Artículo #1
Y aún no hemos hablado de dinero
Bob Dylan no falla. En el título de su nuevo álbum; “Moderm Times” ya nos deja claro que nos encontramos en una nueva etapa, con nuevos y actualizados valores fruto del progreso y la vanguardia. Habrá que tener encaje sin perder empaque como decía Quique González, y saber rehacerse, asumirse los fueros, y adaptarse a los cambios. Eso he pensado hasta ahora. Luego le encontré el doble fondo al cajón; nos dejamos en el camino hasta los modales más básicos, perdimos las formas con las prisas.
El café Express de la mañana, la fast-food del mediodía, y el casual-sex de la tarde, nos están llevando a que no tengamos tiempo ni para un flahsback por la noche, donde poder encontrarnos a nosotros mismos cuando nos miramos al espejo mientras nos cepillamos los dientes, y quizás en el trajín, nos preguntamos qué hacemos llevando esa vida, porqué hacemos el trabajo qué hacemos, y en qué punto se nos fueron de las manos, los sueños, las ilusiones, la esperanza, la alegría, y sobre todo, y esto es más preocupante; las ganas de cambiar algo. Así que a dónde va Vicente…
Al tema. Que hace unos años, cuando uno recibía una llamada telefónica, al menos la atendía con interés. Si recibía una carta, casi se sentía en el compromiso formal de responderla. Cuando alguien se presentaba en unas oficinas para presentar un proyecto, era recibido con amabilidad y disposición, quizás porque la llamada, la carta, y la visita, merecían al menos cierta consideración. Hoy, despachamos la llamada en un “me pillas en un mal momento”, “mejor llámame luego” “mándamelo por escrito” “mejor ven a verme y me lo cuentas”. Las cartas han caído en desuso y en manos privadas gracias a la capitalización de Correos y a las nuevas tecnologías. La mayor parte de los mails o no se leen, o no se responden. Y las visitas por las oficinas casi son un provocación por parte del que la hace, porque siente muchas veces que está haciendo perder el tiempo al que le recibe que suele hacerlo con el clásico “avísame con antelación de que vas venir”, “cuéntame lo que sea en 3 minutos”, o directamente no pasa de la recepción porque para que le reciban a uno hace falta bastante más que personarse en un sitio, ya que previamente habrá que hacer la llamada, mandar la carta, y enviar el mail.
Por tanto, cómo vas a crear, a investigar, a promover y proyectar cambios y actividades culturales, si nadie tiene tiempo para escuchar nada. Dedicado a los que alguna vez han querido presentar una idea y no han encontrado nadie dispuesto a oírla. Y aún, aún no hemos hablado de dinero…
Y aún no hemos hablado de dinero
Bob Dylan no falla. En el título de su nuevo álbum; “Moderm Times” ya nos deja claro que nos encontramos en una nueva etapa, con nuevos y actualizados valores fruto del progreso y la vanguardia. Habrá que tener encaje sin perder empaque como decía Quique González, y saber rehacerse, asumirse los fueros, y adaptarse a los cambios. Eso he pensado hasta ahora. Luego le encontré el doble fondo al cajón; nos dejamos en el camino hasta los modales más básicos, perdimos las formas con las prisas.
El café Express de la mañana, la fast-food del mediodía, y el casual-sex de la tarde, nos están llevando a que no tengamos tiempo ni para un flahsback por la noche, donde poder encontrarnos a nosotros mismos cuando nos miramos al espejo mientras nos cepillamos los dientes, y quizás en el trajín, nos preguntamos qué hacemos llevando esa vida, porqué hacemos el trabajo qué hacemos, y en qué punto se nos fueron de las manos, los sueños, las ilusiones, la esperanza, la alegría, y sobre todo, y esto es más preocupante; las ganas de cambiar algo. Así que a dónde va Vicente…
Al tema. Que hace unos años, cuando uno recibía una llamada telefónica, al menos la atendía con interés. Si recibía una carta, casi se sentía en el compromiso formal de responderla. Cuando alguien se presentaba en unas oficinas para presentar un proyecto, era recibido con amabilidad y disposición, quizás porque la llamada, la carta, y la visita, merecían al menos cierta consideración. Hoy, despachamos la llamada en un “me pillas en un mal momento”, “mejor llámame luego” “mándamelo por escrito” “mejor ven a verme y me lo cuentas”. Las cartas han caído en desuso y en manos privadas gracias a la capitalización de Correos y a las nuevas tecnologías. La mayor parte de los mails o no se leen, o no se responden. Y las visitas por las oficinas casi son un provocación por parte del que la hace, porque siente muchas veces que está haciendo perder el tiempo al que le recibe que suele hacerlo con el clásico “avísame con antelación de que vas venir”, “cuéntame lo que sea en 3 minutos”, o directamente no pasa de la recepción porque para que le reciban a uno hace falta bastante más que personarse en un sitio, ya que previamente habrá que hacer la llamada, mandar la carta, y enviar el mail.
Por tanto, cómo vas a crear, a investigar, a promover y proyectar cambios y actividades culturales, si nadie tiene tiempo para escuchar nada. Dedicado a los que alguna vez han querido presentar una idea y no han encontrado nadie dispuesto a oírla. Y aún, aún no hemos hablado de dinero…
Miércoles, 13 de diciembre de 2006
Samuel Leví
www.samuellevi.blogspot.com
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