miércoles, octubre 24, 2012

I Club de la Canción en San Nicolás - 24 de octubre de 2012

Tengo la suerte de formar parte de este mejunje.
Imposible aburrirse con algo así.
No es sexo en grupo, pero se le aproxima.
Hemos creado un monstruo.
Da gusto poder compartir con otros compañeros. Noches para el recuerdo.
Cabemos todos. El público gana.




Este miércoles, se viene la primera edición de El Club de la Canción.
Juntamos en el medio del patio a un groso puñado de cantautores que la vienen rompiendo en el circuito emergente, para que nos compartan sus canciones en un lindo formato fogonero.
En San Nicolás 162, pituco barrio de Floresta.


lunes, octubre 08, 2012

Cartel del concierto en Casa Florida (Vicente López - GBA) - 13 Octubre '12




Afiche del concierto de
Samuel Leví y Los Niños Perdidos 
+ La Caótica Jazz
en La Casa Florida (Gral. Jose. M. Paz 1530 - Vicente Lopez)
Sábado 13 de octubre de 2012
A partir de las 20:30h.
Entraga gratuita


viernes, octubre 05, 2012

Mi diario en Buenos Aires - Capítulo 10 - ¡Che, escuchen! Se pudre todo (parte 6 de 6)

10.- ¡Che, escuchen! Se pudre todo (parte VI de VI)



Buenos Aires, 28 de septiembre de 2012



Natalia, siempre Natalia. No sabía que se llamaba así la primera vez que la vi. Mi profesora de canto me preguntó qué me parecía aquella chica que entraba después de mí en clase, y le dije que me parecía muy tierna, una chica dulce y guapa con unos ojos preciosos, y una cara angelical. - Me gusta. - Y tú a ella. ¿Qué vas a hacer? – Conocerla. Esa fue siempre mi única intención... al menos, al principio. 


Pero eso no fue lo único que hicimos. Al principio quería ir de a poco, sabiendo cosas de ella, pero la atracción que sentía era fuerte y ¿Por qué no dejarse llevar? Así que fluyó. La besé y sin darnos cuenta estábamos juntos, así, de primeras, como creo que empiezan las mejores historias, de corazón. Ella se cargó de dudas y de miedos, y yo tuve cierta nataliadependencia avivada por mi situación de soledad aquí, y mis carencias de afecto. Cuanto más la conocía más la quería. Me gustan sus valores, su humanismo, que siempre trate de ayudar a los demás, que busque más allá, su inteligencia, su capacidad para superarse constantemente, sus ideales, su respeto hacia el otro, su mirada crítica, que quiera estar informada, que quiera aprender, que sea inconformista, que valore los detalles, que cuide de su familia y que la respete como lo hace, tanto de sus padres a los que adora como de su hermana pequeña. En estos meses me dejó tomarme muchas libertades, acceder a su intimidad, colarme en su vida y en su familia, saltándome muchos controles, y lo toleró bastante. Cuando dos personas se juntan, y se conocen poco hay que saber limar las aristas, encajar las piezas, ser muy respetuoso.Es algo que lleva tiempo.



Ella no lo sabe, pero me enamoré de la persona que es e hice, sin pensarlo y sin ser consciente de ello, cosas que jamás haría por nadie, tomé actitudes que no me habría planteado si no llega a ser por ella, y consiguió no sólo sacar lo mejor de mí, sino hacerme jodidamente feliz. No necesitaba mucho más. Con sentirla cerca las cosas marchaban. Ella me llevó al extremo, puso dificultades, trabas, exigencias, no aflojaba la mano y creo que en el fondo tenía miedo de lo que sentía, a veces me confesó que le superaba la situación, que todo iba muy deprisa, ¡Con lo que le costaba decir las cosas! Pero confió en mí y creo que no le fallé. Soy el peor para estas cosas, tema parejas y demás, no suelo estar con nadie,… pero sea como sea, con Natalia todo me resulta fácil, natural, espontáneo, no necesito hacer ningún esfuerzo, poner ninguna pose, así que compartí con ella muchas cosas íntimas, muy propias. Creo que nadie se hace a la idea de lo mucho que significa todo esto para mí.


En todo este tiempo hemos ido cada vez a más, a disfrutar más, a compartir más, a sentirnos más compenetrados, más unidos… o eso pensé yo. La veía tan feliz que creía que todo estaba bien. Hace años me dejaron claro que querer a alguien puede no ser suficiente, que hay que sentir algo más para que decidas que esa persona es la persona con la que quieres compartirlo todo. Si la otra persona no se siente enamorada de ti, poco o nada puedes hacer. No te quedan opciones. Busca algo más y no puedes dárselo. Como es una sensación tampoco puede describirse ni definirse bien. Tú no la tienes y punto. Yo quiero lo mejor para ella, y que disfrute mucho, que sea muy feliz. Es libre. Ha de hacer aquello que la llene. Está preciosa cada vez que sonríe.

.

 

Espero que haya conseguido poneros un poco al día. Me ha venido bien escribir todo esto.

No quiero que suene a despedida, pero uno nunca sabe qué va a sucederle y más cuando no tiene apenas nada a lo que agarrarse. Tomamos decisiones a cada instante.

Lo único que me deja dormir un poco más cada noche es saber que he sido consecuente conmigo mismo, que me he sentido a gusto con las cosas que he hecho, con el trato que le he dado a los demás (siempre pueden corregirse cosas), y con la persona que soy. Lamento mucho no haber conseguido obtener mejores resultados en la mayor parte de las cosas que me he propuesto, y no haber cumplido algunos de mis sueños. Muchas veces no ha dependido de mí, porque son cosas de dos. 

 
Espero quede un buen recuerdo.

Un día más, un día menos.


miércoles, octubre 03, 2012

Mi diario en Buenos Aires - Capítulo 10 - ¡Che, escuchen! Se pudre todo (parte 5 de 6)

10.- ¡Che, escuchen! Se pudre todo (parte V de VI)


Buenos Aires, 28 de septiembre de 2012


[penúltima entrega de una serie de seis fragmentos que forman el décimo capítulo de este diario personal. para poder contarlo, antes hubo que vivirlo, lo bueno y lo malo]


Los sitios no son nada sin la gente que los habita. De todos los sitios por los que he pasado, el recuerdo que te queda, más allá de lugares, vistas, y demás, es el de las personas que estaban allí contigo. En este tiempo he conocido bastantes personas, y quería mencionar a algunas que han estado más cercanas a mí en los últimos tiempos:


- Los Rives. Patricia, Dani, Ayelén, Flor… son mi otra familia aquí, y no exagero. Estos meses no he estado apenas nada con ellos. No vienen casi por capital y yo no tengo bendita forma de ir hasta Bernal, donde viven, porque ando siempre ocupado. Les debo mil. Significan mucho para mí, y me han dado mucho cariño.

- Pato Leda. Es uno de nuestros compañeros en la facultad. También vive por zona sur. Tiene un grupo de rock llamado Los Cubas, y es un rocker en potencia. Me gusta la actitud que tiene y el buen rollo que siempre lleva encima. Hemos compartido fechas de conciertos y le he invitado mucho a cantar conmigo. Un gran tipo.

- Patito Alvarez. El pichichi de zona norte. Pato me recuerda a Nico de la Flor, mi pseudo hermano pequeño en España, que tiene su relativo aquí en argentina. Patito es un genio de la guitarra, un adelantado a su edad, una persona que de seguir así y ponerle sólo un poco de ganas, no sólo vivirá de esto sí o sí, sino que destacará allá por dónde vaya. Sus padres le apoyan en todo, y él tiene un talento innato. Lo admiro mucho y es de esas personas que sólo puedes querer. Le estoy muy agradecido por apoyarme siempre. Es uno de “los niños perdidos” y sueño con llevármelo algún día conmigo a España a grabar y girar. 

- Nico Pastelone. Forma parte del elenco de la facultad, de ese grupo de amigos que intentamos consolidar y que lamentablemente no hemos conseguido afianzar. Él siempre está de broma –a veces se pasa- y es una persona afable, que trata bien a los demás, y con el que paso buenos ratos. Ha sido incómodo saber que a él le gustaba mi novia, y eso ha creado a veces momentos medio desagradables, pero siempre hemos hablado las cosas, y la amistad se ha mantenido. Me gustaría haber sentido más apoyo suyo.

- Milagros. Abandonó la escuela para poder dar a luz a su hijo, que por cierto ha nacido hace apenas unos días. Me alegro porque todo haya ido bien para ella. Es increíble las vueltas que ha dado su vida desde que la conocí hace un año. De locos. 

- Martin “Rock” Angulo. Posiblemente una de las personas que más valoro y aprecio. Siempre es sincero conmigo. Es uno de “los niños perdidos” más abnegado y trabajador. Su vida también ha cambiado mucho en este año, y se vino a vivir a la capital, ya que antes estaba en zona sur, viviendo en La Plata. Hemos compartido muchas cosas juntos, y espero y deseo que vengan muchas más. 

- Lucía Muniagurria. Es compañera nuestra en la facultad. Lucía es un caso. En ella confluyen muchas cosas. Es raro de explicar y medio jugado hacerlo públicamente. No penséis raro, nada que ver. Me cae especialmente bien, siento que pasa por un momento muy delicado, y la veo como una persona madura e interesante. Tiene novio, al que además conozco y que me cae bien, y sé que es una chica que gusta entre el sector masculino. Ella y yo nos entendemos bien, aunque aún tengo que conocerla más.


- Lara Garinei. Con lara se da la casualidad de que hemos coincidido en horarios y clases siempre desde que entramos en la escuela. Hemos coincidido tanto, que hemos sacado notas parecidas, suspendido sólo el mismo examen, y para mayor sorpresa, justo vive en la misma ciudad que Natalia; Haedo. Es un encanto de persona. Tiene novio desde hace un mundo y es muy feliz a su lado. La envidio en ese sentido. Al estar muy ocupada entre estudios y trabajo, por desgracia no hemos podido hacer planes en los que ella se sume, pero viviendo en Haedo es posible que coincidamos.

- Lizzy Martínez. Hace bastante que no la veo. Le guardo un cariño especial. Esta joven paraguaya siempre se sale con la suya (o casi siempre). No sé cómo se las arregla pero logra ir saliendo adelante sin apenas ayuda y tiene una mirada que te ilumina. Sólo puedo desearle lo mejor.

- Guido Berhard. Dejó la escuela y desapareció. Nunca respondió a nuestros mensajes y se borró. Puede sonar grave, pero en esta ciudad y en este país ese tipo de actitudes, por lo visto no son raras. Pasó de ser nuestro amigo en la facultad a no volver a saber nada de él. Yo le tenía un aprecio especial. Tenía un don para la música. No sé en qué anda ahora mismo y es otra pérdida que lamento, aunque no quedábamos mucho porque siempre estaba ocupado en otras historias.

- Fernanda y Fabricio. Ellos siguen siendo dos de las personas fundamentales en toda esta historia. Siempre me echan una mano en todo, siempre me dan cariño, siempre participan, siempre me invitan a hacer planes,… los quiero mucho, y los necesito cerca. Fabri, toca el teclado en “los niños perdidos” y nos ha facilitado siempre las cosas mucho. Fer, está ahora ocupada en su nueva aventura empresarial. Son dos de los amigos con los que he compartido más momentos a lo largo de este año. También se nota en ese sentido las edades… tanto ellos, como Martin, Claudia o Dante están bien entrada la treintena, y sus actitudes son bien distintas a las que pueden tener chicos de veinte años. Cada uno aporta lo suyo, claro está.



- Dante Alvarez. Llegó, vio, y venció. Se hizo “niño perdido” de la noche a la mañana, y la conexión fue perfecta. Durante un par de meses estuvimos todas las semanas participando juntos en ensayos, conciertos, y demás vainas. Luego se lesionó, y ahora está más en lo suyo, así que espero poder coincidir pronto con él. Persona noble donde las haya, siempre preocupado en echar una mano, en colaborar, amable, respetuoso,… una de las personas más agradables que me he encontrado.

- Cristian Torres. Está ahí ahí en llevarse la palma como una de las personas con las que más tiempo he compartido. Los dos vivimos situaciones parejas en cuanto a cómo nos sentimos en esta ciudad, y cuál es nuestra situación. Venimos de realidades muy distintas y tenemos gustos diferentes, pero nos entendemos bien, y empatamos bastante bien, así que estamos en constante comunicación. Ya dije antes que es “voz y voto en los niños perdidos”. Una persona muy correcta, muy educada, inteligente, responsable, centrado, y bueno. Me sabe bien tener alguien así como amigo.

- Claudia Damerdjian. La señorita Damerdjian, que ha protagonizado muchas páginas de este diario, ha estado muy poco presente en los últimos meses. Tomó la sabia decisión de irse a vivir lejos de la casa de sus padres por su cuenta. No sé cómo llevará la soledad, ella que siempre adolece de eso, pero por lo que intuyo está más o menos como siempre. Me rio mucho con ella. Es muy graciosa, sin querer hacer gracia, lo que hace que yo me ría más. Una de las personas que más quiero en este país. Es muy buena, y conmigo ha sido muy atenta, muy cariñosa, y le estoy tremendamente agradecido. 


- Ale Müller. Desde que se fue del hostel donde trabajaba en el turno de noche, he tenido la suerte de coincidir algunas veces con él. Hemos hecho algunos planes juntos, pero no muchos. Vive muy lejos de mí, sí, en la misma ciudad, pero las distancias son una putada enorme y más si no tienes vehículo propio. Me gustaría verlo más. Ha sido una de las caras más amables que me he encontrado en este lugar. Alguien con quien me siento realmente a gusto. Uno de mis preferidos, sin lugar a dudas. Sé que podrían pasar montones de años, que si me encuentro con este tipo le daré un abrazo enorme y me lo llevaré a tomar algo. Es un grande.

- Vicky Mayer. Ella no podía faltar aquí. ¿Sabéis que nada ha cambiado? Es increíble. Hace poco me dijo que había tenido una paciencia de santo. Yo creo que no se hace idea… Desde el primer momento aposté por ella. Es buena persona. Se preocupa mucho por los demás, a veces olvidándose de sí misma. Coincido con muchos de sus valores y la forma de ver las cosas. Estamos en sintonía. Mi intención no ha sido otra que ser su amigo, y sé que lo he conseguido, aunque me habría gustado compartir mucho más con ella, pero le cuesta, se enroca y se encierra en sí misma, y yo soy un afortunado porque sé que confía en mí y que me quiere a su manera. 

- Tomy Leone. No sé si es tristeza o rabia. Tomy era mi amigo inseparable. Durante medio año estuvimos uña y carne día sí día también. Luego, se fue. Siempre fue muy colgado, pero una cosa es eso y otra cosa es esto. Esto, es decir, lo que tenemos desde la última vez que escribí es nada. Verlo una vez al mes. No llama, no contesta, no escribe, no aparece, no se une,… seguro que yo no me he enterado de algo. Es lo que quiero creer. Cuando me ha llamado he intentado ir siempre. Cuando le he llamado no ha estado. No he podido contar con él y me ha dolido. Siempre había excusas y pretextos. Se puso a trabajar en una papelería y dejó de coincidir con los de la escuela. Dejó de venir a los conciertos a tocar (posiblemente porque él quiere hacer otro tipo de música; heavy). Nunca vino a los ensayos cuando armamos la banda porque le suponía mucho esfuerzo trasladarse, y no tenía tiempo. Sé que le aprecio, que me importa, y que ha sido una de las mayores decepciones que me he llevado, porque desde que llegué hasta final del año pasado, había sido mi amigo inseparable. A veces voy a jugar al fútbol con él, es lo único que nos queda. ¿El consuelo? Que nunca es tarde, y que mañana es un nuevo día y una nueva oportunidad.

Y eso es todo. Mi vida en el hostel, mis estudios en la facultad de música, el tema económico, el estrés de la gran ciudad, la gente con la que comparto mi vida aquí, las sensaciones que tengo, los trabajos que realizo, mi música, mi barrio,… y he dejado para el final, aquello que más feliz me ha hecho y que más me ha influido, algo especial, diferente, que no me esperaba; conocer a Natalia.




[En unos días, publico el desenlace]

martes, octubre 02, 2012

Mi diario en Buenos Aires - Capítulo 10 - ¡Che, escuchen! Se pudre todo (parte 4 de 6)

10.- ¡Che, escuchen! Se pudre todo (parte IV de VI)


Buenos Aires, 28 de septiembre de 2012



[este artículo es continuación del anterior, y forma parte de un capítulo de mi diario en Buenos Aires, que decidí dividir en seis partes ya que era muy largo para publicarlo todo junto. puedes leer el resto accediendo en la columna de la derecha al esquema cronológico]



¿Qué hago aquí? No, a ver, me explico, no es una pregunta existencialista. Hablo en alto. Me formulo la pregunta que muchos os haréis ¿Qué haces ahí? Pues principalmente estudio música. Sigo en la Escuela de Música de Buenos Aires, y cada día me engancha más. Creo que lo he repetido en múltiples ocasiones, pero lo vuelvo a decir; la escuela está realmente bien. La gente que acude a ella tiene talento –hay de todo claro- pero sea cual sea su nivel inicial, el que se gradúa en esta universidad sale preparado para hacer música en cualquier lugar de forma profesional. Los profesores llevan años y años y años puliendo el sistema de estudios, preocupándose por sacar lo mejor de cada persona que pisa sus aulas, y se nota el cariño que le ponen a lo que hacen. Los medios son de primer nivel y sinceramente, creo que es la típica escuela en la que cualquiera ha soñado estar. He visto pocos sitios en mi vida donde los propios alumnos quieran tener más horas de clase y que todo vaya con más calma, y es que el nivel es alto, lo que ocurre siempre con las enseñanzas artísticas es que es todo cuestión de practicar, y eso es algo que un profesor no puede hacer por ti. Yo vivo allí encerrado. Al principio llegaba a las nueve o las diez y me largaba tres o cuatro horas después. En segundo subí el número de horas que le dedicaba y no me iba antes de las tres o las cuatro de la tarde. Y ahora que he empezado tercero, irme a esa hora me resulta raro, como si fuese demasiado poco, porque son muchas las cosas que uno tiene que estudiar y cambian día a día, así que no hay momento de relajación con la carrera, lo que me obliga a quedarme allí hasta las cinco o las seis de la tarde. Allí tengo todos los programas musicales que pueda necesitar en los ordenadores de cada aula, aulas individuales en las que me concentro mejor, y equipo e instrumentos para hacer sonar las cosas. Y lo más importante; no tengo nada más. Ninguna distracción más. Allí tengo amistades y tengo a Natalia. Hay un kiosco a dos manzanas en donde me como un “panchito” para matar el gusanillo cuando se me antoja, y siempre me llevo un buen puñado de chocolatinas. En eso, sigo siendo como un niño. Ya veis que no pido mucho.


Siempre he sido muy crítico conmigo mismo, y he crecido en un entorno que lo ha sido más, así que me exijo bastante y nunca acabo de estar del todo conforme, aunque tengo la suficiente objetividad como para apreciar si estoy mejorando o no y al ritmo al que lo hago. Tengo claro que cuando se trata de aprender música, y concretamente ciertos instrumentos, los avances no se aprecian de forma instantánea, así que no me fustigo con eso. Sigo teniendo ocho asignaturas, como en primero y en segundo, aunque han ido variando algunas, a medida que las he ido aprobando. En algunas cosas me gustaría profundizar más, sé que voy contrarreloj por la edad que tengo y porque cuesta un dinero, así que no puedo permitirme muchos lujos de tomármelo con calma, pero no es una carrera que uno quiera aprobar pasando por las asignaturas y sacando cincos, si no que más allá de notas y calificaciones, lo que uno busca es interiorizar los conocimientos que va adquiriendo, y dominarlos, que luego te salgan de dentro a la hora de agarrar un instrumento, subirte a un escenario, o leer una partitura. Me quedan seis asignaturas para tener todo 1º, 2º, y 3º terminado, y dos convocatorias de finales; una a finales de diciembre, y otra a principios de marzo, con un suculento verano (invierno en España), de algo más de dos meses para disfrutar de vacaciones y repasar todo lo que se me antoje. Aprobarlo todo sería perfecto. No será fácil pero se va a intentar, por supuesto. Luego podría venir 4º. Ya veremos. Lo que no quiero olvidarme es de disfrutar de lo que hago, de conectarme con mi naturaleza, con mi instinto personal, no olvidarme de que es bueno conocer las normas y es bueno saltárselas cuando lo consideres oportuno. Nadie inventó nunca nada siguiendo las normas. Sepamos cómo funciona y luego hagamos lo que nos pete.


Yo tengo más carga que el resto de compañeros por el hecho de que estudio más asignaturas que las propias de la carrera de guitarra, en la que además de practicar con eléctrica, acústica, o española, recibimos clases de lenguaje musical, armonía, piano complementario, y tenemos un ensamble general, en el que nos juntamos en grupos ya asignados a preparar temas de otros artistas. Por encima de todo eso, yo recibo clase de piano individual, canto individual, y sigo con mi estimado Rubén Gaitán, -en su escuela propia- con la carrera de armónica. Estos meses, por motivos obvios estoy avanzando más rápido con el piano. Tengo dos profesores increíbles; Oscar Camarotta, y Abel Patrone. Ambos son buenísimos, y me siento un afortunado de poder aprender con ellos. Ahí sigo, masticando el libro de 1º y 2º página a página, ejercicio a ejercicio, canción a canción. Luego estoy con Samanta Schor en canto, donde también voy notando una evolución, y cada día puedo hacer más cosas que me gustan. Se amplía el espectro de posibilidades, vaya. En guitarra me alegra seguir con el mismo profesor que tenía hace un año; Juan Bidegaray, al que aprecio especialmente porque me sabe llevar. Sabe que yo venía de otro tipo de enseñanza musical, que no tocaba guitarra eléctrica, y que las funciones que desarrollaba con la guitarra española eran muy concretas y determinadas, y él va con toda la calma necesaria mostrándome otras cosas, y haciendo que evolucione y que entienda bien qué estoy haciendo y cómo, algo que le agradezco muchísimo.


Ensamble es la asignatura preferida por la mayor parte de las personas que esperan que llegue el momento de poder hacer canciones y disfrutar cantándolas y tocándolas. Yo tuve suerte de que me seleccionasen para esa asignatura, porque no escogen a todos, sino a los que mejores notas hayan obtenido en segundo, y yo tengo aún, un examen final pendiente de audioperceptiva (único examen que suspendí y que en su día me dejó bastante tocado). Aún así me seleccionaron y lo agradecí mucho, aunque luego me llevé una decepción importante. Mis compañeros –más pequeños que yo- fueron cada uno por su lado, y la elección de temas fue –en mi opinión- terrible. Mal pensada, mal organizada, incoherente,… Yo me sentí desde el primer momento muy incomunicado y fuera de onda, a pesar de que uno de mis mejores amigos aquí, -Cristian Torres- (que hace voces en “los niños perdidos”, está en el mismo grupo que yo. Aún así y con todo, ni siquiera Cristian y yo remamos en la misma dirección así que me quedé fuera de juego por completo. Tanto es así que de todas las votaciones que se hicieron de temas, mis propuestas no recibieron ni un solo voto, llegué a encontrarme con un 5 a 1 en contra, llegué a ver cómo el profesor eliminaba buena parte de mis propuestas, y la última fue que ni siquiera pude llegar a votar porque ya una mayoría se había puesto de acuerdo. Estas cosas me hacen pensar que yo en Gran Hermano no tendría mucho futuro, pese a lo que algunos penséis.


Pasó por mi cabeza dejar la asignatura para más adelante pero no quiero tentar a la suerte de que me suceda lo mismo, y me encuentre con una situación semejante, así que prefiero hacer el ridículo cuanto antes. De todos modos, tengo bastantes opciones de no poder superar la prueba y que sea todo un descalabro. En cuanto a género musical estoy en las antípodas de lo que se toca, en cuanto a las canciones las detesto y cuanto más las tocamos más desagradables me resultan, y en cuanto a lo que aprendo, me da la impresión de que la asignatura me hace peor de lo que ya soy, me devuelve al punto cero, anula por completo mi capacidad como instrumentista. Los propios compañeros me dijeron que estaba desconocido en ese grupo, que ellos que me conocen, se sorprenden cómo puede oscurecerme tanto la situación, y por eso, aprovechando que habían creado un grupo de facebook, aproveché para escribir una carta comentándoles con total sinceridad qué opinaba. Contestaron dos (Cristian no), y dijeron que me entendían y que les parecía interesante algunas de las cosas que había comentado. Pensé que las cosas cambiarían, pero nada de eso. Ahora para probar hasta dónde llega mi tolerancia, el profesor busca que yo tenga un protagonismo que no quiero, tratando de que trabaje de forma intensa sobre un tema, y haciendo algo para lo que no estoy preparado, no he hecho nunca, y ocupando en ello el tiempo del que no dispongo, o robándoselo a otras asignaturas, sin darse cuenta, o mejor dicho, sin querer tener en cuenta, que; ni me gusta, ni me interesa, ni me satisface, ni tiene nada que ver conmigo, ni tan siquiera me importa lo más mínimo. No me duele verme incapaz de hacerlo, me duele saber que no quiero ni empezar a intentarlo, porque voy a emplear un tiempo y un esfuerzo exquisito en algo que no me interesa y de lo que no voy a sacar nada productivo para mí. Habrá quien me diga que de todo se aprende, y sí, claro, pero uno estudiará botánica cuando le apetezca o le interese. Aquí empezaría el arduo debate sobre si tenemos que hacer lo que queremos y lo que nos llena, o hay que hacer cosas que no nos gustan porque “así es la vida”. Yo creo que la vida es una, es tuya, y que sin dejar de ser abiertos de mente y dispuestos a explorar lo desconocido, uno fundamentalmente tiene que hacer con su vida lo que le apetezca, porque cuando te des cuenta, se acaba. Así que dejémoslo en que estoy teniendo una paciencia de caballo, y creo que un comportamiento bastante educado. Otra cosa es que encima me insistan en que me alegre o en que me sienta bien, lo que me demuestra que no me escuchan y que no me respetan.


Es una lástima pero me cuesta encontrar cosas que me motiven y me gusten. Siempre me ha pasado; con la música, en el fútbol, con las actividades extraescolares cuando era más pequeño, con la comida, con la ropa, y con las chicas. Cuando algo me emociona soy el más sensible, pero habitualmente hay pocas cosas que consigan hacer mover la máquina, y por desgracia, en la mayor parte de los casos, los demás las consideran nimias o cuanto menos raras. Sé que me aprecian porque no hago daño a nadie, no voy de sobrado, ni soy pretencioso, ni humillo a los demás, ni les juzgo, creo que trato de ser dialogante y respetuoso, pero es cierto que soy muy mío, y que a veces me falta más diplomacia. Cuando he querido a alguien, la he querido de verdad, he hecho todo lo posible por demostrárselo, y he tratado de dar lo mejor de mí mismo. He sido fiel a mis ideas a pesar de que no obtuviese los resultados deseados. Si eres mi amigo, sabes que puedes confiar en mí. Si eres mi pareja sabes que no te voy a dejar tirada, ni sola, y que no te voy a despreciar. Por desgracia, tengo la sensación de que los buenos nunca ganan.



[dentro de unos días, la continuación...]

lunes, octubre 01, 2012

Mi diario en Buenos Aires - Capítulo 10 - ¡Che, escuchen! Se pudre todo (parte 3 de 6)

10.- ¡Che, escuchen! Se pudre todo (parte III de VI)



Buenos Aires, 28 de septiembre de 2012


[Esta es la continuación de el post anterior. Aún quedan más partes por subir. Lo haré en los próximos días]



Agosto fue un mes bastante intenso para mí. Quizás el más intenso y activo de toda mi experiencia bonaerense. Di un concierto cada tres día, un total de siete, me presenté a varios exámenes finales de la carrera, trabajé en el hostel, empecé el nuevo curso, y esto y lo otro. Un mes muy cargado que coincidía con el plazo inicial, que me había puesto cuando pisé este país, para volver a casa. Estar un año, aprender todo lo posible, vivir la experiencia al máximo y volver. Las cosas que pasaron este mes me hicieron pensar que podía crear algo interesante. Se consolidó un grupo de cinco-seis personas con las que nos reuníamos a ensayar semanalmente, “los niños perdidos” tomaban cuerpo y forma y dar tantas fechas juntos nos unió mucho y nos hizo disfrutar de algo que a todos nos encantaba. Las canciones se pusieron a tono, pillaron color y aroma, y las ofrecimos noche tras noche con todo detalle a quien vino a escucharnos. Me sentí de nuevo en el tren musical, con esa sensación de ir cambiando el paisaje de a poco, noche a noche, de sentirte a gusto. Luego sucedió lo que sucede siempre, que la gente tiene otras cosas que hacer, otras prioridades, y vivir de esto, sacar beneficios, y conseguir mantener ese ritmo es muy complejo, y claro, un mes al máximo, y el siguiente a cero. Lo de siempre. Nada que no sepa a estas alturas. Y que además, cuando no tienes una infraestructura detrás que lo apoye y sustente pasa de ser difícil a ser proeza, porque uno no es una máquina, y a veces da y otras hierra, a veces sale el numerito y otras da ocupado.


Mi semana cuenta con seis días por el tema de mi trabajo dominical en el hostel. Lo cierto es que siempre me ha costado sujetarme a un calendario/horario. Soy terrible para eso. Muy cumplidor pero muy agónico. Es raro que lleve seis meses y no lo mande a la mierda. Todo aquello que me separa de mi naturaleza, de mi música, y de sentirme yo mismo, lo boto rápido, así que en este sentido me parece cuanto menos curioso que por ahora permanezca en este trabajo. Y precisamente hablando de trabajos, me surgió algo que hasta la fecha nunca había querido hacer, y que en esta ocasión decidí probar porque las dos chicas me caen bien, y porque considero que al fin y al cabo es una experiencia más, que no estaba de menos vivir; dar clases de guitarra. Me lo pidieron como algo personal y lo acepté. Me vino a la memoria cuando yo empezaba. En la escuela siempre ayudo a todos cuando puedo, aunque nunca me considero especialmente destacado en los estudios, sí es cierto, que la gente recurre a mí, y dicen que les gusta cómo les explico las cosas, así que, si puedo ayudar, ayudo, claro. Las clases no me quedan precisamente cerca, pero tengo un autobús directo, algo que siempre ayuda. Algo más de dinero musical, que destino íntegramente al ahorro musical… hay cosas que no cambian… Darles clase me parece entretenido, y me gusta aportar algo a otras personas. No estaría mal encontrar más alumnos/as.


Sé cómo están las cosas en España. Sigo las noticias todos los días. Me muero de rabia, de pena, y muchas veces del asco que me dan según qué cosas. Cuando llegué aquí evité hacer comentarios de ningún tipo sobre la política o la economía argentino. Ver y callar. Aprender, conocer, descubrir, informarse, y más tarde opinar. Por ahora sigo sin saber demasiado, pero ya tengo cierta experiencia viviendo aquí, como para darme cuenta que la sensación de inseguridad y de falta de transparencia es total. La inestabilidad, y la percepción de que todo pende de un hilo es enorme. Hay una canción popular que reza “lo atamos con alambre”, recordando que cuando algo va mal, en lugar de cambiar las cosas, mejorarlas, o buscar soluciones, se le pone un alambre, se ata como se pueda, y ¡Hala! ¡A seguir adelante! Y claro, eso tiene sus consecuencias. Los precios han subido tres-cuatro veces en este año. Nunca han bajado. La gente me dice que nunca veré los precios bajar, y eso me parece si cabe más alarmante, porque los sueldos apenas suben. Sube la inflación, se cierran las fronteras, apenas se importa nada, se exporta poco, y el país se mira el ombligo en un incomprensible alegato al amor propio, que no tiene –para mi humilde opinión- un sentido lógico claro, una pataleta, una rabieta, que consiste en decir “yo me lo guiso, yo me lo como”, y no necesito nada de nadie. Y eso puede colar desde fuera, más allá de la puerta de la calle uno no sabe qué se cocina dentro, pero cuando estás aquí, y ves cómo están y cómo funcionan las cosas… perdone usted, pero algunos progresos sí que deberían estar en la lista de “urgencias”. Aquí hay quien vive muy bien, quien vive muy mal, y quien se la pasa quejándose, y haciendo números, mientras ve que en otros sitios se lo montan mucho mejor. Hay muchas cosas de la política que me recuerdan a mi país pero llevados al otro lado del charco, con un toque latinoamericano inconfundible, y con sabor sureño. Un pasado para olvidar, otro pasado promocionado y recordado como “aquellos días de gloria”, un “donde dije digo, digo diego” de los políticos actuales, un “aquí no pasa nada”… hasta que pasa, y la sensación de que todo el mundo tiene una maleta preparada, ganas de largarse “alén de los mares”, y todos los dólares que han logrado comprar o cambiar en el mercado negro, porque otro mercado no tienen, ya que el gobierno ha establecido el manual del buen y honrado argentino y conmigo o contra mí, así son las cosas y así las hacemos nosotros. Yo sólo sé que no se mucho, y casi que prefiero seguir así. Conozco gente muy interesante y me encantan muchas cosas de este país, esa rabia, esa pasión, ese carácter, hay casta, orgullo, valor. Mal hablando; hay huevos pero falta cabeza… a veces, claro, porque la intelectualidad argentina es fina e incisiva, y que nadie se olvide que en este país todos son psicólogos.


Los precios han subido mucho, y eso siempre molesta, claro. Yo sueño siempre con ahorrar para poder llevar a cabo algunos de mis proyectos artísticos, y además porque uno siempre tiene algunas ilusiones que cumplir, a las que por desgracia alguien a puesto precio, y aunque la mayoría no se venden en tiendas, algunas de ellas exigen que al menos tenga la deferencia de pagarle a determinadas personas para que dediquen su tiempo a ayudarme a cumplir mis caprichos vitales, que es lo que ocurre cada vez que uno quiera grabar, fabricar y promocionar un disco, por ejemplo. Ahorro para tantas cosas que mis amigos se mueren de risa, con la amplia lista de cuentas y sobres de ahorro que tengo. Por ahora no estoy ni cerca de poder materializar ninguno, así que habrá que seguir de a poco sin desesperarse soñando con que algún día llega la ocasión, y si no, recordar que lo importante es disfrutar del momento.

 

[Si quieres engancharte a la historia, puedes hacerlo a traves de la pestaña "personales". En el futuro buscaré una forma de acceder directamente a los dos diarios personales que he publicado en este blog; "Las 100 páginas de mi aventura en Cuba" (2005-06), y "Mi diario en Buenos Aires" (2011-12) . Hasta ese momento, podéis valeros de la columna de la derecha, buscando por fechas]