Premio nacional del Instituto de la Juventud ‘09
- Mejor cantautor novel menor de 30 años
Anoche actué en la sala de columnas del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Fue algo especial. Me sentí realmente afortunado. Además de ser un lugar emblemático, me vacié sobre el escenario, y a pesar de que la acústica no era la más adecuada, los técnicos hicieron lo imposible y sonó aceptablemente bien. Había mucha gente, en torno a 300 personas y traté en todo momento de que la gente que no conocía los temas, descubriese las canciones de la mejor forma posible.
Hubo varias cosas que me gustaron especialmente: por un lado la presentación. Jose Miguel López, conductor del programa radiofónico "Discópolis" de la respetada y admirada Radio 3, que fue el encargado de presentar el evento y animar al personal. Con todo lo que sabe este hombre de música tenerlo cerca fue un lujo, toda una institución en el mundo de la música.
Por otra banda, pude disfrutar de la actuación de varios compañeros premiados en otras categorías, y ver la sala de exposiciones con los galardonados en fotografía, diseño, audiovisuales, etc. Los canapés que sirvieron llenaron mi estómago y realmente, la gente en cuanto vio que había bebida y comida gratis se avalanzó sobre las bandejas, y para qué negarlo, nos pusimos ciegos todos. Es la forma más sencilla de llenar este tipo de actos; comida gratis. Es triste pero es cierto. Me lo plantearé para los próximos conciertos.
Por último, seamos sinceros, el hecho de haber recibido el premio nacional como el mejor cantautor novel menor de 30 años del Instituto de la Juventud, es algo que sólo pasa una vez y que me llena de satisfacción, aunque no cambia nada mi forma de trabajar. Espero que me abra ciertas puertas y aprovecharé la oportunidad lo mejor que pueda, pero esto no ha hecho más que empezar.
Como queja, diré que me gustaría que nos hubiesen dado un trofeo, o un diploma, algo pomposo, de eso que le das a tu madre para que ponga en casa y presuma dentro de unos años cuando nadie se acuerde de nada. Siempre queda más fastuoso. Sin trofeo puede que nadie me crea cuando pase cierto tiempo. ¿Cómo lo demuestro si no me lo creo ni yo?
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