martes, julio 23, 2013

Hoy fue el día en el que… [nº 1] …conduje el autobús 118 con treinta personas dentro durante treinta interminables segundos


Hoy fue el día en el que… [nº 1]
…conduje el autobús 118 con treinta personas dentro durante treinta interminables segundos.


Sábado, 29 de junio de 2013
Avenida Pueyrredón. Barrio Once. Capital Federal. Buenos Aires



¿Te imaginas una situación en la que terminas sentado en el asiento del chofer de un autobús urbano, manejando por medio de la ciudad? Pues ya puedo borrar esa situación de la lista de extravagantes y delirantes circunstancias en las que uno ha imaginado verse en algún momento. Fueron unos pocos segundos de nerviosismo y descontrol en los que, admitámoslo, con una sola mano (estoy enyesado de mi brazo izquierdo), y al mando de un autobús enorme, no pude demostrar mi pericia al volante, más bien no fui capaz de hacer nada relevante, salvo calmar (o no, no lo sé) el descontrol que se produjo en el momento en el que el autobús en el que viajaba se quedó sin conductor porque este había bajado con el vehículo en marcha a pegarse con un cliente insatisfecho. Si. Sé que no os estáis creyendo nada, pero de verdad, estas cosas pasan.

Un pasajero se quejó amargamente de que el chófer no se había detenido en la parada correspondiente, y este le indicó que si no lo había hecho es porque no había ninguna persona esperando el bus, y tampoco ninguna persona que hubiese apretado el botón para solicitar bajarse, así que ante esa situación, había decidido continuar. El pasajero continuó insistiendo en que quería bajarse y en que por favor le abriese la puerta, comentándole que el conductor debía detenerse en todas las paradas, hubiese o no gente, solicitasen parada o no las personas presentes en el autocar. Se inició de ese modo una discusión, primero educada, luego no, sobre quién tenía razón. El hombre no era argentino y quizás no sabía que en este país, cada chófer hace lo que le viene en gana, incumplen severamente todas y cada una de las normas de tránsito, y suelen mantener una actitud arrogante ante los clientes, quizás porque saben que nadie protesta a las compañías y que su puesto de trabajo no corre peligro.

Ninguno cedió en su postura y el pasajero se sintió sumamente menospreciado, y amenazó con ir a junto del chófer si éste no accedía a abrirle la puerta y dejarle bajar. Éste no lo hizo y le indicó que no bajaría hasta la siguiente parada. Laura y yo nos encontrábamos sentados casualmente (nunca lo hacemos) en los dos primeros asientos, así que tuvimos palco VIP para presenciar lo que se vino.

El hombre quiso discutir el asunto en la cara del chófer y cuando éste abrió la puerta en la parada tal y como había dicho que iba a hacer, el hombre aprovechó para extender su brazo violentamente hacia afuera con el codo doblado y asestarle un golpe al conductor, mientras salía rápido por la puerta delantera. El conductor se resupo del golpe (que no le causó herida) y bajó de inmediato a por su atacante a la vereda, sin darse cuenta que el autobús quedaba en punto muerto en una calzada ligeramente inclinada, lo que hizo que, ante el estupor de la muchedumbre que viajaba en el auto, éste se empezase a mover y cruzase con el semáforo en rojo un cruce de vías de varios carriles. Al grito de “¡parálo, parálo!” “¡¡Detengan el auto!!” y demás exclamaciones típicas de película, no sé en qué punto, me levanté y me senté en el asiento del chófer tratando de detener el autobús. Con eso de que tenía un brazo enyesado hice poco. Fue todo muy deprisa así que no tengo idea de en qué acabó la trifulca. Sé que mi novia no había visto algo parecido en su vida, que nos estuvimos riendo muchísimo tiempo, y que no me voy a olvidar de esto en mucho tiempo. El chófer se subió en marcha al auto y regresé a mi asiento, sin lamentar males mayores. El otro hombre, aún tuvo tiempo de pasar por un costado del autobús –ahora sí detenido- con gesto amenazante.

Así como te lo cuento. Apretamos bien el botón de la parada y nos bajamos en la que nos correspondía. Historias para no dormir + historias de bondis en buenos aires = Hoy fue el día en el que…


viernes, julio 19, 2013

Intro - Hoy fue el día en el que...

 
Hoy fue el día en el que…[Intro]


Viernes, 29 de junio de 2013
Buenos Aires


…Estrenamos una nueva sección en este blog. Me apetecía hacer algo así desde hace tiempo y aquí está. Quería tener un espacio donde relatar cosas curiosas que a veces me suceden para compartirlas con los demás, y recordarlas con el paso del tiempo sin la profundidad que a veces le doy a los relatos que narro en mi diario. Algunas graciosas, otras sorprendentes, otras repulsivas,… momentos, situaciones, detalles, aventuras que se salen de lo habitual. Puede que pase mucho tiempo sin tener nada guapo que ofrecerle a esta sección, pero podré vivir con ese temor. Sé que muchas veces los capítulos de mi diario de vivencias se hacen muy largos, así que voy a apostar por un formato mucho más conciso y directo. Trataré de que cada entrega no supere las 20 líneas. Basado siempre en hechos reales. Espero que os guste y os entretenga. La realidad supera siempre a la ficción. Pasan cosas increíbles ¿No os parece?

Mañana estrenaré la entrega número 1. Valga esta como introducción. Espero vuestros comentarios. No se me ocurría mejor manera de festejar las más de 100.000 visitas que ha recibido este blog. ¡Un abrazo! 


miércoles, julio 17, 2013

Comentario de la película: "Proyecto X"


Valoración: 6'5



Hora y media de fiesta adolescente. Si hace tiempo que no vas a una te entrarán unas ganas enormes de liarla. Así, sin más.

No sabía a qué me enfrentaba cuando cayó en mis manos “Proyecto X”. Con ese título puede de tratarse de cualquier cosa –pensé. Pero me la describieron enseguida de manera concisa; adolescentes, fiesta, y desmadre. ¡Qué raro que no haya escuchado hablar de ella! No las tenía todas conmigo, pero decidí verla.

Al principio pensé que se trataba de un experimento, cámara en mano, tratando de relatar de la mejor forma posible una fiesta universitaria desde dentro, a pie de campo, pero la alta calidad de la imagen, y el ritmo vertiginoso y bien planificado de la misma imposibilitaban esta opción. No sé si es la típica película juvenil americana, en concepto sí, pero si por algo gusta es por el enfoque que se le da, quizás por la manera de ser rodada, quizás porque no busca nada más que dejar para la posteridad el modus operandi de los teenagers yankees cuando se ven libres de control y se disponen a quemar todos los cartuchos en una sola noche, como si no existiese mañana, probando sus propios límites. Cuando todo vale. Hasta que salga el sol. Sin pedir permiso. Premisas válidas todas ellas.

Dirigida por Nima Nourizadeh, cuenta entre sus peculiaridades con el hecho de que los personajes se llamen igual que los actores que los interpretan, lo que ayudó sin duda a los chicos a meterse en el papel y sentirse aún mucho más cómodos, y es que grabar esta película tuvo que ser bastante divertido, y eso al menos es lo que se trasmite al espectador cuando asiste al espectáculo. Te hace creerte parte de la fiesta, casi como si pudieses participar en ella… y por ganas no será.

Una de las claves era que los protagonistas, Thomas Mann, Jonathan Daniel Brown, Oliver Cooper, Dax Flame, y Nichole Bloom, fuesen casi completos desconocidos, para que todo surgiese con mayor espontaneidad y dotar a la película de mucho mayor realismo, algo que no habría sido posible si llegan a seleccionar actores y actrices que el público ya conoce y de algún modo ya estigmatiza según papeles e interpretaciones anteriores.

Un detalle que me ha sorprendido mucho descubrir y que me parece una grandísima idea, es que el director –habituado por cierto a la realización de videos musicales- permitió en esta, su ópera prima, que los propios protagonistas rodasen cámara en mano todo lo que se les antojase, con la esperanza de que posiblemente éstos captasen algún plano, instante, o situación brillante que no podría ser igualmente rodada si estuviese planeada, o al menos perdería esa sensación de naturalidad tan difícil de conseguir cuando se trata a demás de hacer comedia. No es fácil fingir que te estás divirtiendo. Nada mejor que divertirse. Así que con más de trescientos extras, delimitó una gran zona de fiesta durante cinco semanas, en las que los chicos se dejaron llevar. ¡Así da gusto trabajar!

Y a eso, súmale Alexis Knapp y Kirby Bliss Blanton, dos jóvenes actrices, guapísimas las dos que cualquiera querría tener en su fiesta. Si. Las ves aparecer por la puerta y pasas de fiesta a fiestón. Suele pasar que uno rememora sus años de instituto y sí, en el mío tampoco había chicas así. Cosas que solo pasan en las películas.

Todd Phillips, director de la trilogía de “Resacón en las Vegas”, apadrina esta cinta, y se nota que es de su estilo. Así que el nivel de exigencia en cuanto a la calidad de facturación de la misma no es bajo, ciñéndose a unos parámetros más que dignos a la hora de secuenciar las escenas y delimitar el ritmo de la historia, para mi gusto, muy bien editado. La música también acompaña, y lejos de darte la sensación de que todo transcurrirá según te imaginas, te sucede un poco lo que les pasa a sus protagonistas, pierdes el control llegado cierto punto, y fíjense bien, no está mal hecho. La apuesta por llevarlo todo al extremo máximo, convertir una fiesta común en la madre de todas las fiestas, se hace de tal modo que te lo planteas, que ya es bastante. Hay casi una lectura paternalista al final… advierto que me duró la sensación apenas unos minutos, más bien, te planteas cuando tendrás la suerte de que alguien te invite a algo así, o quizás no te enganchen, y los ajusticies con un “cosa de niñatos” y optes por otro tipo de plan. Sea como sea, hay que vivirlo, quiero decir, si no sales este viernes, al menos, mírate la película.

Las cifras del capital invertido en esta cinta, que he podido recabar en diferentes medios, muestran que esta -aparentemente sencilla- película costó 12 millones de dólares, pero que recaudó cerca de 80 millones de dólares en su puesta de largo, así que creo que la jugada les salió redonda y que al menos económicamente pueden sentirse satisfechos. Y es que a veces, una simple idea, bien adornada y bien tratada puede ser más que suficiente para entretener y divertir a los espectadores, hacerlos pasar un rato agradable, sin mayores pretensiones, porque en muchas ocasiones eso es precisamente lo que buscamos cuando decidimos dedicarle un par de horas a una película; pasar un buen rato. Esta película, de algún modo, creo que lo consigue.



Sinopsis en castellano:

viernes, julio 12, 2013

Comentario de la película: "El llanero solitario"



Valoración: 7



Puedo prometer y prometo que llevo seis meses viendo este trailer que les muestro a continuación, semana tras semana. No por elección, placer o devoción, sino por una campaña de promoción sin precedentes por parte de la distribuidora Walt Disney Pictures, convirtiéndose probablemente en el trailer que más veces he visto en toda mi vida. Llegó un punto en el que me parecía increíble que aún no hubiesen estrenado la película después de tanto tiempo. Al final piqué y fui a verla. No me cabe duda que hoy por hoy la publicidad tiene un peso determinante en cualquier proyecto cultural, llegando a significar y a copar la mayor parte del presupuesto destinado a una obra. Una gran traba para todos los pequeños, ya saben, para aquellos que no tienen detrás grandes corporaciones que los impulsen. De este modo, sólo llegan a nuestros ojos, oídos y manos, obras auspiciadas por las grandes plataformas empresariales de cine, música y literatura. Una verdadera lástima.



En este caso Hollywood tampoco nos trae nada nuevo. “El llanero solitario” está basado en una serie televisiva del mismo nombre, y ésta a su vez en un guión, escrito éste por Fran Striker allá por 1932, autor entre otros del famoso serial de el “Avispón verde”. Así que si quisiesen podrían empezar a preparar ya la segunda parte de esta película, y las que te rondaré, porque su originario autor, redactó más de cien aventuras sobre su personaje predilecto.

La película tardó en hacerse más de lo previsto, o mejor dicho, el proyecto de ponerse en marcha, porque el coste del mismo superó los 200 millones de dólares. Johnny Deep y Jerry Bruckheimer la producen, y Gore Verbinski la dirige. Todos ellos se redujeron el salario para poder sacarla adelante viendo que los costes se les iban de las manos. Al final el presupuesto se cifró en 255 millones de dólares. Una barbaridad.

La música fue una de las características más destacadas del film –entre muchas otras- y en ese sentido hay que quedarse con un nombre; Hans Zimmer. Su trabajo es, a mis oídos, soberbio. Muy bien tratado y particularizado, grande, atemporal. Es curioso enterarse de que en realidad habían contratado a Jack White para que hiciese la banda sonora, y renunció porque estaba en desacuerdo con la logística.

Me gustan las historias completas, cuando una película te encierra en un cine y te traslada al lugar que ella decide, en el momento histórico que sea, y logra que te olvides de todo. Creo que en eso reside un poco la magia del séptimo arte. Admito que tengo cierta devoción por el western. No quiero relataron batallas de cuando era niño pero es cierto que consumía mucho cine del salvaje oeste. Crecí creyendo que John Wayne era un héroe. Aquella televisión que teníamos en casa apenas tenía tres canales, y en la sobremesa, un poco antes de la invasión de las novelas y los culebrones latinoamericanos, y muchísimo antes de la llegada de los programas del chisme y el cotilleo, uno sí o sí se sentaba a ver las películas de vaqueros, que por cierto se rodaban muchas veces en Almería ¡Cómo iba yo a saberlo! ¡Si lo sé borro de mi mente ese deseo infantil de perderme por el cañón del colorado! Almería queda más cerca y sale más barato.




Como leí las comics de Lucky Lucke y jugaba con muñecos de plástico de indios y vaqueros, cada vez que sale una nueva película sobre el género western siento un especial interés. Así que esta vez no fue menos y asistí con cariño a la sala de cine a ver una adaptación en tierra de lo que sucede en “Piratas del Caribe” sobre el mar, entiéndaseme, tiene acción, está muy bien contada, y tiene muchos momentos cómicos, o más que cómicos simpáticos. Te genera mucha simpatía hacia los personajes que además de bien interpretados están muy bien delimitados.

Vuelven a utilizar, y vuelve a funcionar, el recurrido recurso de la dupla, una pareja de personajes que por causas o azares se ven forzados a colaborar para llegar a un fin. Dos personalidades bien distintas que cooperan a lo largo de los 135 minutos de metraje, necesarios para poder relatar toda una historia amplia como esta sin dejar cabos sueltos. Me quedo con los paisajes, con el atrezzo, con los escenarios, la fotografía y la iluminación. Sí. Está todo bien. Está todo bonito y trabajado. Cuando no hay lugar para la crítica uno sabe que está ante una buena película. Si quieren que ponga peros… quizás el más notorio es que no es muy seria en el tratamiento de la historia, es decir, está pensada para entretener, para pasar un rato agradable, no hay más que eso. En algún momento nos deja un pequeño resquicio para la reflexión acerca de la guerra, del interés privado, del poder del dinero, de la avaricia, etc.

Es verdad. Johnny Deep está muy cómodo en este papel, y la verdad es que demuestra una vez más su enorme talento, esta vez disfrazado de indio, muy cercano a cómo lo veíamos cuando encarnaba a Jack Sparrow. Luego, el papel protagónico recae en Armie Hammer, al que recuerdo haber visto en “J. Edgar Hoover”, haciendo una notable actuación. Por momentos algo me dice que este papel no está hecho para él, que algo chirría, que suena demasiado segundón, pero… lo cierto es que saca adelante la historia, eso sí, sin ese talante capaz de enganchar a los espectadores, que por ejemplo puede tener Deep, más allá del deseo físico que levante entre el sector femenino.

Hablando de mujeres, las dos actrices que aparecen son; Ruth Wilson (sin nada que aportar sobre tu trabajo, ya que podrían haber puesto a cualquiera, sinceramente no tiene trascendencia en el film) y Helena Bonham Carter, que además de ser la primera vez que trabaja con Deep sin la presencia de su marido, el archifamoso director Tim Burton. Me gusta bastante su oscura presencia en las películas. Aquí vuelven a darle un pintoresco papel, que cubre sin alardes.

Poco más que contarles. Película bien escrita, bien rodada, bien protagonizada, y con mucha calidad en todos sus frentes; música, fotografía, escenografía, atrezzo, efectos especiales,… Divertida y entretenida te hará pasar un buen rato.



Sinopsis en castellano:







jueves, julio 11, 2013

Mi diario en Buenos Aires - Capítulo 15 - Larga travesía por el desierto (parte 4 de 4)

15.- Larga travesía por el desierto (parte IV de IV)


Buenos Aires, 28 de junio de 2013


[habrá quien recién llegue por vez primera, habrá quien estaba esperando esta última parte del capítulo 15 de este diario de aventuras por Buenos Aires. Hoy tocamos el tema institucional. Prepárense. Vienen curvas]



...para convalidar tus estudios españoles en argentina, primero tienes que conseguir un turno. Para ello puedes pedirlo por internet. El sistema está tan horrorosamente mal hecho, que la única forma de obtenerlo es accediendo al servidor el día 1 de cada mes a las 00:00 horas, con la consecuente sobrecarga en el sistema que hace que te pases horas a la madrugada frente a la pantalla, intentando que no se caiga el servidor, y luego de repetir tus datos tropecientas veces, tengas la fortuna de que te den una hora y un día, dentro de un mes, a la que sí o sí tendrás que ir, sin posibilidad de cambio. Si ese día a esa hora no estás, perdiste. Suena a yincana ¿Verdad? (aunque no os lo creáis está bien escrito "yincana").


Tampoco se trata de que obtengas tu turno, y ya. Lo suyo es que lleves toda la documentación necesaria, véase: los títulos de bachillerato y educación secundaria del rey de España, con sus respectivos sellos y la apostilla de La Haya. Dudo mucho de que ustedes sepan dónde tienen todos esos papeles…. Yo soy ordenado pero aún así supone un problema conseguir eso, pero claro, eso no es nada. La batalla viene luego. Busca, consigue, y presenta, debidamente sellados, y apostillados en el Ministerio de Educación correspondiente (aunque para ello debas viajar como en el caso de las personas residentes en Vigo, que deben ir a Coruña o a Santiago de Compostela según el trámite que sea) todas las notas de todos los cursos tanto de bachillerato como de la ESO y si por algún motivo, te tocó cambio de plan de estudios, como a buena parte de la gente que ha nacido en las cuatro últimas décadas en mi país, entonces, tráete también las notas de la EGB, que las vas a necesitar. Eso conlleva que tengas que ir a los pertinentes centros educativos en tu país ¿Dije “que tengas”? Perdón, que tengan que ir, si, otras personas, es decir, que mandes al recadero/a de turno a que te haga todas las gestiones de un lado para otro. Un verdadero infierno. 


Luego llega la hora de la verdad delante de la funcionaria. Por ahora van dos careos. Pierdo 0-2. No he conseguido nada, bueno, sí, que se enroque en su postura de “que no te escucho cucurucho” tan típica de personas que recién han abandonado el habito de caminar a cuatro patas, para decirte algo tan sofisticado como: “yo no inventé la norma”. Cuando le haces ver que tus notas de religión de 1992 no deberían tener la menor relevancia, cuando has presentado un título oficial con todos los honores sellado incluso por el monarca de la patria, y ella insiste en que por favor, no trates de ridiculez lo que te está pidiendo, entonces piensas que realmente no tiene sentido seguir hablando con una persona que vive en la más absoluta tiniebla del conocimiento, y no, tú nunca has sido un iluminado y nadie te ha pedido que enciendas la luz, así que, dejémosla que siga pisando rayas blancas atemorizada de que los negros huecos que las separan son abismos infernales que separan las dos orillas de un paso de cebra. Así que atravesé la puerta de salida rumbo al espacio exterior, volviendo al planeta tierra luego de atravesar el espacio tiempo y haber retrocedido a principios del siglo XX, salvo por un detalle. El funcionario de la puerta ni se inmutó cuando salí porque estaba muy distraído viendo las fotos de una jovencita que podría ser su hija, enseñando todo lo que tenía moreno por el sol, en su perfil de facebook. Antes había impedido el paso a una pareja; él podía pasar a hacer las gestiones, y su compañera no, tenía que esperar fuera del edificio. El compañero del funcionario se sorprendió de este hecho y le hizo un gesto de complicidad a su colega, que le demostró que él mandaba. La chica se quedó en la calle con cara de pocos amigos y el funcionario sintió que su puesto de responsabilidad era todo lo que podía desear. Así sí. Ya que no haces nada, ya que no aportas nada, por lo menos que puedas molestar a los demás a gusto y te puedas sentir por un momento el puto amo. 


Venga, que no se diga que protesto o me quejo que aquí está mal visto. Yo soy poco de quejarme en mi país, prefiero ejercer labor constructiva que destructiva, a pesar de que en nuestro país sea tan recurrido el quejío, pero aquí no, aquí está mal visto, y mucho peor que lo haga uno de fuera. Siempre pueden apelar al tan manido “andate a la concha de tu madre”. Espero de veras que en lo que resta del año, tarde o temprano, consiga formalizar ese asunto para así poder recibir mi título, sino va a ser una situación muy lamentable. 


Y así están las cosas. Ha sido hace unos días mi cumpleaños y quiero agradecer todos los mensajes que me han mandado. He visto fotos y algún video de la despedida de soltero de mi amigo Loisbrik en España a la que por desgracia no pude ir, y ahora será la boda por todo lo alto. Uno siente que se pierde muchas cosas, pero no queda otra. Aquí celebré una pequeña cena. Muchas bajas. Tengo buenas amistades acá, pero no deja de ser gente que no lleva conmigo ni dos años en el mejor de los casos. Últimamente, en estos cuatro meses que llevamos desde que terminó el verano argentino, el número de planes ha disminuido. Yo he estado complicado, y le he puesto menos tiempo y energía a las relaciones sociales, y los demás lo mismo. Me he volcado mucho en mi relación con Laura (os hablaré de ella más adelante), y en mis cosas, quizás más introspectivo el asunto. Además, no he parado de moverme por la ciudad, conociendo más sitios y mejorando mis condiciones de vida aquí. En la escuela, el vaivén de horarios, de altas y bajas, de gente con materias adeudadas, etc. Hace que sea muy complicado mantener un grupo. Veo de vez en cuando a mis amigos, pero es cierto que estoy en un momento mucho más personal que antes. Como cantaba David Torrens en Cuba… “ni de aquí ni de allá”.


Recibir un mensaje, por pequeño que sea, de mis amistades de siempre felicitándome el cumpleaños tiene un efecto enorme en mí, me contenta mucho y me emociona. Lo cierto es que vienen cargados de morriña y sentimentalismo, pero es bonito, muy bonito. Si además, una persona que apenas conoces te envía como regalo un libro desde el otro lado del océano, pues te sientes muy afortunado. Luego vino la familia de mi chica y me trató como uno más, y ella me llenó de dulces y de afecto, y por supuesto, me dejé querer. Llevo esa sensación tan mía de soledad, de inconformismo y de muñeco inacabado lo mejor que puedo. Eduardo Manostijeras, Pinocho, el Hombre de Hojalata, y tantos otros superhéroes de cómic por ejemplo… a todos les faltaba algo, todos tenían sus puntos débiles. Siempre me fascinó eso. Me recuerda que todos tenemos nuestras carencias, nuestras fallas, y que tenemos que no vivir obsesionados por lo que falta y sí satisfechos por aquello de lo que sí disponemos. Me gusta el ejemplo de los personajes famosos de la infancia, porque me parece muy visual, es más, hice una canción sobre ello aquí en Argentina llamada “Polis y Cacos”.


¿De qué serán las próximas canciones? ¿Cuándo podré volver a tocar? ¿Qué sucederá en lo que resta de año? ¿Dónde estaré el año que viene? ¿Qué haré?


Se pone interesante.


martes, julio 09, 2013

Mi diario en Buenos Aires - Capítulo 15 - Larga travesía por el desierto (parte 3 de 4)

15.- Larga travesía por el desierto.(parte III de IV)


Buenos Aires, 28 de junio de 2013


[aquí continúa el capítulo 15. si estás muy despistado/a te comento que en la columna de la derecha en la etiqueta personal, tienes todos los capítulos de este diario desde tiempos inmemoriales. no cuentes nada. es secreto]


El hombre del brazo de yeso


La verdad es que me han respetado las lesiones… por suerte. A veces te pasa que nunca te pasa nada y de pronto te vienen todas seguidas. ¡C’est la vie! La cuestión es que en estos últimos meses de caos tuve algunos problemas; primero en un oído, luego con los dientes, algún resfriado, y la última, y esta la que ha logrado frenarme en seco; rotura del escafoides de la muñeca de mi mano izquierda. Ya está, no hace falta decir más nada. Sí o sí hay que escayolar, o enyesar, o como te guste denominar al acto de poner un yeso alrededor de mi brazo para que una vez seco, quede cubierto como si de una pared se tratase, en un lamentable intento por parecerme a la roca de los cuatro fantásticos.


La verdad es que no dolía mucho. Lo cierto es que no se sabe bien cuándo ocurrió porque tuve dos caídas separadas por un mes en el tiempo. En ninguna apoyé con la muñeca. Fue mucho más “accidental” y menos doloroso que eso. En verdad doblé o estiré (no lo sé con certeza) mucho la muñeca en sendos malos movimientos al tirarme de la moto para evitar dos choques. Por suerte nunca choqué y no tuvo ninguna consecuencia mis caídas, salvo esa, que tampoco es poco, no por el dolor que ya digo que apenas me molestaba, sino por el incordio que está suponiendo vivir solo en un país que no es el tuyo sin una mano, y más teniendo en cuenta que soy músico y que sin una mano no puedo tocar la guitarra.


En el hospital Pirovano (¡Maldito seas!) no vieron nada. Me hicieron unas placas bastante mal hechas mientras la doctora hablaba por teléfono móvil con su hija, y me felicitaron por no romperme nada. No me dieron nada, no me vendaron, y me mandaron para casa. Yo sabía que no estaba bien y terminé por vendarme yo, aunque de poco sirvió. Luego vino la segunda caída y entonces sí fui a otro lugar, en este caso un hospital privado, el hospital italiano de Buenos Aires, donde me quedé sorprendidísimo al ver el nivel de excelencia que tienen sus instalaciones. El día y la noche lo privado y lo público. Una lástima. Descorazonador. Allí me hicieron más y mejores pruebas y comprobaron la rotura. Debía parar, y no lo hice. Pedí algo de tiempo, un receso poco recomendable de dos semanas. Terminar algunos exámenes, repasar cosas de la facultad, dar un par de conciertos interesantes que tenía programados, y mentalizarme de que me esperaba una larga travesía por el desierto hasta poder volver a hacer mi vida normal.


Volví a hacerme las pruebas pertinentes, pasé por otro especialista que corroboró todo, y visité un par de hospitales más; El Hospital Fernández, en el que el primer día me mandaron para casa sin prestarme atención instándome a pedir un turno al día siguiente, y al día siguiente y luego de más de dos horas, diciéndome que si quería un turno de traumatología fuese los lunes a las cuatro-cinco de la mañana, horas antes de que abriese el hospital para hacer fila en la calle porque apenas había turnos. De esa manera podría conseguir un turno para algún día. Descubrí un nuevo servicio telefónico de turnos en hospitales públicos de capital federal, y luego de un cuarto de hora de conversación me cerraron un turno para un mes más tarde. Días de idas y venidas, de contactos, llamadas, pruebas, etc. Y terminé en el Hospital Vélez-Sarfield, donde finalmente me enyesaron todo el brazo, lo que ha impedido que en el mes de junio haya podido hacer prácticamente nada: vestirse es un problema y un suplicio, la mayor parte de las prendas no entran en este inmenso yeso, ni por el tamaño ni por la orientación del mismo; comer es complicado porque solo puedo usar una mano; olvidémonos de conducir y también de tocar un instrumento, me cuesta incluso tocar la armónica, y doy lástima cuando me ven practicar piano con la mano derecha, uso el pedal para mantener algunos sonidos… ¡Ay pena, penita, pena!

¡All you need is love, my friend! Que todos los males del mundo sean este. Aprovecho para ir mucho al cine (sé que todo este año he dejado de subir las crónicas de las películas que veo a este blog, pero intentaré retomarlo), leo, escribo algo más, disfruto del cariño de mi gente, y dejo que me cuiden, además, tengo mucho más tiempo para planificar cosas, idear planes de futuro, y trazar proyectos que me interesan. Estoy con unas ganas contenidas de hacer cosas tremendas, así que imagino que cuando me libere recuperaré la sonrisa. No es que esté triste, pero me siento muy impedido, muy inservible. A veces creo que voy a estallar, súper ansioso por hacer cosas y sintiendo que no puedo, no sólo por la mano, también tiene que ver con algo más amplio, más existencial, con la sensación de que el proceso para cumplir mis sueños es largo y tedioso y debo armarme de una paciencia de la que nunca he hecho gala. Luego me dicen que soy constante, ¡No te jode! Quizás ni se imaginan las energías que me consumen por dentro y que deseo liberar pudiendo desarrollarme con mis cosas. Me reencuentro con ese niño que quiere jugar, que imagina miles de historias, de aventuras, de batallas, y que lo tienen preso en una mesa frente a un triste pescado, inmóvil y sin gracia, que el niño debe comer si quiere poder disfrutar de su libertad. Yo me siento igual pero por culpa de cosas mucho más mundanas aún, más tristes y más insípidas, como el dinero, o la falta de medios, eso sí, que eso no sirva de excusa.


Este tiempo lesionado, que no sé por cuánto se extenderá, espero sirva para otras muchas cosas, y no lo recuerde como un tiempo perdido. Noto que está minando mi moral, que me consume de a poco, y que me tiene muy harto, pero ojalá sea un acicate, un impulso para lo que vendrá luego, sea lo que sea. 


Será inevitable frenar un poco en la carrera. Llevaba un ritmo de crucero. En año y medio conseguí muchísimos avances, y ahora también estaba aprendiendo bastante, pero ahora he tenido que posponer muchas de mis clases. Sigo con algunas, las teóricas, y hago lo que puedo en lo demás, a veces escuchar, a veces nada porque es imposible. Haré un par de exámenes, e intentaré aprobar algunas cursadas. Veremos qué pasa. A mediados de julio terminan las clases. Yo me habré perdido de algunas, mes y medio. A mediados de agosto arranca un nuevo semestre. Antes sabré en qué situación me he quedado. También qué pasa con la mano. Tengo una revisión a mediados de julio. Está por ver lo que me cuentan los médicos. Según unas cosas y otras, decidiré en qué me matriculo para lo que resta de año. Se preveía como uno de los momentos más tensos y complejos, y no me siento psicológica, ni físicamente preparado para más intensidad de la que ya traía, así que habrá que ver. La idea es que entre esta convocatoria de exámenes (en la que apenas podré participar) y la de diciembre, pueda solventar todas las cursadas y todos los finales pendientes de 4º curso. Con eso obtendría ya el título medio de músico profesional en la escuela de música de Buenos Aires. Un paso. Es posible que además, ya inicie asignaturas y cursadas de 5º curso, nuevas materias, más conocimientos. Aún no sé si seguiré el año próximo y si apuntaré hacia terminar toda la carrera de música, es algo que estoy sopesando. Hay muchos factores que me influyen y la verdad, no es una decisión sencilla. Me tiene loco eso. Doy tumbos. Me apetecería ponerme de inmediato con mi 3er disco, pero no depende sólo de mis ganas. Lo veo muy complicado. A veces hay que armarse de paciencia y saber esperar el momento. Tener la mesura necesaria para ver crecer la semilla. Cada día vivimos más acelerados y tenemos más ganas de que todo sea ya, ahora, aquí mismo. De veras que cultivo mi autocontrol, sino me la pasaría todo el día montando cosas. Al fin y al cabo aún no he cumplido dos años acá, y siempre me quejo de que mis proyectos no duran demasiado, así que tal vez prolongue un poco más mi estadía aquí. Si lo hago, eso sí, será para aprovecharlo al máximo y volver luego a casa con garantías de poder arrancar una nueva etapa musical con fuerza, formar algo sólido, mínimamente estable, y bien cimentado. Creo que hay materia prima suficiente. 


Y aunque el motivo de mi aventura nunca fue obtener un título universitario, lo cierto es que ahora que empiezo a estar cerca, he de completar una de las dos gestiones que desde un primer momento eran imprescindibles para mí, y que por increíble que parezca aún no tengo; la convalidación de mis estudios aquí. La verdad es que no debería ser una gestión compleja pero…



[en los próximos días rendiremos detallada cuenta de lo que sucede con esa gestión... es para no perdérselo. que no te pase a ti, que no le pase al resto]

jueves, julio 04, 2013

Mi diario en Buenos Aires - Capítulo 15 - Larga travesía por el desierto (parte 2 de 4)

15.- Larga travesía por el desierto (parte II de IV)


Buenos Aires, 28 de junio de 2013



[continuación del capítulo 15. Escenas de acción.]


¿Qué queréis que os diga? No me gusta ser portador de malas noticias. Aborrezco esa sensación de telediario, de noticiero. A veces a uno se le atraganta la comida, y si, el día que me acostumbre a escuchar ciertas barbaridades que me golpeen. Hace bien facebook en sólo permitir “me gusta”, comentarios positivos. Leí que Mark Zuckerberg (creador de la famosa red social), comentaba que no querían abrir la posibilidad a un “no me gusta” porque se convertiría en un sitio lleno de malas vibraciones, de críticas, de desánimo, de mal rollo vaya, y creo que tiene su sentido.


A menudo te cuentan de robos, de atracos, de la inseguridad con la que se vive en este país, pero cuando le sucede a alguien que quieres… Le pasó a Tommy Leone las pasadas navidades y le ha pasado recientemente a mi querida familia Rives, como mi segunda familia. Cuando me enteré se me cayó el alma al suelo. Es horrible. Unos tipos te agarran por la calle, te apuntan con pistolas, te obligan a meterlos en tu casa, y asistes inmóvil a ver cómo se llevan tus cosas, esas que con tanto esfuerzo has ido comprando con el paso de los años. Pero eso no es lo peor, lo peor seguramente es ver cómo amenazan a tu mujer, cómo te mueres de miedo, cómo te sientes indefenso, desprotegido. Uno no puede ponerse en situación, porque seguramente es de esas cosas que hay que vivir para saber cómo son, y qué decir tiene que no le deseo eso a nadie. Sí espero que se haga justicia. Que los culpables paguen sin miramientos, que sirva de correctivo, para ellos, y para los que se lo planteen, sea cual sea el motivo o la consideración. Penas disuasorias, fuertes, con la autoridad que da la ley. Si quieres una sociedad mejor, el ejercicio de la justicia es uno de sus pilares básicos. Perder el pc es más que eso, es en algunos casos, perder el trabajo de toda una vida. Hay que tener cuidado con eso y tener copias de todo, porque si no… allá van los recuerdos de tantas vivencias y mucho más claro. La pérdida económica, el susto en el cuerpo, la sensación de que todo es posible, de que nunca tendrás nada a salvo ni seguro. Y las aseguradoras hacen el negocio del miedo. ¿Y la policía? La policía nunca apareció. Lo siento muchísimo por mis amigos. Algo terrible. Aún no puedo hacerme a la idea. Hay algo que me preocupa enormemente… cuando los demás saben que algo así ha sucedido no se alarman, no se asustan, no les afecta igual que a mí por ejemplo, y sé por qué, porque lo ven posible, es algo cotidiano, no es la primera vez que pasa y no será la última. Lo que me jode de este país es que da la sensación de que nadie da un golpe sobre la mesa. ¿Qué digo? El mío en eso tampoco es pionero que digamos… Pues nada. Así estamos. Las esperanzas, sueños, ilusiones, y trabajo de una familia robados impunemente. Rabia, ira, desesperación. Espero que el destino tenga algo maravilloso reservado para mis amigos, lo merecen. Mucho ánimo y mucha fuerza.


Dicho esto… no ocurrió lo mismo conmigo. Sólo unos días más tarde…

Estrené ese casillero de “robos” que nadie quiere cubrir nunca, claro. Ya no puedo decir que no me hayan robado nada en esta ciudad. Eso que es algo que por suerte no me había sucedido nunca a lo largo de mi vida, pasó, aunque yo no estaba presente cuando me birlaron los espejos retrovisores de la moto. El valor del par no llega a los 100 pesos. Al cambio es como si os digo que valen 5€ cada uno. El tema no es eso, el quiz radica en lo mal que deben estar las cosas para que alguien haga algo así, la poca fiabilidad que puedes tener en las calles, el clima de inseguridad que se crea, etc. El gobierno lo niega todo, creando un discurso gubernamental absolutamente hueco, y formando una legión de seguidores sordos y ciegos, amamantados por un grupo de gobierno que los tienen completamente manipulados y sumisos. En fin… hablé con un par de policías. No es posible seguir el rastro de los espejos porque no tienen un código. No merece la pena presentar denuncia. Serán vendidos en segunda mano por nada, porque no valen apenas nada. Lo hacen posiblemente chavales por fastidiar, sin más. A veces se los quedan ellos por no comprar unos. Esto lo que hace, es lo que siempre comento de que merece la pena salirse de la legalidad, de la vía lógica de ética y respeto a la que uno debería estar acostumbrado. Aquí se cumple pocas veces la ley porque los órganos encargados de que esto suceda, están desprovistos de medios, de responsabilidad, y encima cobran poco y mal. Muchas veces, como creo que comentábamos antes, están incluso comprados, vendidos al lado oscuro. 


Me entró cierta rabia y sed de justicia, que no venganza. Uno, con un simple detalle como este, se da cuenta de que es lamentable cuando asumes la normalidad de hechos y conductas así, y pasas a dejarte llevar por lo que entiendes como irreparable. Sólo queda revertir la situación, hacer lo posible por cambiar las cosas. Ser inflexible y usar todos los mecanismos posibles para hacer cumplir la ley. Que no te ganen la partida.


Dejemos de lado esos temas y hablemos de otra cosa. Llevo unas semanas muy ensimismado con todo lo relativo a mi próximo proyecto discográfico. No, no ha habido ninguna novedad sustancial, sólo es que uno piensa en su futuro, y ahí, inevitablemente me encuentro con mis ganas, enormes, de poder sacar a la luz lo que sería mi tercera obra. Un proyecto que no consiste sólo en grabar un disco, que va mucho más allá, y al que cada semana que pasa voy incorporando nuevas ideas, nuevas actividades, más diseños, etc. No tengo ni idea de cuándo podré llevarlo a cabo, sé que tendré que esperar a reunir el capital que necesito para hacerlo, como los anteriores, de forma independiente y autónoma, y no quiero ponerme a ello hasta tener las garantías suficientes de que será algo sólido, que no se venga abajo en un par de meses o se diluya a las primeras de cambio, y que pasa sí o sí por la creación de un equipo de trabajo que esté a mi lado y colabore conjuntamente conmigo. Solo, no se puede.


Mientras espero a que eso sucede, sigo promocionándome y estudiando aquí. Eso me mantiene activo. Noto que no dejo de dar pasos hacia la meta, y eso es positivo. Luego entramos en el tema de la velocidad, de si es un largo camino, de si conseguiré terminarlo o no, de si merece la pena tanto esfuerzo, etc. A veces freno mi ímpetu de añadir más actividades o particularidades al trabajo porque cuanto más haga, más aumenta el precio, y el tiempo de realización, y la verdad es que quiero poder estar vivo para disfrutarlo.


Por lo demás, -y en esto tenía razón mi madre, quizás sin querer tenerla o sin pretender que yo sacase la siguiente conclusión-; poco ha cambiado mi vida musical aquí en argentina con respecto de lo que venía haciendo. Uno sigue tocando donde buenamente puede, o le dejan, sigue subiéndose a los escenarios acompañado por los amigos que se quieren sumar y a los que les apetece contribuir aún sabiendo que eso no les dará de comer y que posiblemente les llevará un tiempo que podrían dedicar a muchas otras cosas, y aún así lo hacen, y uno, claro, no puede parar de agradecer –hasta el límite y más allá- el hecho de que le hagan sentir tan importante a veces, y quiere responder a esas expectativas, o corresponder, que sería más exacto, incluso diría devolver el favor, en forma de reconocimiento, como diciendo: “mira, aquí tienes el escenario, las canciones, todo… eres parte de esto, lo comparto contigo ¿te gusta la música? Pues haz música conmigo.” Y lo demás, es lo que hago –mejor o peor- desde hace casi tres lustros; buscar locales donde poder tocar, enviar mails, pasar notas informativas a los medios, actualizar las páginas y redes sociales con las canciones, los discos, los conciertos, etc. Y si, te lleva horas y horas, porque uno crea melodías, le da muchas vueltas, le busca otras salidas, otras sonoridades, etc. Y luego trata de escribir buenas letras, y las ensaya, y las vuelve a ensayar con los músicos, y crea bases de datos, en una especie de trabajo de oficina desde la habitación de casa, a veces muy motivado, como si todo fuese a salir bien y fuese a arrasar en cada escenario; a veces hundido y triste, sin ganas de darle al botón “enviar” pensando en que si no hace nada, tampoco va a ocurrir nada, y eso no es malo, porque lo que le duele es el rechazo, el fracaso, el llegar a un sitio y que no haya nadie, y que toque mal, y que se equivoque, y que le suene feo, y que uno le de la espalda, el otro se ponga a hablar, y uno comente que lo que hace es una mierda y le insulte como si tuviese derecho y razón para hacerlo.


Y uno sigue, con el paso del tiempo, creyendo y creando. Y siente que quizás no pase más nada, o sí, pero que la única receta que conoce es la del trabajo, la de la ley del esfuerzo, y que si él no se mueve nadie se va a mover por él, así que continúa, día tras día, pasándolo mal muchas veces, con los típicos traumas de artista pseudo depresivo. Y como no tiene a quien llorarle, porque los suyos están hartos o no entienden, pues lo chifla en su blog personal, por si alguien le hace de confidente leyendo estas líneas, yo que sé. La conclusión a la que llego es que hago las cosas como las siento, amo esta profesión y trato de desarrollarme en ella poniendo lo mejor de mí. No sé a dónde me llevará eso, ni si lograré grandes resultados, sé que lo que he hecho hasta ahora es resultado de todo lo que he vivido, aprendido, y para qué negarlo de las circunstancias también, así que en general no puedo quejarme, porque por lo menos, por lo menos, no me arrepiento de los pasos que he dado ni me retraigo de lo que he escrito o grabado. Que sí, que siempre corregirías cosas, que terminas un disco y ya quieres mejorarlo, pero que me hago responsable de mi devenir, es decir, que si estoy donde estoy es en la mayor parte de los casos por responsabilidad mía. Si quiero otra cosa, tendré que intentar otras cosas. Creo saber cómo puedo mejorar lo que tengo, y cómo puedo lograr mis objetivos. Habrá que tener paciencia, y no desanimarse, y para eso necesitaré a mi gente, mis amistades, mi novia, y mi madre. Tener eso de cara, siempre allana el terreno. Espero mantener esas energías que me caracterizan para seguir ofreciendo mis canciones día sí día también y que vosotros lo veáis. Miro con ilusión el futuro. Tengo ganas de vivir, aunque a veces me pueda el miedo a no ser capaz de cumplir mis propósitos. ¿Os pasa algo parecido? ¿Cumplís años y sentís cierta “presión”?



[aquí no termina. este capítulo tiene más partes. seguiremos adelante en los próximos días. no cambien de canal. gracias]