Valoración: 6'5
Hora y media de fiesta adolescente. Si hace tiempo que no vas a una te entrarán unas ganas enormes de liarla. Así, sin más.
No sabía a qué me enfrentaba cuando cayó en mis manos “Proyecto X”. Con ese título puede de tratarse de cualquier cosa –pensé. Pero me la describieron enseguida de manera concisa; adolescentes, fiesta, y desmadre. ¡Qué raro que no haya escuchado hablar de ella! No las tenía todas conmigo, pero decidí verla.
Al principio pensé que se trataba de un experimento, cámara en mano, tratando de relatar de la mejor forma posible una fiesta universitaria desde dentro, a pie de campo, pero la alta calidad de la imagen, y el ritmo vertiginoso y bien planificado de la misma imposibilitaban esta opción. No sé si es la típica película juvenil americana, en concepto sí, pero si por algo gusta es por el enfoque que se le da, quizás por la manera de ser rodada, quizás porque no busca nada más que dejar para la posteridad el modus operandi de los teenagers yankees cuando se ven libres de control y se disponen a quemar todos los cartuchos en una sola noche, como si no existiese mañana, probando sus propios límites. Cuando todo vale. Hasta que salga el sol. Sin pedir permiso. Premisas válidas todas ellas.
Dirigida por Nima Nourizadeh, cuenta entre sus peculiaridades con el hecho de que los personajes se llamen igual que los actores que los interpretan, lo que ayudó sin duda a los chicos a meterse en el papel y sentirse aún mucho más cómodos, y es que grabar esta película tuvo que ser bastante divertido, y eso al menos es lo que se trasmite al espectador cuando asiste al espectáculo. Te hace creerte parte de la fiesta, casi como si pudieses participar en ella… y por ganas no será.
Una de las claves era que los protagonistas, Thomas Mann, Jonathan Daniel Brown, Oliver Cooper, Dax Flame, y Nichole Bloom, fuesen casi completos desconocidos, para que todo surgiese con mayor espontaneidad y dotar a la película de mucho mayor realismo, algo que no habría sido posible si llegan a seleccionar actores y actrices que el público ya conoce y de algún modo ya estigmatiza según papeles e interpretaciones anteriores.
Un detalle que me ha sorprendido mucho descubrir y que me parece una grandísima idea, es que el director –habituado por cierto a la realización de videos musicales- permitió en esta, su ópera prima, que los propios protagonistas rodasen cámara en mano todo lo que se les antojase, con la esperanza de que posiblemente éstos captasen algún plano, instante, o situación brillante que no podría ser igualmente rodada si estuviese planeada, o al menos perdería esa sensación de naturalidad tan difícil de conseguir cuando se trata a demás de hacer comedia. No es fácil fingir que te estás divirtiendo. Nada mejor que divertirse. Así que con más de trescientos extras, delimitó una gran zona de fiesta durante cinco semanas, en las que los chicos se dejaron llevar. ¡Así da gusto trabajar!
Y a eso, súmale Alexis Knapp y Kirby Bliss Blanton, dos jóvenes actrices, guapísimas las dos que cualquiera querría tener en su fiesta. Si. Las ves aparecer por la puerta y pasas de fiesta a fiestón. Suele pasar que uno rememora sus años de instituto y sí, en el mío tampoco había chicas así. Cosas que solo pasan en las películas.
Todd Phillips, director de la trilogía de “Resacón en las Vegas”, apadrina esta cinta, y se nota que es de su estilo. Así que el nivel de exigencia en cuanto a la calidad de facturación de la misma no es bajo, ciñéndose a unos parámetros más que dignos a la hora de secuenciar las escenas y delimitar el ritmo de la historia, para mi gusto, muy bien editado. La música también acompaña, y lejos de darte la sensación de que todo transcurrirá según te imaginas, te sucede un poco lo que les pasa a sus protagonistas, pierdes el control llegado cierto punto, y fíjense bien, no está mal hecho. La apuesta por llevarlo todo al extremo máximo, convertir una fiesta común en la madre de todas las fiestas, se hace de tal modo que te lo planteas, que ya es bastante. Hay casi una lectura paternalista al final… advierto que me duró la sensación apenas unos minutos, más bien, te planteas cuando tendrás la suerte de que alguien te invite a algo así, o quizás no te enganchen, y los ajusticies con un “cosa de niñatos” y optes por otro tipo de plan. Sea como sea, hay que vivirlo, quiero decir, si no sales este viernes, al menos, mírate la película.
Las cifras del capital invertido en esta cinta, que he podido recabar en diferentes medios, muestran que esta -aparentemente sencilla- película costó 12 millones de dólares, pero que recaudó cerca de 80 millones de dólares en su puesta de largo, así que creo que la jugada les salió redonda y que al menos económicamente pueden sentirse satisfechos. Y es que a veces, una simple idea, bien adornada y bien tratada puede ser más que suficiente para entretener y divertir a los espectadores, hacerlos pasar un rato agradable, sin mayores pretensiones, porque en muchas ocasiones eso es precisamente lo que buscamos cuando decidimos dedicarle un par de horas a una película; pasar un buen rato. Esta película, de algún modo, creo que lo consigue.
Sinopsis en castellano:
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