domingo, diciembre 30, 2012

Fotografías del concierto en el Polonia Teatro de Buenos Aires - 21.12.12 - por Alarido Producciones




Concierto Polonia Teatro Buenos Aires
- 21 de diciembre de 2012 -
por Alarido Producciones













Este trabajo ha sido realizado por Alarido Producciones.
Página oficial de facebook:


Concierto de Samuel Leví y Los Niños Perdidos
Polonia Teatro - Barrio Palermo - Buenos Aires (Argentina)
Viernes, 21 de diciembre de 2012


Formación:
Samuel Leví - Voz principal, guitarra española, armónica.
Martín "Rock" Angulo - Guitarra acústica, coros, técnico de sonido.
Patito Alvarez - Guitarra solista
Yamil Gulman - Guitarra eléctrica
Cristian Torres - Coros
Facu Torella - Saxo


Invitados:
Pato Leda - Guitarra acústica y voz.
Lucía Muniagurria - Cantante.
Nico Mastellone - Guitarra eléctrica.

martes, diciembre 18, 2012

Mi diario en Buenos Aires - Capítulo 11 - Calma chicha (parte 2/2)

11.- Calma chicha   (parte II de II)


Buenos Aires, 16 de diciembre de 2012



De adolescente mis amigos/as siempre me decían que cuando las cosas fuesen bien les llevase conmigo. Y si, los/as quiero conmigo. Ojalá pueda reclutar a un buen puñado de amigos/as para trabajar juntos. Eso es algo maravilloso que la música permite y quizás otras profesiones no tanto; puedes hacer partícipes a tus amistades. A veces me siento un poco descuidado con los amigos, como si sintiese que no estoy encima de ellos todo lo que debiera. Siempre pasé mucho tiempo con mis amistades. Solía llamar a todos después de clase. Conocía de sobra dónde vivían y llamaba al timbre para preguntar si estaban y visitarles. El típico amigo que aparece por sorpresa, vaya. En ese sentido mi madre siempre me acusó de “perder demasiado tiempo con los amigos”. Pero ellos han sido la familia que de algún modo me faltó. Nunca busqué ser el líder, el más popular ni nada por el estilo, posiblemente sólo compañía, afecto. Esa carencia creo que sé de dónde viene… Organizaba conciertos, reuniones, fiestas, encuentros,… trataba de hacer planes para que estuviésemos todos juntos. No podía tener sólo una pandilla. Siempre tenía que estar con todos. Recuerdo una época en la que me sentía agobiado porque sabía demasiados “secretos” de demasiada gente, y claro, temía decir algo que no debía en un momento inoportuno, o confesar algo de forma imprudente. Sentía que los demás confiaban en mí, y ganarme su respeto, y su valoración me llenaba porque de alguna forma consideraba que estaba siendo bueno con los demás, y de ese modo, la vida me recompensaría de alguna manera. 


Aún me sigo sintiendo un poco mal por no poder dedicarles el tiempo que creo que merecen. Me encantaría poder hablar de seguido con todos, demostrarles más que me preocupo por ellos, que estoy a su lado, que pueden contar conmigo… pero luego me doy cuenta que por mucho esfuerzo que haga es imposible. Mis amigos saben bien donde estoy, y qué significan para mí. Las cosas se demuestran con hechos más que con palabras, y la vida continúa, conoces gente nueva cada día, creas nuevas relaciones, etc. Ya no es como cuando éramos más pequeños que tus amigos vivían todos en tu ciudad, y no era necesario ni llamarlos porque te los cruzabas en la calle, en el instituto, o en el bar al que todos solíais ir. Ahora no. Ahora aprecias ese día en el que por suerte podéis encontraros tres o cuatro en un mismo sitio, haciendo hueco en la respectiva agenda de cada uno, para poneros un poco al día. Siendo sinceros… hace 16 meses que no veo a ningún amigo, es más, en todo este tiempo, sólo he visto a un colega que casualmente estaba dando la vuelta al mundo, y por eso me lo crucé. Eso marca. No sé aún de qué modo. Imagino que me daré cuenta con el tiempo. Me sirve también como ejemplo de que una vivencia como esta, te desarrolla mucho en el plano personal, ya que te expone a situaciones a las que no estás habituado, te enfrentas a verte solo, a no saber bien cómo actuar, porque la gente que te rodea no te conoce, ni tú a ellos, y tienen maneras de ver las cosas distintas a las tuyas, no sólo a nivel cultural, sino en la propia idiosincrasia de la sociedad, porque por mucho que puedas intentar emparentar la sociedad española con la argentina, y aún teniendo ciertos puntos de contacto, luego cada una tiene su propia naturaleza. 


Ahora me resultaría raro volver. Me sentiría como si me encerrasen una tarde en una habitación vacía. Me explico. Aquí siento que estoy haciendo algo, que cada día doy un pequeño paso, y encima, me da la impresión de que en cualquier momento puede abrirse una puerta. Seguramente no suceda nada, pero es lo que tienen las ciudades grandes, te hacen creer que sí. Todo es nuevo para mí. No paro de tomar apuntes, notas, referencias. Eso luego irá de un modo u otro en mi próximo álbum. En mi ciudad llamé a todas las puertas, hice todo cuanto se me ocurrió, quemé todas las naves. Quiero volver para hacer un nuevo trabajo, emprender una nueva aventura, y creo que no es el momento aún. No está el panorama nada alentador, a pesar de que este tampoco sea el mejor lugar para esconderse de una crisis, porque… ¡Ya me contarás!, pero creo que uno se da cuenta de esas cosas, sabe cuándo es el momento. Volverme sería sentirme atrapado. Disfruté mucho de cada cosa que hice en Vigo en mi última etapa allí, y tengo ganas de reencontrarme con mi gente y mi ciudad, pero siento que aún no he sacado todo lo que puedo obtener de esta inmensa ciudad de Buenos Aires


El verano argentino se presenta diametralmente opuesto al anterior. Enero y febrero de ’12 fueron un poco peñazo, para qué negarlo. Encerrado en mi habitación, sin planes, sin apenas amigos, y sin conciertos, viendo la ciudad casi vacía, muerto de calor,… pero ¡No me pillan en otra! La experiencia es un grado, y este año será diferente. Por fin ¡Viene mi madre! La verdad es que todos sabemos cómo son las madres por naturaleza; pesadas. Muy pero que muy pesadas. Pero tu madre es tu madre, y yo echo ya de menos a la mía. Pasaremos casi dos meses juntos. Espero que podamos recorrer parte de este inmenso y precioso país, y aprovechar para conocer sitios fantásticos. Es una lástima que habiendo venido a vivir a Argentina no conozca nada más que Buenos Aires y algunas zonas de la provincia, y es que los propios porteños me dicen que lo mejor y más bonito está fuera de capital. 


No quiero adelantar acontecimientos, no vaya a ser que luego no se realicen, pero de entrada iré un par de semanas a Mar de Plata, costa argentina. Fiesta. Hemos formado un grupo de ocho personas, todos músicos, chicos y chicas, y queremos asaltar la costa. Tocar por el día donde sea y como sea, y amenizar las noches en terrazas, restaurantes y pubs, con canciones de todos nosotros, versiones y demás. Alguna vez habré soñado con algo así. Ni os imagináis lo emocionados que estamos con la idea. Es lo que más me puede apetecer en este momento. 


También es posible, que salgan algunas fechas de conciertos, que colabore con otros artistas, etc. Estoy abierto a todo cuanto pueda suceder. Serán dos meses lúdicos, dos meses de refrescarse, de sanación. Me apetece incluso hacer el gamberro, que ya me he portado bastante bien últimamente. La reunión con mi presidenta particular, Doña Rosa, servirá para que ambos nos aconsejemos y nos contemos las ideas de futuro, ella recién jubilada y con todo el tiempo del mundo para emprender nuevos retos, y yo en medio de un viaje hacia ni se sabe, y que sólo terminará cuando la salud no acompañe.
¡Hasta la próxima!



PD.- Os dejo un interesante y didáctico video que creo que ilustra bien la idea de este capítulo. Se titula: “¿Te atreves a soñar?”



lunes, diciembre 17, 2012

Cartel concierto Polonia Teatro [Buenos Aires] 21/12/12 - Samuel Leví y Los Niños Perdidos



Samuel Leví y Los Niños Perdidos 
+ artistas invitados


Viernes, 21 de diciembre de 2012
Polonia teatro (Fitz Roy, 1477 - Palermo - Buenos Aires)
a partir de las 22:00h

Música y fiesta. Momento de compartir con amigos/as. Inicio del verano. Final de los exámenes. ¿Dia del juicio final? Canciones que el tiempo trae a estos días, canciones que siempre están, canciones que van llegando,... Sorpresas. Despedidas.

Todos los que quieran participar subiéndose al escenario a compartir con nosotros, que nos avisen. Están invitados. Iremos avisando de quienes participan.

Aforo limitado

Precios:
Entrada simple 20$
Entrada + cd promo 25$
Entrada + cd oficial 30$

* Para conseguir las entradas anticipadas, podéis poneros en contacto con nosotros a través del muro de este evento.


¡¡Gracias por ayudarnos a difundir este evento compartiéndolo con vuestros amigos/as!!



Premio nacional del Instituto de la Juventud ‘09

+ información:
www.myspace.com/samuelevi
www.samuellevi.blogspot.com
www.youtube.com/samuellevicantautor
www.samuellevi.bandcamp.com
www.creatudisco.com/creador/samuellevi
www.herzio.fm/band/samuelleviylosninosperdidospaginaoficial
Twitter: @samuellevisoyyo
tuenti: Samuel Levi

Facebook: Samuel Leví y Los Niños Perdidos
www.facebook.com/samuellevimusica

Aplicacción para Iphone, Ipad, Android

https://itunes.apple.com/app/samuel-levi-y-los-ninos-perdidos/id566437973?mt=8

https://play.google.com/store/apps/details?id=com.adianteventures.adianteapps.samuel_levi_y_los_ninos_perdidos

domingo, diciembre 16, 2012

Mi diario en Buenos Aires - Capítulo 11 - Calma chicha (parte 1 de 2)

11.- Calma chicha   (parte I de II)


Buenos Aires, 16 de diciembre de 2012


Dicen que después de la tormenta, llega la calma. Así es. He pasado unos meses en los que no encontré el momento para escribir, y tampoco tuve ganas. Necesitaba tiempo. Me encerré en el estudio casi sin darme cuenta. Ese es mi cable a tierra aquí. Venir a vivir a Buenos Aires te da múltiples opciones. Sigo pensando que es una gran aventura, y me sigo sintiendo un afortunado, un poco incauto quizás, y no sé si valiente como me dicen algunas amistades, pero sí o sí un tanto inconsciente, porque… cuando aún me preguntan cómo se dio esto de venirme acá, sigo pensando la de casualidades que se dieron cita para que finalmente esté donde estoy, y cómo una decisión que de primeras parece nimia, puede llegar a convertirse en fundamental en tu vida. 



Uno busca motivos que lo aten a un plan, a un sitio, a un objetivo, y en el fondo pienso que en realidad no deberíamos preocuparnos tanto por la meta y sí mucho más por el camino, por disfrutar cada instante, preocuparnos menos por preparar una buena respuesta, y hacernos más preguntas. Creo que la gracia, la sal de la vida, está en descubrir, en aprender, en experimentar, en conocer,… de pequeños jugamos, todo gira en torno al juego, el juego hace que compitamos, que nos demos a conocer, que superemos nuestros límites, que nos divirtamos, que exploremos,… de mayores perdemos un poco eso.


Aquí está tocando la guitarra Pato Romero. La chica es Lucía Muniagurría, amiga con la que paso mucho tiempo. El que menos se ve, soy yo.

Estoy aprendiendo. Principalmente música, mucha música. Quizás no hay un objetivo claro ni determinado. Estudio piano, aunque quizás no llegue a ser nunca un gran pianista. Estudio canto, estudio armónica –y me maravillo de la cantidad de sonidos que se le pueden sacar a algo tan pequeño y aparentemente/falsamente básico-, estudio guitarra, lenguaje musical, armonía, etc. Toco en un ensamble en el que preparamos canciones de estilos musicales que me son ajenos, y con los que no disfruto demasiado, pero con los que aprendo. Toco con mis amigos, con “los niños perdidos”, colaboro con amigas decorando sus canciones, escucho mucha música, tomo referencias, etc. Y todo ello, me está haciendo desarrollarme como artista, y me siento bien. A eso le ponen nombre, planes de estudio, calificaciones, tareas, ejercicios prácticos, etc. Pero lo que realmente me importa es que cada día la cocina está más llena de instrumentos e ingredientes, y que luego soy yo quien me hago el plato que me apetece, y quien quiera está invitado a probarlo y a degustarlo conmigo en un concierto, o en su casa, su coche, su oficina… es parte de la magia de la música; lo invade todo. Siempre he hecho lo mismo, sólo que ahora tengo más posibilidades. Cuando no tengo nada, cuando me cuestiono qué estoy haciendo, paro un segundo y pienso que estoy aprendiendo lo que me gusta, y eso lo compensa todo.


Llevo mal las rupturas, es cierto. Soy de no dar mi palabra si no tengo claro que voy a cumplir con algo. Lo normal es que no puedas contar conmigo, que no esté en la lista, que no confirme presencia, que no forme parte. Pero si me comprometo, lo hago de verdad. Si algo me gusta, me gusta en serio, me gusta de veras. Vivo la vida con mucha pasión, con entusiasmo. A veces me da la sensación de que estoy siempre al límite, como si no existiese mañana. No sé de dónde me viene eso, pero me gusta que sea así. A veces me juega malas pasadas mi impronta, ser tan acelerado para según qué cosas, las ansias de que cada día pase algo diferente, la impaciencia, que se entremezcla extrañamente con mi capacidad de ser constante en aquellas cosas en las que creo. Y, aunque voy y vengo, aunque no paro quieto mucho rato, cuando he estado con alguien de verdad, cuando me he responsabilizado –que ha sido muy pocas veces- lo he pasado fatal en el momento de la ruptura, seguramente porque con esas pocas personas, -hoy evitaré decir su nombre- nunca quise terminar.


Luego pasa el tiempo y lo ves todo en frío, y tratas de hacer un análisis más objetivo, pero ya no tiene gracia ninguna. La gracia estaba en el instante en el que aquello te parecía el centro del universo, en el que creías que todo giraba en torno a la otra persona, y en el que te desesperabas en tu habitación rememorando sus palabras, sus gestos, releyendo los mensajes, viendo fotos, y preguntándote cómo pudo estropearse todo, porque para mayor incidencia, he tenido la mala fortuna de que en mis relaciones, no me he portado mal, que es algo que quieras o no, siempre te pone las cosas más fáciles. Me explico: si sabes que has estado mal, que te has equivocado, que no has estado a la altura, si conoces tus errores, puedes en el futuro no volver a caer en ellos. Si tú mismo asumes que has fallado, la próxima vez le pondrás más ganas para hacer las cosas bien. Pero… ¿Y si no tiene nada que ver contigo? ¿Puede realmente no tener nada que ver contigo? Pero… si una relación es cosa de dos ¿Cómo no va a tener que ver contigo? Y entras en la espiral de nuevo, de preguntarte quién tiene la culpa, qué estuvo mal, cual fue el error… y es insano, y no lleva a nada, porque suele ser más simple de lo que uno cree, y porque muchas veces la respuesta está del otro lado, no en ti. Si es que somos mucho de mirarnos a nosotros mismos, y no nos damos cuenta de qué tenemos a nuestro lado. Así que tuve una ilusión y la perdí. Terminó.


Para encontrar el equilibrio volví a mi centro aquí; el estudio. En eso he estado todos estos meses. Cada vez el nivel es mayor, cada vez empleo más horas en ello. En una semana sabré cómo son los resultados finales. Llevo 16 meses en Buenos Aires. Vine por un año, pero ya véis, la cosa se ha ido alargando, y es que siento que en una escuela como la EMBA es mucho lo que puedo aprovechar y mejorar. Tengo muy buenos profesores y una relación muy buena con ellos. Hay un método de trabajo y estudio muy interesante y muchos medios a mi disposición, y es algo que me quedará para siempre. Desde luego se lo recomiendo a todas aquellas personas que les guste la música y quieran aprender. Me aplico largas jornadas, desde nueve o diez de la mañana hasta las siete, ocho, o incluso nueve de la tarde. Es cierto que en la escuela tengo gran parte de mis amistades argentinas, y que cada día más se va consolidando mi amistad con unos y con otras, así que hay tiempo para relajarse, pero siempre en un ambiente que creo que es muy conveniente para lo que quiero hacer en un futuro.


De mi vida aquí no he tocado casi nada. Siento que apenas ha habido cambios sustanciales. Sigo viviendo en el Magandhi Hostel (por raro que parezca), y sigo viendo cómo van y vienen huéspedes. Algún amigo/a me ha ido quedando de su paso por aquí, pero en este tiempo se puede contar con los dedos de las manos quien se ha mantenido viviendo aquí de forma permanente desde que yo llegué; pocos, muy pocos. Su buena ubicación ayuda a que no me haya movido. Eso, y que no quiero gastar más en hospedaje yéndome a otro sitio más caro. Mejor malo conocido…


He trabajado durante cerca de 9 meses como encargado/recepcionista los domingos, en extensas jornadas de 14 horas, a veces relajadas (dejándome tiempo para hacer mis labores musicales en internet), a veces estresantes y agotadoras, teniendo que multiplicarme por varios, y estando en varios sitios al mismo tiempo. No se puede hacer, pero puedes lograr que parezca que sí. A mí personalmente me sube la tensión cuando me veo obligado a ello. Ahora me tomaré los meses de verano argentino y vacaciones, para repensar el asunto, porque os puedo asegurar que lo que cobro es ridículo, tanto, que no tengo ningún amigo argentino que esté dispuesto a reemplazarme en el puesto. Lo hago porque me cae bien el dueño, porque no supone un gran esfuerzo para mí, y porque lo poco que me gano mitiga mis gastos, e incrementa algo mis ahorros, siempre con vistas a poder sacar algún proyecto musical en el futuro con mi propio sello, siendo independiente como lo he sido siempre hasta ahora, a pesar del sobre esfuerzo que conlleva, y lo caro que sale. 

Aquí están algunos de mis mejores amigos, parte de "los niños perdidos" de Argentina. En el saxo; Facu Torella. En la guitarra solista; Patito "pichichi" Alvarez. En los coros; Cristian Torres. Yo le doy con furia a la guitarra española.


Sigo pensando que un chico solo, con apenas una maleta, y una guitarra, difícilmente puede llegar muy lejos. Puede intentarlo, y debe dar lo mejor de sí mismo, pero es muy complejo que consiga que sus canciones lleguen a muchas personas, más aún cuando tienes según qué valores e ideales. En este país vive casi tanta gente como en España, es siete veces más grande, pero un tercio se aglutina en la provincia de Buenos Aires, eso convierte la capital en una olla en ebullición. Hay cientos de propuestas culturales cada día. Las distancias se hacen inmensas en ocasiones, más para alguien que se maneja en medios de transporte públicos, y no sé por qué, pero los días no dan, las horas no alcanzan, y las energías se consumen muy rápido. Voy haciendo algunos conciertos, algunas entrevistas para radios locales, y pasando de mano en mano los discos. Quienes me conocen saben que le pongo todo mi empeño en compartir mi música. Vivir de componer e interpretar tus propias obras musicales es algo al alcance de muy pocos, eso lo supe siempre, pero por eso no me lamento de haber renunciado a tantas cosas, que no salen en los programas musicales de la tele, por poder hacer lo que quiero hacer. Es el peaje que uno ha de pagar. Y no me arrepiento. Y disfruto cada vez que me dan bola, y puedo subirme a un escenario, y cada vez que algún amigo se aprende un tema y lo toca conmigo, y cuando alguien se lleva el disco para su casa y luego te comenta qué sensaciones le produjo. La música es comunicación. Las canciones están llenas de historias, de ideas, de vida. Estos meses he seguido actualizando mis páginas y perfiles en red como siempre, y abierto nuevas vías, nuevos lugares de encuentro para quien quiera acercarse.


No ha habido muchas novedades. En julio y agosto, se había creado un grupo sólido de “niños perdidos” que tocaban conmigo. Hicimos muchos conciertos y presentaciones. Se armó algo lindo con los ensayos, y lo pasamos bien. Luego, en septiembre, bajamos la intensidad, y ya no se retomó. Cada uno se centró en sus cosas y estos meses las actuaciones que salían las hacíamos en petit comité. Es algo que tengo siempre presente. Si quieres hacer un proyecto profesional sólido, hace falta una implicación total, y por desgracia dinero. Nosotros lo pasamos bien, nos llevamos bien, disfrutamos,… pero no tenemos medios. Ya conseguimos mucho cuando durante un mes nos la pasamos tocando cada tres días, pero eso, un mes. Por eso, sigo empeñado, en armar algo grande para mi próximo disco, donde pueda contar con un grupo humano, de músicos y de colaboradores de diferentes disciplinas artísticas, con los que trabajar a diario codo con codo, de forma casi que exclusiva en un proyecto, porque de lo contrario estás limitado. Tú sólo puedes hasta un punto, luego ya no, y es que además no tiene sentido, porque uno es músico, no diseñador, ni fotógrafo, ni comunity manager, ni agente comercial, ni video creador. Y si, en torno a un proyecto grande hay un montón de personas que desempeñan cada uno una función irremplazable. Viajar solo, tocar solo, llega un punto que te consume. Los colaboradores están un día, en un momento, una etapa del proyecto, luego desaparecen. Su implicación es ocasional. Ahora estoy armando algo para hacer en un futuro, en el cual tengamos un equipo de trabajo, cada uno con su función, y que la música, las canciones, se nutran del talento de cada uno. Quienes están del otro lado, saldrán ganando, porque sonará más, sonará mejor, y se verá más lindo. Necesito tiempo, porque necesito dinero, pero es mi objetivo de futuro. 



 [esto va por fascículos, así que en los próximos días la segunda y definitiva parte de este capítulo]