La noticia me toca de cerca. Adoro este lugar. Siempre me han tratado genial allí y el ambiente de intercambio cultural que han creado no tiene comparación a ningún otro sitio que haya conocido en Buenos Aires. Me tomo la noticia como algo personal. No hay derecho. La ciudad se derrumba y la alcaldía se dedica a tomar este tipo de decisiones. Deberíais hacéroslo mirar. Lamentable. Mucha fuerza a todos mis amigos del San Nicolás.
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Mientras un loco con una guitarra le canta a otros cincuenta que disfrutan, en el patio de una antigua casa de Floresta, otros dos tocan el timbre, con caras largas que desentonan. Vienen a inspeccionar de qué se trata tanta alegría.
La conclusión: “café bar”, sin habilitación. “Show de música en vivo”, sin permiso. Se clausura.
Los mismos requerimientos que se exigen para que un bar de Palermo cobre en dólares un plato de fideos con albóndigas y para montar mega recitales en estadios, se reclaman a proyectos autogestionados, de encuentro, cooperativos. El argumento de que “todos deben cumplir los mismos requisitos”, suena bien y permite conciliar el sueño a Macri y sus amigos, mientras opera con un potencial discriminatorio fulminante: si la lógica comercial puede resistirlo, lo resiste. Y si no se sigue una lógica comercial, se los elimina. En el medio, la cultura, transformada en mercancía.
Las opciones: ser rehenes de esa lógica, o resistirla. Nosotros, ya decidimos, la primera vez que abrimos las puertas de este lugar, convencidos de su inclausurable necesidad social, como tantos otros. Del otro lado, no nos van a encontrar. Y por acá, somos cada vez más.
San Nicolás Social y Cultural
Junio 2012
sannicolas.socialycultural@gmail.com
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