver lo bien que le va por la ciudad y a conocer a su madre, y a... ¿Qué es eso que tienes entre las manos? Soy más del perro callejero, sucio, no me gusta el perro-muñeco, pero me maravilla cómo muchas personas lo dan todo por sus mascotas. Yo que tuve a Rupert durante una década, sé el cariño que se les coge.



La casa sobre la que hoy se levanta el Magandhi Hostel, tuvo antes otras actividades, pero este tipo que ven aquí, amable, alegre, y buen compañero, es ni más ni menos que Pablo Tetamandi, y dice la leyenda que viene con la casa. Lleva más tiempo viviendo aquí que el propio hostel en funcionamiento. Más de cinco años viendo pasar a cientos de personas, conocedor de montones de historias. Un libro abierto de enécdotas. Todos los que pasaron por el hostel recordarán a uno de los tipos más simpáticos que lo habitan.


¡Qué sensación! Ver carteles de Pedro Guerra en mi barrio de Belgrano R en la ciudad de Buenos Aires, fue algo bastante especial, emocionante. Muchas sensaciones después de estar siguiendo su carrera durante media vida.


¡Lo quiere todo! Creo que se está riendo de mí. Esa noche nos comimos la carta y lo que no estaba escrito. Friday's es carísimo. Apetece, engancha, pero te raja la cartera.



#Argentinadas. Resulta que si con este frío de pelotas que hace, te las das de valiente, y te pones a comer en la terraza de la calle, sin calefacción ni leches, entonces te hacen un 30% de descuento. No lo recuerdo bien, pero creo que no había nadie en la calle. Promoción bastante particular esta.


*** ***


Estos meses he estado la mayor parte del tiempo lesionado, con un yeso en mi brazo izquierdo para curar una rotura del hueso escafoides de la muñeca, y eso ha condicionado todo. He compartido mucho tiempo con Laura, con la que he disfrutado de momentos increíbles. No soy mucho de subir fotos, pero espero que estas os gusten, compartiéndolas con vosotros siento que estoy más cerca de mis amigos/as.


¡Hasta la próxima!

jueves, agosto 08, 2013

Llamar y no recibir respuesta

Llamar y no recibir respuesta.


Martes, 30 de julio de 2013, Buenos Aires, Argentina



El accidente de tren ocurrido el pasado 24 de julio en el barrio de Angrois, a apenas 3km de la catedral de Santiago de Compostela, se llevó por delante 79 vidas, mostró un reguero de damnificados, y dejó tras de sí una sensación de impotencia y de tristeza enormes, no sólo a nosotros los gallegos, sino también al resto de españoles (que mostraron su apoyo de manera incesante con mensajes de condolencia y afecto), y ahondó aún más si cabe, en la profunda depresión que sufre nuestro país desde hace ya más de un lustro. Una depresión que quizás empezó con una crisis económica, o con el estallido de una burbuja inmobiliaria, pero que se ha extendido como la pólvora a todos los estamentos sociales y que está presente en el ambiente de forma permanente. Una catástrofe de esta magnitud no viene más que a avivar esto, aunque también ha servido para demostrar una vez más, la enorme solidaridad, cooperativismo, y sentimiento de comunidad que se produce y se establece entre la gente cuando sucede una catástrofe, produciéndose actos de verdadera heroicidad y regalándonos imágenes de enorme humanismo y confraternidad entre personas que hasta el momento eran desconocidas y que desde ya han quedado hermanadas por un suceso que todos deseamos que no vuelva a producirse. Y es que realmente ya es mala suerte que Galicia haya sufrido tres de los mayores desastres/accidentes que se han producido en España en los últimos diez años, recordando el lamentable suceso del petrolero Prestige en 2003, y los incendios que destruyeron los bosques en 2006.


Este año el día grande de Galicia se tiñó de negro, de luto, de dolor, y de tristeza, y me cuentan que el silencio recorría las calles. Apesadumbrados por lo que había acontecido todos nos pusimos del lado de los familiares de las víctimas acompañándolos en su duelo. Uno sabe que podía estar ahí. Que cualquiera es susceptible de sufrir una situación parecida, y eso es estremecedor. Impotencia absoluta, por no poder hacer gran cosa, más allá de la oleada de donaciones de sangre que se hicieron, y de echar una mano en el lugar del siniestro o en los hospitales. Poco más. Los demás a esperar que en esa lista de fallecidos no esté nadie que conozcas, sabiendo que en el fondo sí están los tuyos, porque como propios los sientes a todos; vecinos, amigos de amigos, compatriotas, y en general personas que a diferencia de ti, tuvieron la mala suerte de que su tren descarrilase a 190km/h en una curva que está pensada para pasarla a 80km/h.

Lo primero son las víctimas, el respeto a sus familias. Ellos y los heridos, entre los cuales aún hoy hay muchos en situación crítica. Luego, más tarde, investigar a fondo qué ha sucedido y por qué, cuáles son las causas, y quien o quienes los responsables, si es que los hay. No negaré que ante una situación de este calibre uno espera siempre que alguien sea señalado, eso tan manido de “alguien debe pagar por algo así”, y quizás sea verdad. Hemos de separar el dolor, el sufrimiento por las muertes de nuestros seres queridos, de la investigación, porque la ira y la rabia no nos conducen a nada.

De primeras todos los dedos acusadores señalan al maquinista como máximo responsable. Sobre sus espaldas la segunda mayor tragedia ferroviaria de la historia de España y el primer accidente con víctimas mortales de un tren de alta velocidad, que justo ha sucedido en Galicia, donde se había inaugurado este sistema hace apenas un año, mientras en algunos puntos del resto de país lleva más de veinte años sin dar ni un solo disgusto. Pero más allá de conjeturas, probabilidades, y casualidades, habrá que centrarse en si todo fue un error humano (tamaño error), del que ya se comentan muchos detalles; que si no estaba seguro de en qué punto del tramo estaba, que si él mismo reconoció que se había confundido, que si no le dio tiempo a frenar, etc. O bien, si hay algo más, como por ejemplo esa insistencia por parte de ADIF y Renfe de que el “error humano” sea el único responsable, y sin embargo no se comente que ese tramo no contaba con los sistemas de prevención actuales con los que sí están dotados otros puntos de la vía de alta velocidad, y que habría evitado que el tren pudiese circular a esa velocidad por ese punto, impidiendo por tanto el accidente y no dejando toda la responsabilidad en manos del maquinista, que menos mal que salió ileso, porque de lo contrario jamás habríamos sabido la verdad, de este modo, si es responsable pagará por ello en base a su grado de responsabilidad, pero de cualquier modo podremos esclarecer el suceso, eso si nos dejan, o mejor dicho si le dejan a la justicia hacerlo, y políticos y empresarios no mutilan su capacidad, como hemos visto hacer en el caso del accidente del metro valenciano, por citar un ejemplo reciente.

La sombra de la sospecha ya planea sobre unos y otros, más teniendo en cuenta que las empresas en cuestión se están jugando un suculento contrato para instalar líneas de alta velocidad en Brasil y por lo visto, oído y leído, resulta que esos contratos dependen de que las empresas competidoras por el proyecto no hayan sufrido en otros lugares accidentes relacionados con alguna deficiencia en sus servicios, como podría ser este caso. Hay millones de euros en juego para ellos, pero son mucho más importantes las vidas que se han cobrado en el camino. 


Estos días escribí algunas reflexiones en mis perfiles en diferentes redes sociales que aprovecho para compartir aquí también:

Horrible lo que acaba de suceder en Santiago de Compostela. Mi solidaridad con las familias de las víctimas. Poco se puede decir; terrible, espeluznante, horroroso,... Impotencia y dolor. Aquí en Argentina ha pasado dos veces en los dos últimos años y es tremendamente desagradable. Uno se pone en el lugar de las familias y se le pone el corazón en un puño.

Pensaba esta noche en la desesperación y angustia de los familiares que trataban de localizar a los suyos. De lo que debe ser llamar y no recibir respuesta. Y mientras, policías y personal de los servicios de protección civil y sanitaria, socorriendo a las víctimas y cubriendo los cadáveres mientras los teléfonos celulares no dejan de sonar. Soñé que yo llamaba buscando, y soñé que me buscaban y ha sido una noche de mierda. A ti, a mí, a nosotros, a ellos,... a cualquiera le pudo pasar, y me resulta estremecedor.

Preciosas las muestras de solidaridad y cooperación del pueblo gallego.

Orgulloso de mi tierra y de mi gente.




martes, agosto 06, 2013

Hoy fue el día en el que… [nº 2] …me robaron papel higiénico


Hoy fue el día en el que… [nº 2]
…me robaron papel higiénico


Lunes, 1 de julio de 2013
Habitación del Magandhi Hostel



Esto va a ser complicado de explicar y que tenga el más mínimo sentido. Ha desaparecido todo el papel higiénico de mi habitación. Sólo eso, nada más. No he tardado en descubrir quien ha sido. Era fácil. Sólo en dirección tienen la llave de mi cuarto. Pues bien, los encargados de mi hostel se han llevado mis rollos de papel higiénico abiertos y los han vuelto a redistribuir entre otros huéspedes, aún no se sabe si porque al resto se les terminó y no tenían dinero o ganas para ir a comprar más, o porque les parece mal que tenga “reservas” de papel pa’l culo.

Tratemos de entender esta sinrazón. Mi habitación no tiene baño propio. Al estar en una entreplanta he de bajar unas escaleras para llegar al baño. Ese baño es de uso múltiple, esto es; un asco. Fue una de las primeras cosas que mencioné en mi diario de buenos aires en este mismo blog. Prometo que algún día le haré fotos (es más igual las subo con este artículo). Allí no hay papel, ni toallas, ni jabón, ni nada. Con suerte hay agua. Con suerte no hay olores desagradables, ni restos de malas digestiones. Con suerte nadie ha tenido que salir corriendo con prisa antes de que tú entrases, y con suerte a nadie le ha dado por emular a sus ancentros los pintores de las cuevas de Altamira por falta de recursos para mantener a salvo su pulcritud.

El papel higiénico ha de pedirlo uno en la oficina. Sí, tienes que ir a la oficina y pedirlo. Que sí, de verdad de la buena. Te dan un rollo y cuando se te acabe vuelves a pedir más. Incluso te anotan en un inventario. Lo sé porque trabajé ahí un año, y doy fe que es así. No puedes emborracharte de papel sanitario. Se regula como si formase parte de una cartilla de racionamiento en plena post-guerra. Aún así y con todo, yo no pido papel. ¡Ey! ¡Calma! Me explico. La mayor parte de las personas, solicitan el papel y luego lo abandonan a su suerte. Sólo te acuerdas de ciertas “minudencias” cuando las necesitas con urgencia, luego, una vez pasada la urgencia, te despreocupas. Y así pasa con el papel en el Magandhi Hostel. Los compañeros/as suelen abandonarlo en el baño. ¿Qué sucede? Que se cae al suelo, se estropea, se ensucia, y sobre todo; se moja. Entonces los rollos se tiran y se malgasta el papel.

Llámenme ecologista, verde, o idealista, pero me parece una pérdida y un gasto innecesario. Así que lo que hacía –cuando me coincidía ir al baño y encontrarme papel en buen estado- era salvarlo y usarlo cuando lo necesitase. Así, solía acumular algunos rollos en mi pieza hasta que se gastaban. De esa forma no tenía que pedir papel cada dos por tres, ni ir a la oficina -y mientras atendían a un huésped nuevo- molestar a nadie, ni incomodar a nadie, ni hacer perder tiempo y dinero. Pues bien. Parece que a un ser superior le ha parecido incorrecto que alguien tenga varios rollos de papel en su cuarto para usar, y sin pedirme permiso, autorización, y sin ni siquiera comunicármelo, me los ha sustraído sin más. Tanto es así que ni siquiera ha indicado que había sido cosa de dirección.

Este es el hostel en el que vivo. Tiene cosas así. ¿Cómo te quedas?



PD.- Resolución: Al día siguiente, y tras escribirle al dueño, me corroboró que fue él quien había agarrado los rollos, y que ya habíamos hablado de este tema antes, que consideraba que no tenía sentido que yo los acumulase y que si veía que se desperdiciaban los devolviese a la secretaría. Que ambos entendíamos las cosas igual, y que sentía si se había llevado alguno que yo hubiese pagado previamente. No me convenció demasiado el hecho de que no pueda tener rollos de papel en mi habitación, y todo quedó en nada.

jueves, agosto 01, 2013

Comentario de la película: "Salvajes"




Valoración = 7



Bienvenidos al mundo de Oliver Stone. El director americano, 3 veces galardonado con los premios Oscar, por su dirección en “Platoon” (1986 – quitándole el premio entre otras a mi venerada “The Mission”), y por “Nacido el 4 de julio” (1989), además de por la adaptación del guión de “Expreso de Medianoche” (1978), sigue haciendo buenas películas, muchas veces, -quizás como en esta ocasión- queriendo llegar más allá de dónde una película le permite, y en ocasiones pecando de exceso de ambición en sus trabajos. Ahora bien, le “re banco” que diría un argentino. Uno agradece que el director sea arriesgado, y atrevido, más aún si cuenta con un reparto de alto standing y medios suficientes para dotar de la espectacularidad necesaria su obra. 


Quizás, su participación en la guerra de Vietnam, y el hecho de haber sido herido de bala en un par de ocasiones, ha dotado muchas de sus películas de una dosis alta de violencia, y también de un gusto por rodar a toda prisa, acelerando las imágenes, y creando la sensación de vértigo, de intensidad, con un ritmo por momentos frenético que apenas te deja pensar, te lleva, te dirige, y te posiciona justo donde él quiere, con una calidad fotográfica y de imagen dignas de destacar. Eso sucede en esta cinta; “Salvajes”.


Ese cine bélico que tan bien supo rodar, se manifiesta de algún modo en esta película. Le gusta rodar cintas y contar historias sobre temas de actualidad e historias basadas en hechos reales, algo que personalmente aprecio. Leyendo su biografía y repasando su filmografía uno se da cuenta que hace veinte años que no es nominado a un gran premio, algo que seguro pesa a un hombre que acumuló premios y nominaciones en la década de los ochenta. Su incursiones en temas políticos, y las controvertidas cintas sobre el líder cubano Fidel Castro, tituladas “Comandante” y “Looking for Fidel”, que recomiendo encarecidamente ver, han podido levantar suspicacias sobre él en los EUA, además de su film sobre George W. Bush, titulado “W”, que generó mucha controversia en su país.


Uno de los méritos que presenta en esta cinta de “Salvajes” es que parece que lo que hace es fácil, que la propuesta es sencilla, por lo bien montada y secuenciada que está. Tiene momentos realmente sorprendentes y llamativos, mezclados con otros que a mi juicio están muy estereotipados y que resultan muy sencillos de predecir para el espectador. La historia se resume brevemente en un thriller sobre el narcotráfico entre un cártel mexicano y unos jóvenes dealer californianos que ven peligrar su negocio y que se sienten amenazados y perseguidos. Película sobre mafiosos, sobre la violencia en el mundo de la droga, los juegos de intereses, y la compra-venta de favores. La ley del más fuerte, la sensación de que tu vida no vale nada, y que todo pende de un hilo, que puedes pasar de tenerlo todo a no tener nada en cualquier momento, y que estás jugando con fuego sólo por estar vivo y formar parte de un entramado oscuro del cual es muy complicado lograr salir. Me recuerda a “Traffic” (2001 – 4 Premios Oscar entre ellos uno a Steven Soderbergh, Oscar al mejor director), pero no llega a tener la profundidad de ésta, ni la carga informativa que presentó en su día una película en la que por cierto, tan bien participaba Benicio del Toro, tal y como sucede en “Salvajes”, y por la que se llevó el Oscar al mejor actor de reparto. ¿Querría optar al mismo premio por el mismo papel una década después? Aquella película fue un referente, algo que sin duda, no ha conseguido esta.


Merece especial atención la propuesta final, en la que se nos presentan dos finales alternativos, jugando un poco con el espectador, en un alarde cinematográfico muy interesante, y que te contonea quizás para permitirte seleccionar el que consideras tú más creíble, o el que realmente desearías que pasase. ¿Eres de los que les gusta que los planes terminen bien o quizás prefieres los finales crudos, salvajes?


El cartel lo componen Benicio del Toro, Blake Lively, John Travolta, Salma Hayek, Taylor Kistch, Aaron Taylor-Johnson. Como todo lo que rodea a Stone, un cartel lleno de figuras de renombre, pretencioso y sobrecargado, y no debe ser fácil dirigir algo así, pero todos están en su sitio, todo parece encajar, aunque personalmente creo que Benicio del Toro es el que se encuentra más cómodo en su situación, quizás, por lo que comentaba antes de que ha lidiado ya con papeles semejantes en el pasado.


Me quedo con el montaje, con los juegos de imagen que tan bien maneja el director americano. Y es que da gusto verlo. Enorme capacidad la suya para meter presión, para generar tensión. Un virtuoso.



Sinopsis en castellano:


martes, julio 23, 2013

Hoy fue el día en el que… [nº 1] …conduje el autobús 118 con treinta personas dentro durante treinta interminables segundos


Hoy fue el día en el que… [nº 1]
…conduje el autobús 118 con treinta personas dentro durante treinta interminables segundos.


Sábado, 29 de junio de 2013
Avenida Pueyrredón. Barrio Once. Capital Federal. Buenos Aires



¿Te imaginas una situación en la que terminas sentado en el asiento del chofer de un autobús urbano, manejando por medio de la ciudad? Pues ya puedo borrar esa situación de la lista de extravagantes y delirantes circunstancias en las que uno ha imaginado verse en algún momento. Fueron unos pocos segundos de nerviosismo y descontrol en los que, admitámoslo, con una sola mano (estoy enyesado de mi brazo izquierdo), y al mando de un autobús enorme, no pude demostrar mi pericia al volante, más bien no fui capaz de hacer nada relevante, salvo calmar (o no, no lo sé) el descontrol que se produjo en el momento en el que el autobús en el que viajaba se quedó sin conductor porque este había bajado con el vehículo en marcha a pegarse con un cliente insatisfecho. Si. Sé que no os estáis creyendo nada, pero de verdad, estas cosas pasan.

Un pasajero se quejó amargamente de que el chófer no se había detenido en la parada correspondiente, y este le indicó que si no lo había hecho es porque no había ninguna persona esperando el bus, y tampoco ninguna persona que hubiese apretado el botón para solicitar bajarse, así que ante esa situación, había decidido continuar. El pasajero continuó insistiendo en que quería bajarse y en que por favor le abriese la puerta, comentándole que el conductor debía detenerse en todas las paradas, hubiese o no gente, solicitasen parada o no las personas presentes en el autocar. Se inició de ese modo una discusión, primero educada, luego no, sobre quién tenía razón. El hombre no era argentino y quizás no sabía que en este país, cada chófer hace lo que le viene en gana, incumplen severamente todas y cada una de las normas de tránsito, y suelen mantener una actitud arrogante ante los clientes, quizás porque saben que nadie protesta a las compañías y que su puesto de trabajo no corre peligro.

Ninguno cedió en su postura y el pasajero se sintió sumamente menospreciado, y amenazó con ir a junto del chófer si éste no accedía a abrirle la puerta y dejarle bajar. Éste no lo hizo y le indicó que no bajaría hasta la siguiente parada. Laura y yo nos encontrábamos sentados casualmente (nunca lo hacemos) en los dos primeros asientos, así que tuvimos palco VIP para presenciar lo que se vino.

El hombre quiso discutir el asunto en la cara del chófer y cuando éste abrió la puerta en la parada tal y como había dicho que iba a hacer, el hombre aprovechó para extender su brazo violentamente hacia afuera con el codo doblado y asestarle un golpe al conductor, mientras salía rápido por la puerta delantera. El conductor se resupo del golpe (que no le causó herida) y bajó de inmediato a por su atacante a la vereda, sin darse cuenta que el autobús quedaba en punto muerto en una calzada ligeramente inclinada, lo que hizo que, ante el estupor de la muchedumbre que viajaba en el auto, éste se empezase a mover y cruzase con el semáforo en rojo un cruce de vías de varios carriles. Al grito de “¡parálo, parálo!” “¡¡Detengan el auto!!” y demás exclamaciones típicas de película, no sé en qué punto, me levanté y me senté en el asiento del chófer tratando de detener el autobús. Con eso de que tenía un brazo enyesado hice poco. Fue todo muy deprisa así que no tengo idea de en qué acabó la trifulca. Sé que mi novia no había visto algo parecido en su vida, que nos estuvimos riendo muchísimo tiempo, y que no me voy a olvidar de esto en mucho tiempo. El chófer se subió en marcha al auto y regresé a mi asiento, sin lamentar males mayores. El otro hombre, aún tuvo tiempo de pasar por un costado del autobús –ahora sí detenido- con gesto amenazante.

Así como te lo cuento. Apretamos bien el botón de la parada y nos bajamos en la que nos correspondía. Historias para no dormir + historias de bondis en buenos aires = Hoy fue el día en el que…


viernes, julio 19, 2013

Intro - Hoy fue el día en el que...

 
Hoy fue el día en el que…[Intro]


Viernes, 29 de junio de 2013
Buenos Aires


…Estrenamos una nueva sección en este blog. Me apetecía hacer algo así desde hace tiempo y aquí está. Quería tener un espacio donde relatar cosas curiosas que a veces me suceden para compartirlas con los demás, y recordarlas con el paso del tiempo sin la profundidad que a veces le doy a los relatos que narro en mi diario. Algunas graciosas, otras sorprendentes, otras repulsivas,… momentos, situaciones, detalles, aventuras que se salen de lo habitual. Puede que pase mucho tiempo sin tener nada guapo que ofrecerle a esta sección, pero podré vivir con ese temor. Sé que muchas veces los capítulos de mi diario de vivencias se hacen muy largos, así que voy a apostar por un formato mucho más conciso y directo. Trataré de que cada entrega no supere las 20 líneas. Basado siempre en hechos reales. Espero que os guste y os entretenga. La realidad supera siempre a la ficción. Pasan cosas increíbles ¿No os parece?

Mañana estrenaré la entrega número 1. Valga esta como introducción. Espero vuestros comentarios. No se me ocurría mejor manera de festejar las más de 100.000 visitas que ha recibido este blog. ¡Un abrazo! 


miércoles, julio 17, 2013

Comentario de la película: "Proyecto X"


Valoración: 6'5



Hora y media de fiesta adolescente. Si hace tiempo que no vas a una te entrarán unas ganas enormes de liarla. Así, sin más.

No sabía a qué me enfrentaba cuando cayó en mis manos “Proyecto X”. Con ese título puede de tratarse de cualquier cosa –pensé. Pero me la describieron enseguida de manera concisa; adolescentes, fiesta, y desmadre. ¡Qué raro que no haya escuchado hablar de ella! No las tenía todas conmigo, pero decidí verla.

Al principio pensé que se trataba de un experimento, cámara en mano, tratando de relatar de la mejor forma posible una fiesta universitaria desde dentro, a pie de campo, pero la alta calidad de la imagen, y el ritmo vertiginoso y bien planificado de la misma imposibilitaban esta opción. No sé si es la típica película juvenil americana, en concepto sí, pero si por algo gusta es por el enfoque que se le da, quizás por la manera de ser rodada, quizás porque no busca nada más que dejar para la posteridad el modus operandi de los teenagers yankees cuando se ven libres de control y se disponen a quemar todos los cartuchos en una sola noche, como si no existiese mañana, probando sus propios límites. Cuando todo vale. Hasta que salga el sol. Sin pedir permiso. Premisas válidas todas ellas.

Dirigida por Nima Nourizadeh, cuenta entre sus peculiaridades con el hecho de que los personajes se llamen igual que los actores que los interpretan, lo que ayudó sin duda a los chicos a meterse en el papel y sentirse aún mucho más cómodos, y es que grabar esta película tuvo que ser bastante divertido, y eso al menos es lo que se trasmite al espectador cuando asiste al espectáculo. Te hace creerte parte de la fiesta, casi como si pudieses participar en ella… y por ganas no será.

Una de las claves era que los protagonistas, Thomas Mann, Jonathan Daniel Brown, Oliver Cooper, Dax Flame, y Nichole Bloom, fuesen casi completos desconocidos, para que todo surgiese con mayor espontaneidad y dotar a la película de mucho mayor realismo, algo que no habría sido posible si llegan a seleccionar actores y actrices que el público ya conoce y de algún modo ya estigmatiza según papeles e interpretaciones anteriores.

Un detalle que me ha sorprendido mucho descubrir y que me parece una grandísima idea, es que el director –habituado por cierto a la realización de videos musicales- permitió en esta, su ópera prima, que los propios protagonistas rodasen cámara en mano todo lo que se les antojase, con la esperanza de que posiblemente éstos captasen algún plano, instante, o situación brillante que no podría ser igualmente rodada si estuviese planeada, o al menos perdería esa sensación de naturalidad tan difícil de conseguir cuando se trata a demás de hacer comedia. No es fácil fingir que te estás divirtiendo. Nada mejor que divertirse. Así que con más de trescientos extras, delimitó una gran zona de fiesta durante cinco semanas, en las que los chicos se dejaron llevar. ¡Así da gusto trabajar!

Y a eso, súmale Alexis Knapp y Kirby Bliss Blanton, dos jóvenes actrices, guapísimas las dos que cualquiera querría tener en su fiesta. Si. Las ves aparecer por la puerta y pasas de fiesta a fiestón. Suele pasar que uno rememora sus años de instituto y sí, en el mío tampoco había chicas así. Cosas que solo pasan en las películas.

Todd Phillips, director de la trilogía de “Resacón en las Vegas”, apadrina esta cinta, y se nota que es de su estilo. Así que el nivel de exigencia en cuanto a la calidad de facturación de la misma no es bajo, ciñéndose a unos parámetros más que dignos a la hora de secuenciar las escenas y delimitar el ritmo de la historia, para mi gusto, muy bien editado. La música también acompaña, y lejos de darte la sensación de que todo transcurrirá según te imaginas, te sucede un poco lo que les pasa a sus protagonistas, pierdes el control llegado cierto punto, y fíjense bien, no está mal hecho. La apuesta por llevarlo todo al extremo máximo, convertir una fiesta común en la madre de todas las fiestas, se hace de tal modo que te lo planteas, que ya es bastante. Hay casi una lectura paternalista al final… advierto que me duró la sensación apenas unos minutos, más bien, te planteas cuando tendrás la suerte de que alguien te invite a algo así, o quizás no te enganchen, y los ajusticies con un “cosa de niñatos” y optes por otro tipo de plan. Sea como sea, hay que vivirlo, quiero decir, si no sales este viernes, al menos, mírate la película.

Las cifras del capital invertido en esta cinta, que he podido recabar en diferentes medios, muestran que esta -aparentemente sencilla- película costó 12 millones de dólares, pero que recaudó cerca de 80 millones de dólares en su puesta de largo, así que creo que la jugada les salió redonda y que al menos económicamente pueden sentirse satisfechos. Y es que a veces, una simple idea, bien adornada y bien tratada puede ser más que suficiente para entretener y divertir a los espectadores, hacerlos pasar un rato agradable, sin mayores pretensiones, porque en muchas ocasiones eso es precisamente lo que buscamos cuando decidimos dedicarle un par de horas a una película; pasar un buen rato. Esta película, de algún modo, creo que lo consigue.



Sinopsis en castellano:

viernes, julio 12, 2013

Comentario de la película: "El llanero solitario"



Valoración: 7



Puedo prometer y prometo que llevo seis meses viendo este trailer que les muestro a continuación, semana tras semana. No por elección, placer o devoción, sino por una campaña de promoción sin precedentes por parte de la distribuidora Walt Disney Pictures, convirtiéndose probablemente en el trailer que más veces he visto en toda mi vida. Llegó un punto en el que me parecía increíble que aún no hubiesen estrenado la película después de tanto tiempo. Al final piqué y fui a verla. No me cabe duda que hoy por hoy la publicidad tiene un peso determinante en cualquier proyecto cultural, llegando a significar y a copar la mayor parte del presupuesto destinado a una obra. Una gran traba para todos los pequeños, ya saben, para aquellos que no tienen detrás grandes corporaciones que los impulsen. De este modo, sólo llegan a nuestros ojos, oídos y manos, obras auspiciadas por las grandes plataformas empresariales de cine, música y literatura. Una verdadera lástima.



En este caso Hollywood tampoco nos trae nada nuevo. “El llanero solitario” está basado en una serie televisiva del mismo nombre, y ésta a su vez en un guión, escrito éste por Fran Striker allá por 1932, autor entre otros del famoso serial de el “Avispón verde”. Así que si quisiesen podrían empezar a preparar ya la segunda parte de esta película, y las que te rondaré, porque su originario autor, redactó más de cien aventuras sobre su personaje predilecto.

La película tardó en hacerse más de lo previsto, o mejor dicho, el proyecto de ponerse en marcha, porque el coste del mismo superó los 200 millones de dólares. Johnny Deep y Jerry Bruckheimer la producen, y Gore Verbinski la dirige. Todos ellos se redujeron el salario para poder sacarla adelante viendo que los costes se les iban de las manos. Al final el presupuesto se cifró en 255 millones de dólares. Una barbaridad.

La música fue una de las características más destacadas del film –entre muchas otras- y en ese sentido hay que quedarse con un nombre; Hans Zimmer. Su trabajo es, a mis oídos, soberbio. Muy bien tratado y particularizado, grande, atemporal. Es curioso enterarse de que en realidad habían contratado a Jack White para que hiciese la banda sonora, y renunció porque estaba en desacuerdo con la logística.

Me gustan las historias completas, cuando una película te encierra en un cine y te traslada al lugar que ella decide, en el momento histórico que sea, y logra que te olvides de todo. Creo que en eso reside un poco la magia del séptimo arte. Admito que tengo cierta devoción por el western. No quiero relataron batallas de cuando era niño pero es cierto que consumía mucho cine del salvaje oeste. Crecí creyendo que John Wayne era un héroe. Aquella televisión que teníamos en casa apenas tenía tres canales, y en la sobremesa, un poco antes de la invasión de las novelas y los culebrones latinoamericanos, y muchísimo antes de la llegada de los programas del chisme y el cotilleo, uno sí o sí se sentaba a ver las películas de vaqueros, que por cierto se rodaban muchas veces en Almería ¡Cómo iba yo a saberlo! ¡Si lo sé borro de mi mente ese deseo infantil de perderme por el cañón del colorado! Almería queda más cerca y sale más barato.




Como leí las comics de Lucky Lucke y jugaba con muñecos de plástico de indios y vaqueros, cada vez que sale una nueva película sobre el género western siento un especial interés. Así que esta vez no fue menos y asistí con cariño a la sala de cine a ver una adaptación en tierra de lo que sucede en “Piratas del Caribe” sobre el mar, entiéndaseme, tiene acción, está muy bien contada, y tiene muchos momentos cómicos, o más que cómicos simpáticos. Te genera mucha simpatía hacia los personajes que además de bien interpretados están muy bien delimitados.

Vuelven a utilizar, y vuelve a funcionar, el recurrido recurso de la dupla, una pareja de personajes que por causas o azares se ven forzados a colaborar para llegar a un fin. Dos personalidades bien distintas que cooperan a lo largo de los 135 minutos de metraje, necesarios para poder relatar toda una historia amplia como esta sin dejar cabos sueltos. Me quedo con los paisajes, con el atrezzo, con los escenarios, la fotografía y la iluminación. Sí. Está todo bien. Está todo bonito y trabajado. Cuando no hay lugar para la crítica uno sabe que está ante una buena película. Si quieren que ponga peros… quizás el más notorio es que no es muy seria en el tratamiento de la historia, es decir, está pensada para entretener, para pasar un rato agradable, no hay más que eso. En algún momento nos deja un pequeño resquicio para la reflexión acerca de la guerra, del interés privado, del poder del dinero, de la avaricia, etc.

Es verdad. Johnny Deep está muy cómodo en este papel, y la verdad es que demuestra una vez más su enorme talento, esta vez disfrazado de indio, muy cercano a cómo lo veíamos cuando encarnaba a Jack Sparrow. Luego, el papel protagónico recae en Armie Hammer, al que recuerdo haber visto en “J. Edgar Hoover”, haciendo una notable actuación. Por momentos algo me dice que este papel no está hecho para él, que algo chirría, que suena demasiado segundón, pero… lo cierto es que saca adelante la historia, eso sí, sin ese talante capaz de enganchar a los espectadores, que por ejemplo puede tener Deep, más allá del deseo físico que levante entre el sector femenino.

Hablando de mujeres, las dos actrices que aparecen son; Ruth Wilson (sin nada que aportar sobre tu trabajo, ya que podrían haber puesto a cualquiera, sinceramente no tiene trascendencia en el film) y Helena Bonham Carter, que además de ser la primera vez que trabaja con Deep sin la presencia de su marido, el archifamoso director Tim Burton. Me gusta bastante su oscura presencia en las películas. Aquí vuelven a darle un pintoresco papel, que cubre sin alardes.

Poco más que contarles. Película bien escrita, bien rodada, bien protagonizada, y con mucha calidad en todos sus frentes; música, fotografía, escenografía, atrezzo, efectos especiales,… Divertida y entretenida te hará pasar un buen rato.



Sinopsis en castellano: