Hoy fue el día en el que… [nº 3]
…¡Agárrate como puedas!
Jueves, 22 de agosto de 2013
Línea de autobús nº19
Historias de bondis hay montones y a cada cual más surrealista, pero créetelas porque lo que no suceda en ese mundo tan particular…
El viaje de vuelta a casa había sido bastante común, sin nada que mereciese la pena comentar, salvo por el hecho de que cada poco, un tipo joven, que rondaría la treintena, con unos auriculares de esos ochentosos que ahora parece que se han vuelto a poner de moda -¡Vete tú a saber por qué!- rompía la tranquilidad de la parroquia aullando en alto algún verso de la música que estaba escuchando, y que a juzgar por el volumen al que lo hacía debía estar taladrándole el cerebro. El tipo en cuestión no tenía oído, tenía sólo oreja. Tienes derecho a cantar mal, tienes derecho a gritar, y tienes derecho a escuchar lo que te venga en gana, pero habría que debatir si tienes derecho a darle la paliza al resto de viajeros con tus arrancadas de estrella de rock de andar por casa. ¡Con lo bonito que suena el silencio!
Y aquí pasó como en las buenas películas de acción, cuando parece que nada extraño va a suceder…
Me levanté. Presioné el botón de “llamada” para avisar al conductor de que me quería bajar, éste frenó en seco, y de entre la muchedumbre que ocupaba el pasillo central, salió despedida una señora bien mayor, que no sé cómo, se hizo un hueco (parecía Messi entre los defensores rivales), y se mandó un planchazo que la llevó hasta los pies del chofer. Sonó feo, pero debió sentirse peor. La gente se alarmó con razón. La señora se incorporó con ayuda de otras personas y aturdida mostró una herida bastante pronunciada en su muñeca. Un corte que le estaba haciendo sangrar considerablemente.
Pronto comenzaron los chascarrillos de unos y otros: que por qué no iba sentada la señora, que si estos conductores son una pandilla de kamikazes, que si uno no se agarra bien se la pega, que si el tráfico en buenos aires, que te podía pasar a ti, que si por culpa de esto voy a llegar tarde, etc. El conductor, visiblemente afectado (lo cual ya es bastante), hizo bajar a todo el personal del autocar, lo dejó allí, llamó a un coche policial que pasaba como por arte de magia por el lugar de los hechos, llamaron a una ambulancia, y toda la mecánica correspondiente.
Agárrense si pueden… o mejor, agárrense. A lo que sea, como sea.
Se nota enseguida cuando un extranjero se sube a un autobús en Buenos Aires. Muecas perniciosas de unos y guiños de otros como diciendo “no sabe dónde se mete”. No te confíes, apoyarte no es suficiente, y ojo a lo que te apoyas. Si crees que lo has visto todo, súbete a un bondi.
0 comentarios:
Publicar un comentario